Ecología y vida cotidiana en américa latina (parte II)

    La situación de las grandes ciudades latinoamericanas quedó en evidencia en marzo de este año, cuando el embajador colombiano en México debió renunciar a su cargo por razones de salud: no podía seguir respirando el aire de la capital.

    Los mexicanos están preparados para convivir con este fenómeno: los autos llevan rótulos de colores, y cuando la contaminación alcanza niveles críticos se les prohibe circular según los colores de turno.

    La causa es una combinación de la geografía con los elevados niveles de consumo de combustible: en el valle de México se consumen diariamente 17,5 millones de litros de nafta, 3,4 millones de litros de diesel y un millón de pies cúbicos de gas: alrededor de un cuarto del consumo total de todo el país.

    En la zona hay unos 3 millones de automotores, causantes de 75% de la contaminación del aire. Las emisiones industriales de unas 30.000 fábricas serían responsables de 14%, aunque su contribución contiene elementos mucho más tóxicos.

    Las autoridades han tomado medidas. El combustible de los vehículos debe ser oxigenado, para que queme mejor; el contenido de plomo de las naftas ha sido reducido, alrededor de 55.000 taxis con más de ocho años de servicio están siendo retirados de las calles, los camiones serán adaptados para funcionar con gas natural, las plantas termoeléctricas también consumirán gas.

    Los problemas de la capital chilena, Santiago, son similares a los de la ciudad de México. Varias veces, durante el último año, las autoridades han debido declarar el estado de emergencia, debido a los elevados niveles de contaminación.

    La calidad del aire fue aceptable sólo durante 69 días en 1991, en comparación con 100 días en 1990 y 89 días en 1989.

    El polvo de los 700 kilómetros de calles sin pavimentar es responsable de 70% de las impurezas en el aire. Pero los gases tóxicos constituyen la mayor parte del resto, y por lo menos la mitad proviene de los 14.000 autobuses que recorren la capital.

    El gobierno logró que 2.600 de los vehículos más viejos fueran retirados de servicio el año pasado, y prohibió el ingreso de otros al centro de la ciudad. Las empresas de transporte público han protestado vigorosamente, en particular por el costo del requerimiento oficial de incorporar vehículos limpios, de menos de 10 años.

    Los otros 430.000 vehículos particulares y públicos no pueden circular un día de la semana laboral.

    La nafta sin plomo será introducida el año que viene, y los automóviles con convertidores catalíticos no estarán sujetos a restricciones.

    Chile se ha convertido en el décimo país del mundo entre los emisores de gases sulfúricos. Produce 974.000 toneladas por año, en comparación con los 10 millones que registra Estados Unidos. Este es un problema que la minería (que genera casi 90% del total) sólo ha comenzado a enfrentar recientemente. Junto con la contaminación del aire en Santiago y la falta de un buen sistema cloacal, representa la principal prioridad ambiental del gobierno.

    La Presión sobre las Ciudades.

    Crecim. Personas Indice Personas

    poblac. por invernadero2 por

    País urbana (%)1 habitación vehículo

    México 2,6 2,5 1,5 9,9

    Costa Rica 3,2 1,5 4,1 12,0

    El Salvador 3,6 3,2 0,3 31,0

    Guatemala 4,0 2,2 1,1 30,0

    Honduras 4,7 2,3 1,9 43,0

    Nicaragua 4,1 2,1 3,4 44,0

    Panamá 2,8 1,8 2,1 13,0

    Cuba 1,5 1,0 0,9 27,0

    R. Dominic. 3,1 2,0 0,4 28,0

    Haití 4,1 2,1 0,1 115,0

    Jamaica 2,2 4,3 0,6 22,0

    Trinidad 2,3 1,4 3,1 2,7

    Argentina 2,0 1,3 1,4 5,8

    Bolivia 4,2 – 1,4 30,0

    Brasil 2,5 1,0 3,0 8,7

    Chile 1,8 1,4 0,6 13,0

    Colombia 2,5 1,8 2,9 24,0

    Ecuador 3,7 2,3 3,5 32,0

    Guyana 3,1 1,8 0,6 17,0

    Paraguay 4,0 2,4 3,3 104,0

    Perú 2,7 2,0 1,7 34,0

    Surinam 3,0 1,9 1,5 8,1 Uruguay 0,8 2,1 1,2 10,0

    Venezuela 4,3 1,5 1,9 5,0

    1 Proyectado para 1990-2000. 2 Emisiones netas de anhídrido carbónico, metano y gases CFC, medidos en toneladas per capita. El promedio de países industrializados es 3,5; el de países en desarrollo, 0,9.

    OPERATIVOS DE LIMPIEZA.

    El gobierno municipal de San Pablo todavía se enorgullece de un logro de limpieza del ambiente. En los últimos ocho años redujo en 90% la emisión tóxica del gran complejo petroquímico de Cubatao.

    Pero la última serie de inspecciones permitió detectar 1.200 instalaciones con niveles peligrosamente elevados de emisiones tóxicas.

    Los medidores de la contaminación del aire en la capital del estado, donde viven 10 millones de personas, registran frecuentemente niveles críticos. Los informes de hospitales y clínicas revelan tendencias similares a las de Santiago y México, particularmente en los casos de niños y ancianos.

    Pero en la ciudad de San Pablo un alerta de contaminación no implica el retiro de vehículos de las calles. No es obligatorio, y los conductores no se sienten inclinados a repetir un experimento que resultó muy exitoso hace cuatro años, cuando mantuvieron sus autos en las casas. Más de 3 millones de automotores circulan regularmente por el municipio. Y apenas poco más de la mitad de los trabajadores de la ciudad utilizan el sistema de transporte público; el resto viaja en autos. Las autoridades han impuesto normas estrictas sobre emisiones de los automotores, pero sólo comenzarán a regir en 1997.

    LLUVIA ACIDA.

    Montevideo, como Buenos Aires, parecía protegida por la geografía del tipo de contaminación atmosférica que aflige a la ciudad de México y a Santiago. Pero recientemente ha experimentado otro tipo de contaminación, en rápido ascenso: la lluvia ácida.

    Aunque las lecturas varían, están demostrando con mayor frecuencia niveles de acidez bastante por encima de las cifras tolerables. El problema es más antiguo en el interior del país: ocho departamentos se quejan desde hace bastante tiempo, y la ciudad de Melo, en la frontera con Brasil, es el caso más grave.

    Pero Uruguay no produce su lluvia ácida: proviene de la planta de electricidad Doctor Medici en Rio Grande do Sul, alimentada con carbón. Curiosamente, la situación en Uruguay es el resultado de la protesta de ecologistas brasileños, que hace unos 20 años lanzaron una campaña contra la usina. Las autoridades adoptaron una solución muy simple: la chimenea, que tenía 50 metros de altura, fue elevada a 150 metros. Los vecinos ya no son afectados por las emisiones, pero el viento las lleva hacia el sur.

    El problema parece destinado a agravarse: hay planes para quintuplicar la capacidad de la planta durante los próximos 13 años, pero no se advierten signos de que se intente filtrar las emisiones.

    – El agua –

    LAS CARENCIAS NO TIENEN FRONTERAS.

    Todos vieron venir al cólera, pero se tomaron pocas precauciones.

    Se necesitan US$ 200.000 millones para llevar adelante un esfuerzo regional concertado contra la enfermedad.

    En los raros casos en que la cuestión del agua en América latina pasa al primer plano del debate ambiental, lo normal es que esté acompañada con cálculos sobre cuántas toneladas de mercurio los garimpeiros vuelcan por año en la cuenca del Amazonas, o cuántos miles de litros de kerosene y otros productos químicos descargan los laboratorios de cocaína.

    Estas cifras son luego proyectadas, para calcular la cantidad de peces que pueden morir, o la posible repetición en América latina de casos de envenenamiento con mercurio registrados en Japón.

    Sin embargo, desde el punto de vista de las condiciones de vida del latinoamericano común, el tema no se define en términos de cuántas posibles muertes pueden ocurrir, sino de cuántas ya han ocurrido durante el último año. Y no como resultado de aquellas causas de contaminación, sino como consecuencia de un problema mucho más antiguo: la falta de agua tratada e instalaciones cloacales.

    Desde comienzos de 1991, esta carencia aceleró la diseminación del cólera, que ya ha afectado a unas 420.000 personas.

    Este no es sólo un problema que podría haberse previsto: en su desarrollo tras el primer brote en el Perú fue evidente lo que se avecinaba.

    Ya en abril del año pasado, durante una reunión de ministros de Salud de nueve países realizada en Bolivia, el jefe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carlyle Macedo, hizo advertencias tan alarmantes que lo natural hubiera sido que todos se lanzaran a la acción: estaban en peligro hasta 1.400.000 personas en Brasil, y 3 millones en toda América latina.

    Entre los factores ya evidentes en esa etapa temprana el más obvio era que las personas que corrían más riesgo eran las que carecían de agua tratada. En Sudamérica, esto significaba unas 62,6 millones de personas.

    FACTORES DE RIESGO.

    Pero el acceso a agua tratada no es el único elemento que debe tomarse en cuenta. El riesgo se incrementa con la falta de adecuados servicios sanitarios, debido a que la provisión de agua puede contaminarse con mayor facilidad. Desde el principio se señaló que en América latina únicamente Bolivia tenía peores estadísticas que el Perú, donde había comenzado la epidemia. Pasó bastante tiempo antes de que la presencia del cólera fuera detectada en Bolivia, pero a comienzos de 1992 la tasa de mortandad en ese país era varias veces superior a la peruana.

    Otro claro indicador de la vulnerabilidad de los países al cólera es hasta qué punto las enfermedades contagiosas y parasitarias ya son una causa significativa de mortandad. Ningún país sudamericano tenía estadísticas peores en este sentido que Perú: los que más se le aproximaban eran Ecuador, Colombia y Paraguay. De éstos, Paraguay es el único donde aún no ha aparecido la enfermedad.

    La gravedad de los brotes de cólera también está determinada por la capacidad de cada país para adoptar las medidas preventivas necesarias y proporcionar el tratamiento adecuado, que consiste básicamente en rehidratar a las víctimas antes de que la diarrea las debilite demasiado.

    Agua y Población.

    Ubicados por falta de acceso a agua tratada

    (% de la población)

    Sin acceso a:

    Provisión de Servicios Servicios

    País agua tratada sanitarios de salud

    Paraguay 65 – 37

    El Salvador 61 40 42

    Haití 59 77 27

    Bolivia 53 65 36

    Honduras 50 – 26

    Nicaragua 46 33 16

    Argentina 43 30 28

    Ecuador 42 43 56

    Guatemala 39 63 66

    Perú 39 49 25

    Guyana 39 13 11

    R. Dominicana 37 39 20

    Surinam 32 51 –

    México 29 24 –

    Jamaica 28 9 10

    Panamá 16 15 19

    Uruguay 15 41 18

    Venezuela 11 6 –

    Chile 11 – 3

    Costa Rica 9 6 20

    Colombia 7 29 40

    Brasil 4 – –

    Trinidad 4 1 1

    Cuba – – –

    ESTADISTICAS.

    En este sentido hay que contemplar tres factores. El primero es el acceso a los servicios de salud. En Sudamérica, hay cuatro países donde el porcentaje de la población que cuenta con esos servicios es menor que el de Perú: Bolivia, Colombia, Ecuador y Paraguay.

    En segundo lugar, es preciso tener en cuenta el grado de exigencia sobre los servicios. Medidos en términos del número de personas que cada médico debe atender, cuatro países están en peores condiciones que Perú: Bolivia, Paraguay, Colombia y Brasil.

    Tercero, cuánto dinero está disponible para la campaña. Según el porcentaje del PBI destinado al gasto en salud, tres países sudamericanos tienen peores antecedentes que Perú: Colombia, Bolivia y Paraguay.

    Poco después de comenzar la epidemia quedó en claro que existía el peligro de que la enfermedad llegara a Colombia, y desde ese país a la cuenca del Caribe.

    Aunque el número total de personas expuestas en la zona del Caribe es menor que en Sudamérica, la incidencia en términos del porcentaje amenazado de cada población podría ser muy elevada, especialmente en Centroamérica. Guatemala, por ejemplo, tiene una incidencia mayor que Perú de enfermedades infecciosas y parasitarias como factor de mortandad.

    Si se toman en consideración todos los factores de riesgo, junto con los que indican menor capacidad para enfrentar una epidemia, en toda América latina ocho países están en peores condiciones que los peruanos antes de la epidemia.

    De éstos, seis están en la cuenca del Caribe: dos en el Caribe propiamente dicho (Haití y la República Dominicana) y el resto en Centroamérica (Guatemala, Nicaragua, El Salvador y Honduras). Los únicos países sudamericanos en la misma categoría con Bolivia y Paraguay.

    LOS COSTOS.

    Los cálculos que hicieron los funcionarios chilenos cuando temieron que la epidemia se manifestara en su país son muy ilustrativos. Al tope de la lista estaba la tarea de instalar sistemas para tratar el agua destinada a irrigar las chacras que rodean Santiago.

    Este proyecto habría tenido un impacto doble. Por una parte, el costo directo: US$ 600 millones durante cuatro años. El otro sería el costo indirecto de postergar otras prioridades, como la extensión del subterráneo de Santiago.

    Otra prioridad en peligro era la provisión de agua a 100.000 viviendas económicas para sectores de bajos recursos. La limpieza del sistema de irrigación en la zona de Santiago habría costado lo que el gobierno se proponía invertir durante dos años en el plan de viviendas.

    A comienzos de este año se confirmó lo previsto doce meses antes: la diseminación del cólera a la cuenca del Caribe. Según las estimaciones de autoridades de cuatro países centroamericanos, unas 822.000 personas podrían resultar afectadas.

    Dos países anticiparon una incidencia mucho más elevada que en Perú: casi cinco veces más en El Salvador y tres veces más en Guatemala. Honduras esperaba casi el doble de casos que el Perú, en términos relativos.

    Según el diagnóstico de la OPS, el cólera “expresa una situación de pobreza y marginación social de grandes sectores de la población, y de insuficiencia de la infraestructura sanitaria”.

    El costo de un esfuerzo concertado contra el cólera durante 12 años podría llegar a US$ 200.000 millones, de los cuales la OPS propone que los gobiernos latinoamericanos aporten unos US$ 140.000 millones, o un promedio de US$ 11.700 millones por año, una suma desmesurada para países que se han visto forzados a reducir sus pagos de la deuda a centenares de millones en vez de miles de millones por año. Macedo sugirió que otros US$ 15.000 millones podrían provenir de canjes de títulos de la deuda, y que las instituciones multilaterales de crédito deberían proporcionar el resto.

    Poco más de un año ha pasado desde la aparición de la epidemia en Perú. Más tarde que lo esperado, el verano del hemisferio austral alentó un nuevo brote, no sólo en los países que ya habían registrado casos sino también en otros, previamente no afectados.

    La llegada del cólera a Argentina hizo sonar campanas de alarma en Paraguay y Uruguay. Panamá también informó de un aumento de los casos. En el Caribe, el cólera ya se ha manifestado en Trinidad y Tobago.

    – Imaginación y chimeneas –

    A LA BUSQUEDA DE SOLUCIONES.

    Con recursos generalmente escasos, los latinoamericanos apelan a la inventiva para encontrar salidas novedosas a la crisis ecológica.

    Cuando los gobiernos enfrentan el problema de la contaminación atmosférica, suelen dar los pasos obvios: ordenan la reducción de emisiones tóxicas de vehículos y fábricas e implantan sistemas de inspecciones, controles y sanciones.

    Pero también hay quienes procuran buscar soluciones con imaginación. Una de estas iniciativas es la del ingeniero mexicano Heberto Castillo, quien presentó la idea de instalar en el contaminado valle de México un centenar de gigantescas chimeneas ecológicas alimentadas con gas butano. La creación de una corriente de aire cálido contribuiría a disipar el manto de aire contaminado que se extiende sobre la zona.

    Los funcionarios no dudaron en descartar la idea como impracticable, a pesar de que el costo no parece demasiado alto: cada chimenea costaría US$ 66.000.

    Pero otros han expresado interés. Ya se está erigiendo un prototipo, financiado por fuentes privadas, en la municipalidad de Coyoacán. En Chile, los físicos Eugenio Cruz y Sergio Ryes, y el experto en energía solar Darío Rodríguez, han presentado su propia versión de una chimenea ecológica de enorme tamaño (500 metros de altura, 21 metros de diámetro), que estaría conectada desde su emplazamiento en la cumbre del cerro Renca, con el río Mapocho.

    Desde allí se bombearía agua en una cisterna que luego sería calentada a una temperatura de 2.000 grados mediante un procedimiento bastante complejo. El vapor despedido por la chimenea actuaría como un enorme geyser, que “levantaría” el aire contaminado que cubre la ciudad.

    En Costa Rica, una organización local, el Instituto Nacional de Biodiversidad, y la compañía farmacéutica Merck, han convenido una fórmula para evitar la pérdida de especies vegetales por la deforestación.

    El acuerdo, que le demandará a Merck un aporte de US$ 1 millón, establece que un grupo de científicos se encargará de una “prospección química”. Los investigadores recorrerán los bosques para buscar sustancias que podrían ser utilizadas en productos farmacéuticos.

    También en el área del Caribe se ensaya una alternativa para aprovechar el valor energético de la madera sin incurrir en la depredación de los bosques. Los cubanos diseñaron una versión moderna del horno de leña, que permitiría cocinar tres comidas diarias para una familia de cuatro personas, con apenas tres kilos de leña u otro combustible similar, como el bagazo de la caña de azúcar.

    La información es poder, siempre que no abrume o intoxique. La que importa tener es la que marca tendencias, detecta hechos y procesos significativos. Lo que vale es saber qué pasa en el mundo y qué, por acción o por omisión, afectará nuestro destino.