Entre los fundamentalistas empecinados en que no hacen falta cambios, y los modernistas que creen que si seguimos igual vamos al abismo, el autor cita la explicación que diera un gobernador del oficialismo, el de Morelos, Graco Ramírez: “El petróleo no debe verse como un dogma, pues no es un tema de religión, sino de economía. Y si a la par este país no tiene una reforma fiscal, vamos a acabar saqueando a Pemex”.
Fue justo después que Cuauhtémoc Cárdenas presentara la idea de reforma del PRD, referida básicamente en quitar cargas fiscales a Pemex y utilizar esos recursos para exploración y producción, con lo cual se podrán crear un millón de empleos.
Bajo el adagio de que en política no hay casualidades, fue notorio que los cinco gobernadores perredistas se ausentaran de la exposición de Cuauhtémoc Cárdenas, a pesar de que ésta significó el inicio de la principal cruzada ideológica de la izquierda doméstica en décadas.
El Jefe de Gobierno del DF, Miguel Mancera, Gabino Cué (Oaxaca), Arturo Núñez (Tabasco) y Ángel Aguirre (Guerrero), se estuvieron preparando para la reunión nacional de gobernadores en Sinaloa; mientras Graco prefirió recibir al Presidente Enrique Peña en Cuernavaca.
Fue evidente que el razonamiento de Graco es compartido por sus colegas, todos los cuales son socios de Enrique Peña en el Pacto por México, empeñado en modificar la Constitución para ampliar la participación de capital privado en el sector petrolero, pero sin privatizar.
“Coincido con la premisa del Presidente de mover a México, pero eso sólo se va a lograr con el consenso y acuerdo de todos los actores políticos que están interesados en que el país prospere, superando las diferencias y caminando con las coincidencias”, indicó el gobernador de Morelos.
Así, Cuauhtémoc quedó ayer en el lado de los dogmáticos, pues los ocho puntos que expuso no fueron, en rigor, una propuesta de reforma energética, sino una propuesta de reforma a Pemex, la Secretaría de Energía y las comisiones de Hidrocarburos y la Reguladora de Energía.
Pero la urgencia de una reforma energética en el país rebasa a Pemex: México tiene el mayor declive —entre cuatro y cinco por ciento— en producción petrolera entre los siete países productores en América Latina y el Caribe y es el único sin tecnología para producir en aguas profundas.
Además, ni siquiera tenemos acceso a gasolina barata, aun siendo una de las 10 potencias petroleras del planeta.
Peor: compramos en el exterior casi la mitad de la que consumimos. Y eso, a pesar de que Pemex es “patrimonio de todos los mexicanos”.
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