lunes, 25 de noviembre de 2024

EE.UU y Norcorea: buen clima y magro resultado

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No hay indicios concretos. Ni plazos para la desnuclearización, ni datos sobre sus alcances.
 

Los preparativos insumieron semanas, pero la reunión cumbre apenas duró 40 minutos, y dejó –además de sonrisas a granel- una declaración (preparada con anticipación) anunciando alegremente la desnuclearización de la península coreana.

Nada explícito se dice sobre cómo ocurrirá eso, pero tal vez haya pistas en las próximas semanas.

Para los observadores mundiales significa que Norcorea no avanzará en potenciar su capacidad nuclear, pero no que destruirá toda su capacidad y actual arsenal atómico. Y que Estados Unidos no realizará movimientos bélicos amenazantes en la región.

Los medios internacionales se ocuparon – a falta de precisiones sobre un entendimiento- en destacar las virtudes de la lujosísima isla Sentosa, en Singapur, donde tuvo lugar la reunión, además del menú compartido y de la privacidad del encuentro (excepto por los traductores).

Según Donald Trump, el encuentro con Kim Jong Un, “fue honesto, directivo y productivo”. “Un nuevo capítulo en la historia entre ambas naciones. Por su parte el dictador norcoreano aseguró que “el pasado ha quedado atrás, y el mundo presencia un gran cambio”.

¿Cuándo comenzará la desnuclearización de Norcorea? Muy pronto comenzará el proceso, según las palabras del mandatario estadounidense.

Como corolario, Kim ha sido invitado a visitar la Casa Blanca en el futuro cercano. Aunque todavía sin fecha fijada. Los “detalles” o la continuación de las negociaciones, quedarán a cargo de Mike Pompeo, Secretario de Estado, y de un alto funcionario norcoreano.

En la visión de los analistas, si lo que expresa el documento es todo lo que hay, es frustrante. No hay resultados concretos. Nada se dice de plazos para la anunciada desnuclearización, ni de los alcances de la medida. Por ahora, “bellas palabras y nada más”, dicen los críticos.

Tal vez sea un exceso humorístico, pero hay quienes anuncian ya que ambos mandatarios podrían ganar el Premio Nobel de la Paz.

China, que siempre tuvo ascendiente sobre Norcorea, observa con atención, pero lista a recuperar su influencia. Japón y Sudcorea no ven muchos motivos para entusiasmarse. Kim sigue teniendo un dedo en el botón, y lo más probable es que EE.UU debilite sus compromisos militares con estos aliados en la región.

 

 

 

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