lunes, 25 de noviembre de 2024

Cae el superávit comercial por el déficit energético

spot_img

La caída del saldo comercial de 2013 respondió casi en su totalidad al derrumbe del balance energético, cuyo déficit más que se duplicó. La industria agravó su déficit a pesar de las trabas a las importaciones.

Para 2014, Ecolatina espera un saldo comercial similar al del año anterior, consecuencia de una leve baja de las exportaciones y de las importaciones, la primera por los menores precios internacionales de los commodities.

 

Señala el informe ISE 956 de la consultora que preside Marco Lavagna que aunque las cantidades crezcan gracias a las condiciones climáticas y a que el gobierno logre estimular la liquidación de la cosecha, probablemente esto no sea suficiente para contrarrestar la caída de los precios.

 

Por su parte, advierte que las importaciones se moderarán, ya sea por los controles sobre las cantidades compradas o por el encarecimiento derivado de la depreciación registrada.

 

Si bien el reciente salto del tipo de cambio oficial mejora transitoriamente la competitividad del exportador, de no aplacarse las expectativas de mayor devaluación, el acopio de los productores agrícolas puede seguir siendo elevado.

 

En caso de que se posterguen las ventas y no haya ingreso de divisas por otros canales (deuda pública o privada, turismo, inversiones externas, etc.), el mercado cambiario se desequilibraría nuevamente, formándose un círculo vicioso y creando aún mayor dependencia de las exportaciones agrícolas.

 

Menos superávit

 

El superávit de balanza comercial cayó 27,3% i.a. en 2013, totalizando US$ 9.024 M. Se trata del menor resultado desde 2001, tanto en términos absolutos como en relación al PBI (2%).

 

La caída del superávit plantea dificultades para este año, ya que las divisas que ingresan al país provienen exclusivamente de la agroindustria. El resultado comercial es clave para relajar la restricción externa que condiciona el crecimiento.

 

La caída del saldo comercial de 2013 respondió casi en su totalidad al derrumbe del balance energético, cuyo déficit más que se duplicó. Por el lado de la industria, el déficit volvió a intensificarse una vez más, a pesar de las trabas a las importaciones.

 

Para 2014 esperamos un saldo comercial similar al de 2013, con una leve baja de las exportaciones, que caerán debido a los menores precios internacionales, y de las importaciones, que se moderarán a causa de los controles y la reciente depreciación.

 

El superávit comercial se deterioró con fuerza en 2013

 

De acuerdo con el informe Intercambio Comercial Argentino (ICA) publicado por el INDEC, el superávit de balanza comercial cayó 27,3% i.a. en 2013, totalizando US$ 9.024 M. De esta manera, el saldo por el intercambio de bienes se ubicó por debajo de los guarismos estimados por el gobierno para el año pasado (US$ 10.000 M).

 

Además, constituyó el menor desde 2001, tanto en términos absolutos como en relación al PBI (2%).

 

La reducción del saldo comercial respondió al incremento de 8,0% i.a. de las importaciones (un total de US$ 74.002 M), que superó el aumento de 2,6% i.a. de las exportaciones (que acumularon US$ 83.026 M). Las compras al exterior aumentaron tanto en precios como en cantidades (+3% i.a. y +5% i.a., respectivamente). En contraste, los precios de las ventas descendieron 1% i.a., mientras que sus cantidades se expandieron 3% i.a.

 

La caída del superávit plantea dificultades para el año que comienza, ya que las divisas que ingresan al país provienen exclusivamente de la agroindustria y se emplean para financiar las compras de energía y de insumos industriales. El resultado comercial es clave para relajar la restricción externa que condiciona el crecimiento del PBI.

 

En este sentido, las perspectivas para el 2014 en el frente externo no parecen alentadoras. Por un lado, las cantidades a exportar son inciertas (ya que la producción agrícola depende del clima), mientras que los precios internacionales se encuentran con presión a la baja debido al aumento de la oferta internacional de cereales y oleaginosas.

 

Por el otro, la liquidación de la cosecha depende del frente cambiario: si el gobierno no logra calmar las expectativas de devaluación, los productores retendrán una mayor proporción del stock a la espera de un tipo de cambio más favorable.

 

En síntesis, es posible que este año el superávit comercial sea similar al del 2013. Esto pondrá mayor presión sobre las reservas, pues el saldo resultante del comercio de bienes no alcanza (como ya sucedió en 2013) a cubrir los pagos de servicios y de obligaciones de financieras tanto públicas como privadas.

El superávit alcanzó su mínimo desde 2001

El saldo de balanza comercial, superavitario desde el año 2000, se ha vuelto crucial para distender la restricción externa que condiciona la expansión de la economía. De hecho, ha constituido uno de los pilares del modelo productivo post Convertibilidad. Pero la proporción del saldo comercial sobre el producto, con un pico de 16,9% en 2002, ha ido cayendo cada vez más hasta llegar a 2,0% de 2013.

El año pasado, el superávit comercial cayó US$ 3.395 M. Pese a que el saldo agroindustrial (PP+MOA) trepó US$ 2.871 M, no alcanzó a contrarrestar la profundización del déficit exhibido por la industria (US$ -1.884 M) y la energía (US$ -4.382 M).

 

La caída del saldo comercial del año pasado respondió casi en su totalidad al derrumbe del balance energético, cuyo déficit más que se duplicó (US$ -2.700 M en 2012 vs. US$ -7.082 en 2013). Por un lado, se obtuvo nuevamente un superávit en el comercio de petróleo crudo, pero el saldo se desplomó 40,1% i.a. Por el otro, el déficit de carburantes, grasas y lubricantes se duplicó y el rojo de gas se agudizó 53,5% i.a.

Por el lado de la industria, el déficit volvió a intensificarse una vez más, aún a pesar de las trabas a las importaciones implementadas a partir de 2012.

 

En detalle, el déficit de máquinas, aparatos y materiales eléctricos fue US$ 1.037 M mayor que el año anterior.

 

Más aún, el resultado negativo de material de transporte terrestre empeoró 20,6% i.a., incluso a pesar de que las exportaciones de automóviles crecieron 4,8% i.a. en 2013. Cabe aclarar que una mayor producción automotriz conlleva mayor importación de autopartes, y que el patentamiento de autos importados se expandió 17,4% i.a.

El déficit industrial sería incluso US$ 900 M superior si quitáramos de este rubro a los biocombustibles, clasificados allí por convención. Esto se debe a que las exportaciones de biodiesel, derivado de cereales, se categorizan como parte de las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) en lugar de clasificarse como Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA).

Desde el punto de vista del agro, el superávit de Productos Primarios (PP) creció 1,6% i.a. (expansión débil si se tiene en cuenta la baja base de comparación) y totalizó US$ 17.768 M en 2013. La suba del saldo de PP estuvo apuntalada casi exclusivamente por semillas y frutos oleaginosos (+33,8% i.a.), grupo integrado en un 90% por soja. Éste, en conjunto con el superávit de los cereales (que cayó 5,6% i.a. en 2013), constituye el grueso del balance de PP.

En el caso de las MOA, el saldo fue positivo en US$ 28.362 M durante 2013 (+10,1% i.a.). Casi dos tercios de esta expansión fueron explicados por un incremento de 14,5% i.a. en el balance de residuos y desperdicios de la industria alimentaria, rubro compuesto en un 89% por pellets y harina de soja. Las grasas y aceites y los productos de molinería (derivados del trigo), en cambio, restaron US$ 431 M.

Una vez más, fue el sector agroindustrial el que aportó los ingresos para que el balance comercial resulte positivo. Por el contrario, las importaciones de combustibles y energía, y en menor medida la industria, explicaron la mayor parte del deterioro del superávit de 2013.

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO