La sustentabilidad y la RSE reclaman una diferente visión desde la tradicional perspectiva empresarial. Que se dará de dos maneras diferentes, por dos caminos distintos. El tema deberá ser considerado como prioridad estratégica del negocio, y no quedar reducido a un cuadrado en el organigrama de la empresa. Pero por otra parte, los tradicionales Informes de Sustentabilidad -que en nuestro país son familiares para un centenar de empresas y conversación obligada de muchas otras- también se modificará sustancialmente en los próximos años.
La irrupción de la inteligencia artificial, la bio y la nano tecnología, la robótica y la neurociencia, plantean problemas inéditos a políticos, legisladores, empresarios y hasta a los mismos consumidores, con todas sus implicancias económicas, pero también éticas.
Los empresarios juegan un rol creciente en esta partida, y su accionar por momentos confluye con el del sector público, y se desdibuja la diferencia entre ambos campos.
Por otra parte, los futuros Reportes de Sustentabilidad impondrán nuevos formatos digitales y mayor interacción de los grupos de interés. Habrá cinco desafíos clave en la agenda corporativa 2020. Ellos son: desafíos globales (como cambio climático); desafíos de desarrollo social (agua y alimentos); desafíos ambientales (protección del ecosistema); desafíos en eficiencia (tecnologías de energía); y desafíos de gobierno y modelos económicos.