lunes, 25 de noviembre de 2024

Cuando el peluquero reemplaza al psicoanalista

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La gente que se recupera de un trauma — la muerte de un ser querido, el final de una relación, la pérdida del empleo o la propia pérdida de la salud —  suele recurrir a la peluquería  para cambiar de apariencia y paliar así, en parte, el sufrimiento del momento.

  A veces el cambio es sutil pero otras, la gente siente la necesidad de  cambiar drásticamente el look: tiñendo el cabello de naranja o afeitándolo completamente.

Es completamente normal querer un cambio superficial en la apariencia. “Se lo podría considerar una especie de cuidado personal,” dice Christy Beck, terapista  en State College, Pennsylvania. “Uno hace algo por uno mismo para sentirse mejor.”

Después de algún acontecimiento estresando, ayuda  buscar algo para superarlo: ropa nueva, cortes de pelo, un tatuaje nuevo o un piercing, todas inversiones en uno mismo como recurso para sentirnos mejor.

“Según la intensidad del trauma, el tratamiento de cuidado personal es todo lo que se necesita,” dice Beck.  Un ruptura amorosa o un tropiezo en el trabajo ser pueden superar buscando un poco de soledad, saliendo con amigos o cambiando el look.

Pero otras veces, los cambios físicos pueden sólo servir como una “curita” para una herida profunda.  “Es más fácil cambiar algo que podemos en forma inmediata porque lo otro lleva más tiempo”, dice Beck. Nuestra apariencia nos sirve de armadura  de negación cuando nos sentimos especialmente heridos o vulnerables.

En esos caso9s, los efectos residuales del trauma pueden aflorar nuevamente una y otra vez. Beck dice que ha visto varios pacientes que llevan por una razón, como un patrón malsano en sus relaciones y luego darse cuenta que la verdadera causa es algún trauma tapado que necesita ser atendido. Esos pacientes puedan haber intentado obligarse  a superar un momento difícil, tal vez con un cambio físico rápido,  pero nunca pudieron resolver  la tensión que les provoca.

Un estudio realizado en 2013 señala que a veces esos patrones de cambio drástico, especialmente si parecen extraños,  pueden alertar a los demás que una persona está sufriendo mucho por algo. Por ejemplo, cuando la cantante Britney Spears se afeitó la cabeza hace diez años, resultó que era parte de una crisis emocional que terminó conduciéndola a un tratamiento psiquiátrico.  Además, es bastante común que los sobrevivientes de un ataque o abuso sexual desarrollen  desórdenes alimentarios para hacer frente a la culpa que sienten en su cuerpo.

De modo que esos cambios pueden desencadenar procesos de recuperación más profundos porque  revelan que una persona está atravesando un momento extremadamente difícil.

 

Por supuesto que un corte de pelo revolucionario no es necesariamente parte de un proceso recuperatorio, como0 no lo son ni un tatuaje ni un piercing. Si alguien decide cortarse el pelo luego de una ruptura, no necesariamente quiere decir que hay6 algo más serio por debajo. Todo depende de cómo se sienta uno después.

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