Bapro
Pierde hoy; ¿gana mañana?
El Banco de la Provincia de Buenos Aires (Bapro) conmovió el mes pasado a la city al admitir una disminución cercana a 21% en su patrimonio neto (de US$ 1.300 millones a US$ 1.000 millones, aproximadamente), causada por una inadecuada administración de créditos. El inédito sinceramiento, presentado por la gestión que encabeza quien fue secretario de Hacienda de la gestión ministerial de Domingo Cavallo, Ricardo Gutiérrez, se oficializó al aprobarse el balance ´99. Y ocurrió porque primera vez en muchos años para la confección de los resultados de ese ejercicio el Bapro optó por respetar cabalmente la normativa impuesta por el Banco Central para la calificación y el previsionamiento de su cartera de créditos, de más de US$ 8.600 millones, lo que lo llevó a reconocer pérdidas por unos US$ 300 millones. En septiembre pasado, MERCADO había señalado que, bajo las conducciones de Rodolfo Frigeri y Carlos Sánchez, el Bapro había eludido la rigidez de esas reglamentaciones, amparándose en los privilegios que derivan de la adhesión de la provincia de Buenos Aires al Pacto de San José de Flores. Pero ese criterio provocó un enfrentamiento permanente entre el presidente del Central, Pedro Pou, y la dirección del Bapro y hasta le valió a esta entidad desmejoramientos de su calificación y observaciones del auditor en sus balances. Ahora, Gutiérrez quiere mostrar que corta por lo sano a cualquier precio. Pero en la city se interpreta que semejante acto de contrición no sólo apunta a marcar diferencias con la anterior gestión gubernamental de la Provincia. Al respecto, vale recordar que se destaparon préstamos a empresas del diputado nacional Alberto Pierri, otorgados cuando éste se mostraba como aliado incondicional del ex gobernador Eduardo Duhalde, y otros a la constructora Gualtieri, principal beneficiada por la cruzada de obras duhaldistas en el Gran Buenos Aires. La decisión de Gutiérrez también estaría dirigida a cargar culpas sobre la herencia recibida y, sobre todo, escondería la picardía de pasar a pérdida US$ 300 millones por créditos que oficialmente se declararían perdidos y así se borrarían del balance. Además, deja abierta la posibilidad de que, si la gestión de cobranza resultara medianamente eficaz, 8% a 12% de los préstamos que se recuperen (entre US$ 24 millones y US$ 36 millones) ingresarían en el ejercicio 2000 como ganancia neta.
Deutsche Bank
Adiós por segunda vez
Por segunda vez en menos de dos años, el Deutsche Bank está desarmando su operación de banca minorista en la Argentina. Un delegado de esa entidad mantiene negociaciones con la financiera Columbia para venderle la cartera de créditos del Banco Liniers Sudamericano (BLS), transferirle sus sucursales y dar de baja su licencia. En realidad, el Deutsche había heredado inesperadamente el BLS al adquirir, en noviembre de 1998, al norteamericano Bankers Trust (BT). Hacía muy poco que, en la Argentina, el Deutsche había transferido su operación minorista al BankBoston. En febrero del ´97, el BT había comprado, por unos US$ 45 millones, 51% de las acciones del BLS, un pequeño banco local fundado cuatro décadas atrás, como caja de crédito, por comerciantes del barrio de Liniers para financiar las compras de sus clientes. Por lo tanto, esta segunda retirada del Deutsche es perfectamente coherente con la primera. A la entidad alemana (que acaba de fracasar en su intento por absorber a su par Dresdner Bank, lo que hubiera originado el segundo banco más grande del mundo), la Argentina sólo le interesa como plaza mayorista, sobre todo por las comisiones que generan las colocaciones de deuda. La historia tiene otro costado curioso: la ironía que la desaparición del BLS significa para sus ex dueños locales, a quienes, en todo caso, sólo se los podrá acusar de haber intentado actuar precavidamente. A mediados de 1996, las familias Porcel, Posse y Laurence y Rodríguez comenzaron a buscar un socio internacional que les permitiera mejorar la imagen de solvencia de su banco, en un mercado que irremediablemente marchaba hacia la concentración y la extranjerización. A comienzos del ´97 celebraron el acuerdo que los hacía socios del BT, por entonces el sexto banco de Estados Unidos. Quién podría pensar, entonces, que a ese gigante internacional lo devoraría otro que no quería saber nada en el terreno minorista de la Argentina.
