domingo, 24 de noviembre de 2024

Optimismo en el mundo, pesimismo en Argentina

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39% de la población global considera que 2019 será mejor que 2018, misma proporción que hace un año

 El primer Ãndice Global de Esperanzas para el año venidero elaborado por GIA (lanzado en 1977) que abarca para este año de manera representativa alrededor de dos tercios de la población mundial residente en 50 países, muestra que existe un relativo optimismo mundial: 4 de cada 10 habitantes del planeta se manifiestan optimistas de cara al año venidero (en línea con los resultados obtenidos el año anterior), pero más pesimistas que en 2016. Pero Argentina presenta una caída importante en el optimismo en relación al año anterior.

Un cuarto de los habitantes del mundo espera un peor año (24%) y el 31% cree que 2019 va a ser igual que 2018. Por su parte, un 7% no tiene una opinión formada al respecto.

El puntaje neto de +15 de este año (39% – 24%) se encuentra muy en línea con el detectado a fines de 2017 (+16) evidenciando que las perspectivas prácticamente no han variado. En este punto resulta interesante ampliar el foco analítico hacia fines de 2016 (2 años atrás), fecha en que el 52% del planeta avizoraba que el 2017 sería un mejor año. Sin embargo, trascurridos 12 meses el optimismo en el mundo mermó considerablemente, lo que significó un ‘quiebre’ en la percepción de la población, revelando que el mundo se volvía un lugar más agitado y menos predecible. Esta situación no se ha revertido en 2018.

Un análisis pormenorizado por país, muestra que Ãfrica es la región más optimista del mundo (+50), y la India el país más optimista (+64 puntaje neto) en materia de perspectivas de cara al año venidero. Le siguen Albania (+61), México (+58) –único país latinoamericano que figura en el TOP 10 optimista-, Armenia (+55), Ghana (+54), Georgia (+53), Kazakstán (+53) y Sudáfrica (+51), superando los 50 puntos de diferencial neto.

 

En el extremo opuesto se ubica la región de Medio Oriente con un puntaje neto de -23, siendo Jordania (-48) y Líbano (-42) los países más pesimistas de la tierra. Europa no escapa a esta realidad, con dos países referentes entre los 10 más pesimistas del planeta: Italia (con un diferencial en contra de -40 puntos netos que le valen ser la nación más pesimista de Europa y el tercero en el mundo), y Francia (-20) cuya coyuntura actual lo posiciona como el segundo más pesimista del continente y sexto del mundo.

 

El índice global de esperanza medido por el puntaje neto en Estados Unidos, muestra una población principalmente optimista en relación al año venidero (+32). Rusia, en cambio, mira el futuro con mayor pesimismo (-3).

 

El 39% de la población argentina sostiene que el 2019 será mejor que el 2018, contra un 29% que pronostica que será un peor año. Otro 27% estima que 2019 será igual que el año que se va, en tanto que el 5% de la población no logra predecir el año próximo. En relación al año anterior, y en vísperas de un año electoral, se observa una sensible baja de las perspectivas optimistas, que han pasado del 51% al 39%, en línea con un aumento de las visiones críticas (21% a 29% respectivamente).

Al analizar las perspectivas según los distintos segmentos sociodemográficos de Argentina, vemos que en todos los estratos, la opinión de mayor peso es la que avizora que el próximo año será mejor que el que pasó.Es interesante destacar que el optimismo se incrementa significativamente en estratos socioeconómicos altos, donde alcanza a la mitad de la población, como así también en la Ciudad de Buenos Aires (45% en relación al 38% observado en otros distritos del país). En el Gran Buenos Aires se observan los mayores registros de pesimismo (40%). No se detectan diferencias por edad ni género.

 

Resultados históricos para Argentina 1982-2018

 

Al analizar los resultados retrospectivamente con las mediciones realizadas desde 1982 por la red internacional GIA, se observa que en diciembre de 1983, al asumir Raúl Alfonsín, el optimismo es ampliamente mayoritario (83%). Sin embargo, en los dos primeros años de la etapa democrática las esperanzas disminuyen, aunque sin descender debajo del 50%.

La baja se produce recién en 1986, cayendo al 38% y permaneciendo en esos niveles durante 1987 y 1988, en un contexto de alta inflación. Con la llegada del nuevo gobierno de Carlos Menem en 1989, las expectativas vuelven a aumentar, alcanzando el 63%. A fines de 1991, se implementó el plan de convertibilidad y se observa un nuevo incremento del optimismo respecto del año venidero. A partir de entonces, las expectativas se reducen y durante todo el segundo gobierno de Menem se registran cifras inferiores al 40%.

Con la asunción de la Alianza en diciembre de 1999, vuelven a aumentar las expectativas positivas (54%). Sin embargo, un año después, y coincidiendo con el fin del milenio, se registra la cifra más baja hasta ese momento (31%). A partir de esa fecha, el optimismo se vuelve a renovar a fines del 2002 (49%) y sube aún más en el primer año de gobierno de Néstor Kirchner (66% en 2003), quien logra mantener altos niveles de optimismo a lo largo de toda su gestión, con valores que oscilan entre el 66% y el 56%.

A fines del 2007, con los resultados de las elecciones presidenciales donde fue electa Cristina Fernández de Kirchner, las expectativas para el año venidero disminuyen (49%) y en 2009 alcanzan su nivel más bajo desde 1982 (23%), en un contexto signado por el desarrollo de la crisis económica internacional. Esta tendencia se revierte en 2010 y 2011 donde la mitad de los argentinos esperan una mejoría.

Pero el optimismo se frena un año después y durante los próximos 3 años (2012 a 2014) la mayor proporción de los ciudadanos no avizora cambios significativos. Al término de 2015, con la asunción de Mauricio Macri como flamante presidente de la nación, las expectativas en relación a 2016 registraron un restablecimiento mayoritario de las esperanzas en la ciudadanía, con un 60% que declaraba una visión positiva para ese año, que tras un año de gestión bajaron al 45%, para volver a subir en 2017 y ubicarse en torno al 51%. Hacia fines de 2018, y restando casi un año para la culminación del mandato presidencial y la celebración de elecciones nacionales, el optimismo general de la ciudadanía vuelve a experimentar una sensible baja, ubicándose en un 39%.

 

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