El fracaso duele, hiere la autoestima y en los negocios también la billetera. Por eso es difícil reconocerlo ante el mundo y hablar del tema en público. Sin embargo, hay cinco razones por las que compartir la experiencia del fracaso de forma abierta es una manera de fomentar el conocimiento abierto a favor del emprendimiento y el desarrollo económico.
Mejora el conocimiento
Para no fallar hay que saber porque se falla para poder evitar algo o mejorarlo. La mayoría de las empresas fracasa y ya que el tema es un tabú, el conocimiento que surge de esa experiencia no se está sistematizando. Si una empresa fracasa constantemente en el servicio pos venta, lo que le hace perder competitividad frente a otros jugadores del sector, a menos que de alguna manera releve esa deficiencia difícilmente la mejore. Este problema fue lo que impulso la creación del Instituto del Fracaso. Este instituto realizó en 2014 una investigación sobre las empresas mexicana para entender porque fallaban. La investigación relevó que la primera causa son los fondos insuficientes (que afecta al 65% de las empresas), luego la falta de indicadores fiables (48%) y en tercer lugar la falta de procesos de datos (44%). Por detrás llegan la planificación deficiente (44%) y los problemas de ejecución (43%). El conocimiento es poder también en los negocios.
Fomenta el aprendizaje
El fracaso y las ganas de mejorar fomentan una actitud de búsqueda de soluciones pero sobre todo de aprendizaje. Las empresas que fracasan, pero aprenden de esos fracasos, son menos permeables a cometer los mismo errores y además crean resiliencia a posibles fracasos futuros en otras áreas o al enfrentarse a desafíos novedosos. El fracaso es inevitable, pero lamentablemente el aprendizaje no lo es. Una empresa eficiente tiene que estar preparada para entender y manejar los fracasos para minimizar su impacto y maximizar su capacidad de resiliencia a futuros desafíos.
Previene riesgos
La investigación del fracaso en los negocios es una herramienta útil para identificar riesgos y prevenirlos. A cualquier emprendedor le debería interesar conocer las causas comunes de fracaso con el propósito de prevenirlas. Esto vuelve en un problema la idea de que comentar a otros colegas o compañeros de rubro sobre el fracaso personal es contraproducente. Los emprendedores que logren aprender de los errores de otros y de las experiencias pasadas van a estar mejor preparados para prevenir esos mismos problemas en sus propias empresas.
Desarrolla resiliencia
Contar tu fracaso incrementa la resiliencia, es decir, esa capacidad de recuperarte y adaptarte ante los imprevistos. Además, compartir las experiencia del fracaso puede mejorar la resiliencia personal del emprendedor o CEO porque lo más factible es que se tope con experiencias similares y se sienta más seguro al entender que no es el único que falla. La confianza personal del líder permite crear redes de resiliencia entre los empleados lo que evita bajas de productividad o incluso renuncias ante un fracaso.
Produce datos con valor
Una empresa que tenga un registro de todos sus fracasos está mucho mejor preparada para enfrentar futuros desafíos que una empresa que no sólo quiere tener una visión sesgada de sí misma y sólo recuerda sus éxitos. Tener datos sobre los éxitos no es tan útil porque tener éxito es mucho menos común que fracasar. Los datos sobre el fracaso alientan y facilitan la mejora de los planes de negocios o las técnicas de marketing y publicidad entre otros posibles usos.