El primero desde 2014. Fue producto de un fuerte avance exportador (+29,3% i.a.) y un nuevo desplome de las importaciones (-55,2% i.a.), según recuerda la consultora Ecolatina.
De esta forma, el año cerró con una reducción del rojo bilateral del orden del 52% (pasando de cerca de US$ -8.200 millones en 2017 a US$ -3.900 millones en 2018) explicado por un aumento de las exportaciones de 17% y un retroceso de las importaciones de -15%. Sin embargo, al igual que en el resto de las variables de la economía argentina, la dinámica no fue homogénea a lo largo del año, por lo que vale la pena recordar cómo fue que se llegó a esta disminución del déficit.
Primer trimestre
En el primer trimestre de 2018, la actividad local aún marcaba un avance vigoroso. Además, el tipo de cambio –pese a ciertos saltos en el verano pasado– se mantenía apreciado, de modo que el poder adquisitivo en divisas era elevado. En este marco, el intercambio bilateral repitió la dinámica del cierre de 2017: el salto de las importaciones (+14% i.a.) superó significativamente al de las exportaciones (+9% i.a.) y el déficit se agravó, al pasar de US$ -1.700 millones en el primer trimestre de 2017 a US$ -2.000 millones en 2018.
Segundo trimestre
Sin embargo, al igual que en el resto de las variables, esta dinámica no era sostenible. En el segundo trimestre, producto del salto cambiario más una actividad local que comenzó a mostrar señales de deterioro, las importaciones se estancaron (0% i.a.). Por su parte, la economía brasileña comenzó a fortalecer su crecimiento y, pese a la huelga de camioneros que experimentó el país vecino, el déficit en el intercambio bilateral se contrajo en el período. Concretamente, pasó de US$ -2.000 millones en abril-junio de 2017 a US$ -1.700 millones en 2018. De este modo, el primer semestre cerró con el mismo saldo neto que en 2017; sin embargo, en el acumulado anual las cifras mejoraron. Veamos por qué.
Tercer trimestre
En el tercer trimestre, la recuperación en las cuentas bilaterales se acentuó. Pese a que la economía brasileña estuvo marcada por la incertidumbre electoral, la ganancia de competitividad cambiaria y la recesión de la economía local provocaron un desplome de las importaciones (-25% i.a.) y un sensible avance de las exportaciones (+28% i.a.). En este marco, el saldo se mostró equilibrado en septiembre y acumuló un déficit menor a US$ -400 millones en el trimestre, un ahorro de 83% frente al rojo de igual período de 2017 (US$ -2.200 millones).
Cuarto trimestre
En el cierre del año, las tendencias “favorables” se acentuaron. Por caso, la economía brasileña dejó atrás su incertidumbre electoral y mejoró levemente su marcha. Además, pese a la apreciación nominal del trimestre, el dólar permaneció en una zona competitiva. Por último, producto de las altas tasas de interés la demanda interna continuó alicaída. En consecuencia, la balanza comercial trimestral estuvo cerca de alcanzar un superávit de USD 200 millones, lo que implica una notable mejora frente al último cuarto de 2017 (US$ -2.300 millones), producto otra vez de un desplome importador (-44% i.a.) y una recuperación de las ventas (+16% i.a.).
Perspectivas 2019
De cara a este año, la dinámica será más similar a la de la segunda mitad de 2018 que al primer semestre: producto de un Brasil en crecimiento (según el consenso de mercado, el PBI de ese país crecería más de 3% este año), un Real que se mantendría estable en términos nominales (conforme al mismo relevamiento, cerraría 2019 en torno a 3,9 BRL/US$) y una economía argentina que permanecerá anémica con un dólar no apreciado, las mejoras se sostendrían. En este marco, proyectamos que este año cerraría con un déficit en el intercambio bilateral cercano al equilibrio, siendo de esta forma el más bajo desde 2014.