Las dificultad para entender el fenómeno Trump ha motivado una catarata de libros sobre los Estados del medio del país, la llamada “Middle America”. Pero también sería útil analizar lo que pasa en Tailandia o Turquía. Porque el triunfo del presidente norteamericano es parte de un fenómeno político que se observa en el mundo entero. Es el que enfrenta a las élites metropolitanas y a los populistas en los pueblos provincianos y el campo.
En las elecciones de 2016 Donald Trump perdió en todas las grandes ciudades del país, peor el resto del país lo llevó a la Casa Blanca. El mismo fenómeno se reflejó en Gran Bretaña con el referéndum del Brexit , cuando ganó la campaña por salirse de la Unión Europea a pesar de perder en casi todas las grandes ciudades. En Gran Bretaña la división urbano/rural fue también una división educativa. Los votantes que habían dejado la escuela sin un título votaron 73% por “Leave” mientras que todos aquellos que tenían títulos de postgrado votaron 75% por “Remain”. El patrón se repitió más o menos así en Estados Unidos, algo que motivó las palabras de Trump: “Amamos a los que tienen poca educación”.
Pero en toda la política de los países occidentales es clara la división entre un élite metropolitana y un interior populista. Las élites metropolitanas de los países occidentales todavía no se han manifestado contra la democracia, aunque algunos puedan albergar algunas dudas. En Gran Bretaña, muchos fervientes “remainers” ( los que votaron a favor de permanecer en la Unión Europea) reclaman otro plebiscito para anular el anterior. En Estados Unidos, se advierte entre los jóvenes de buena posición, una creciente tendencia a buscar alternativas no democráticas, también que sería algo bueno que las fuerzas armadas se hicieran cargo del poder. En 1995 sólo 6% de los jóvenes ricos pensaban así. Hoy, son el 35%.