El 8 de octubre el Parlamento Europeo votará una propuesta para regular los dispositivos como si fueran productos médicos.
Un cigarrillo electrónico, o “eCig”, o “eCigarrillo” o “Vaporizador Electrónico”, es una alternativa al cigarrillo creada para quienes desean seguir fumando sin inhalar las sustancias nocivas del tabaco. La boquilla del aparato contiene un cartucho lleno de líquido integrado por varias sustancias, entre ellas nicotina en bajas dosis.
Brice Lepoutre, presidente de la Asociacion Independiente de Usuarios de Cigarrillos Electrónicos, está furioso. “Estamos asistiendo al nacimiento de una revolución en la lucha contra el tabaco”, dijo a The Economist. “Manifestaremos en Estrasburgo contra la propuesta antes de la votación”.
Los fumadores son cada vez menos en los países ricos, pero los quienes aspiran cigarillos elect´ronicos son cada día más. En Europa se calcula que hay 7 millones de usuarios de cigarrillos electrónicos, que vaporizan una solución que contiene nicotina sin las toxinas que produce la quema del tabaco.
Las autoridades sanitarias en todo el mundo están tratando de ver cómo limitan esta nueva manera de ingerir nicotina. Los e-cigarrillos se venden como productos de esparcimiento y como tales por estándares de seguridad y calidad donde éstos existen y son implementados Pero dejarlos, como los zapatos y las camas, librados a reglas tan generales pone muy nerviosos a algunos reguladores.
Una enorme cantidad de estudios afirman que son mucho más seguros que los cigarillos normales y tan Buenos como los parches o los chicles para quienes desean dejar de fumar. Pero también están basados en esa adictiva sustancia. Además, producidos por cientos de proveedores que usan materiales provenientes de diversos países, la calidad y etiquetado de los e-cigrrillos que se venden es despareja.
Una de las preocupaciones es que los jóvenes sean inducidos a la dependencia de nicotina que de otro modo evitarían. Otra preocupación es que los fumadores que podrían abandonar ese hábito inconveniente y caro seguirán fumando e-cigarrillos en lugares donde el tabaco está prohibido. Un tercer temor es que esos extraños productos hagan renacer el glamour de fumar luego de años de campañas, aumentos de impuestos y restricciones que lo habían relegado al desván.
Una de las propuestas sugiere endurecer los estándares de fabricación del producto o introducir un conjunto específico de reglas parecidas a las que gobiernan los cosméticos. Pero hay otras consideraciones. Los cigarillos electrónicos compiten con los cigarillos de tabaco y sin embargo no tienen las mismas restricciones ni son pasivos de los mismos impuestos. Compiten también con los productos que se venden para dejar de fumar y sin embargo no necesitan la aprobación previa ni deben fabricarlos según estándares predefinidos. . Si tuvieran que cujmplir con algunas de esas cosas su precio subiría, la variedad se reduciría y la adopción por parte de los consumidores quienes en su gran mayoría son fumadores, se vería muy reducida.
La Organización Mundial de la Salud no los recomienda. La Food and Drug Administration e Estados Unidos propondrá restricciones en octubre. Em 2009 había dicho que los e-cigarrillos eran productos médicos no aprobados, pero un juzgado dijo que debían ser regulador como productos de tabaco.
Para los defensores, el objetivo es no perder la oportunidad de millones de fumadores que cambian totalmente o en parte a una alternativa relativamente benigna.