sábado, 23 de noviembre de 2024

Empresarios y el mito de no dormir

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En el imaginario popular, el emprendedor es una persona que está bien habituada a dormir poco y nada porque las obligaciones de su proyecto así lo demandan. Pero creerse este tipo es lo peor que puede hacer un emprendedor.

En una semana llena de responsabilidades, mails sin contestar, sueldos sin pagar, reuniones sin terminar u organizar es comprensible que el emprendedor se sienta culpable si cede ante la tentación de una siesta, obligado por su propio cansancio. Este mito esta muy extendido entre CEOs, estudiantes pero más aún entre emprendedores. El mito de que está mal descansar una noche entera o hacer una siesta si estamos en el medio de un proyecto o un emprendimiento que demanda más tiempo del que tenemos. ¿Cómo vamos a dormir si todavía hay miles de cosas por hacer? Resulta que sí, que es completamente favorable dormir y que perpetuar el estereotipo del emprendedor non-stop es una mala idea.

 

Cualquiera que haya pasado una noche en vela sabe los efectos que tiene sobre el cuerpo y la mente.   Pero hasta hace poco no se sabía realmente cuáles eran los efectos. De acuerdo a los últimos estudios científicos, la privación del sueño es mucho peor de lo que se creía. Actualmente la comunidad científica sostiene que la falta de sueño está relacionada con problemas de peso, problemas en la memoria, descenso de la perfomance en las tareas de todos los días, depresión y mal humor, incremento del riesgo de cáncer y facilidad para que surjan ciertas proteínas, como la Beta-amiloide, que facilitan la aparición del mal de Alzheimer. A pesar de esto, muchos jóvenes y jóvenes adultos creen que esforzarse de más y perder horas de sueño para ganar productividad es un buen negocio.

 

Hoy el consenso, de la National Sleep Foundation, indica que los recién nacidos necesitan entre 14 y 17 horas de sueño por día, mientras que los adultos mayores de 65 años demandan entre 7 y 8 horas. Sin embargo, la etapa vital más compleja, y que recibió una mayor atención por parte de los profesionales médicos, fue la adolescencia: según la Guía de la NSF, las horas de descanso para los adolescentes de entre 14 y 17 años se ubica entre 8 y 10 horas por noche, un límite más amplio que el que era aconsejado anteriormente, cuando se consideraba saludable al sueño de (en promedio) 9 horas. Según algunos estudios, entre el 15% y el 40% de los argentinos duerme menos de lo necesario.

 

Al que madruga, si no durmió bien, Dios no lo ayuda.

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