La razón es la aceleración del crecimiento en Europa, Japón, China y EE.UU., los pilares de la economía mundial. Crece el conjunto de los países desarrollados (PD) y el de los países en desarrollo (PED). Otro dato positivo es el aumento de la inversión mundial que a su vez estimula la actividad manufacturera.
Para 2018 el FMI proyecta una tasa algo superior (3,7%) impulsada básicamente por los PED dado que los PD crecerán algo menos que este año, según anticipa el periódico informe del área de economía de la Universidad de Nacional de San Martín, bajo la dirección de Jorge Remes Lenicov, con la colaboración de Patricia Knoll y Anahí Viola.
En países desarrollados, el repunte del crecimiento esperado en 2017, que será de 2,2%, es más vigoroso que lo previsto a principios de año.
En los EE.UU. la economía crecerá 2,2% en 2017, tasa que está algo por encima del potencial (1,8%), lo cual refleja una buena situación coyuntural pero una limitante para el futuro. La recuperación de la Unión Europea (UE) cobrará impulso este año y se prevé que habrá de moderarse en 2018. El mayor crecimiento puede atribuirse primordialmente a la aceleración de las exportaciones y a la demanda interna. Entre los países más grandes, España es el de mayor crecimiento e Italia el de menor expansión. También crecerán poco el Reino Unido y Japón, aunque en este caso es superior a la del año precedente. Grecia parece estaría dejando atrás un larguísimo periodo de ajuste y volvería a crecer.
Los Países en Desarrollo siguen creciendo
Crecerán 4,6%. En China, las previsiones indican que el crecimiento subirá ligeramente en 2017 y disminuirá en 2018, pero está en línea con el nuevo reequilibrio de su economía que establecía tasas algo menores al 7%; igualmente cumplirán con la meta de duplicar su PIB entre 2010 y 2020. También será vigoroso el crecimiento en el Sudeste asiático. En la India, si bien continúa con tasas muy altas, perdió algo de impulso debido al impacto de la iniciativa de cambio de moneda y a la incertidumbre generada por la aplicación de un impuesto sobre los bienes y los servicios.
América latina sigue atravesando una situación difícil. Su PIB se contrajo en 2015 y en 2016 y se prevé que suba apenas 1,2% en 2017 y 1,9% en 2018. En México, el crecimiento disminuiría en éste y el próximo año debido a la incertidumbre generada por la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Para Brasil se estima un crecimiento de 0,7% en este año y 1,5% en 2018 gracias a una cosecha abundante y al estímulo del consumo. En Argentina, las proyecciones indican que el crecimiento repuntará a 2,5% en 2017, tasa que se mantendrá en 2018. El recrudecimiento de la crisis política en Venezuela constituye una pesada carga para la actividad económica; su PIB cayó 16,5% en 2016, 10% en 2017 y se estima una contracción de 6% en 2018.
Rusia y Sudáfrica, que a principios de siglo eran, junto a Brasil, China e India, el grupo denominado BRICS y que era señalado como el que marcaría el paso de la economía mundial y sería un ejemplo a seguir, van a crecer en este y el próximo año muy poco. Estrictamente, de ese grupo de cinco países, solo China e India crecn a elevadas tasas.
Para el mediano plazo se estima que los PED seguirán aportando las dos terceras partes de la tasa de crecimiento global. Aunque detrás de estas cifras agregadas existe una gran heterogeneidad: la tasa de crecimiento agregada proyectada por el FMI para 2017–22 está sustentada por el rápido crecimiento de los dos países más poblados del planeta, China e India, que generaran una parte sustantiva del crecimiento mundial.
Riesgos para el corto plazo
Si bien la recuperación abarca al 75% de la economía mundial y las perspectivas están mejorando para 2018, el crecimiento sigue siendo bajo en muchos países, entre ellos en los de América latina, la inflación está por debajo del nivel fijado como meta en la mayoría de los PD y el crecimiento de la productividad sigue siendo muy débil. Por otra parte, los exportadores de materias primas —sobre todo, combustibles— han sufrido un golpe especialmente duro, ya que continúan adaptándose a la fuerte disminución de los ingresos del exterior. Además, son varios los países que están atravesando momentos de agitación civil o política, sobre todo en Oriente Medio, Ãfrica y en un par de países de América latina, región donde el ingreso por habitante se mantiene en los niveles de hace seis años.
En términos generales hay algunos riesgos que pueden ser preocupantes como la incertidumbre en torno a la política económica de los EE.UU. (cuestiones regulatorias, fiscales y comerciales), la negociación del Brexit, y las tensiones geopolíticas en Medio Oriente y en Corea del Norte, que podría afectar la confianza y por tanto el consumo, la inversión y el mercado financiero.