Hermes, por ejemplo, sostiene que no quiere diluir su imagen de marca e comprometer calidad para conseguir ganancias en el corto plazo.
Pero el problema está en cómo mantener la demanda y una gran base de clientes sin presencia digital. Los canales digitales exponen a las marcas con o sin su consentimiento, mediante artículos de prensa, comentarios y fotos que se publican a diario.
Hermés se ha resistido a vender sus marcas centrales online y dice que su página web es simplemente un canal para que los clientes exploren el mundo Hermes. Pero entiende que el medio es útil para llegar a las generaciones jóvenes, no muy afectas a visitas las tiendas físicas. Entiende, también, que la revolución digital brinda muchas posibilidades de creación de marca, siempre que las marcas usen la plataforma digital como trampolín para interactuar y vender.