¿Hay o no hay reactivación en Estados Unidos?

    “Posiblemente, el Sistema de Reserva Federal mantenga un tiempo más las tasas referenciales en los mínimos de los últimos 40 años”. Así interpretaban analistas de Merrill Lynch y Crédit Suisse First Boston las inesperadas declaraciones hechas por el presidente de junta, Alan Greenspan: “No hay señales claras de inflación, en parte porque el ritmo del repunte económico es todavía incierto”.


    En esas condiciones, el SRF “considerará ajustes en intereses básicos cuando surjan más signos expansivos y éstos puedan generar presiones inflacionarias”. Greenspan estaba exponiendo ante el comité económico bicameral del Congreso. Por ahora, el tipo referencial permanece en 1,75% anual y el redescuento mayorista en apenas 1,25%.


    Irónicamente, esto explica algunas de las señales de recuperación en ventas. Con tasas básicas tan exiguas, el crédito es tan barato que el público se endeuda adquiriendo bienes durables, inmuebles, etc. Como contrapartida, ello le permite al consumidor disponer de mayor liquidez directa (efectivo, tarjetas) y lo induce a comprar más, efecto que viene beneficiando a grandes cadenas minoristas como Wal-Mart o JC Penney. Ambos fenómenos han generado la sensación de un repunte más sólido de lo que en realidad es.


    La falta de síntomas más profundos no era un secreto para banqueros, analistas ni operadores. De ahí que las opiniones de Greenspan cortasen una onda de euforia bursátil. Por otro lado, luego se supo que el SRF contaba con buenos datos reales: una lluvia de balances, según los cuales varios sectores habían tenido un mal primer trimestre.


    Por ende, Wall Street y otras plazas siguen perturbadas por incertidumbres y pobres resultados. Ya en este segundo trimestre, el sector servicios en Estados Unidos (80% del PBI) pierde impulso, porque ingresos y utilidades repuntan con demasiada lentitud. Los inversores sospechan que la reactivación recién remontará vuelo después de junio, salvo imprevistos.


    En verdad, el sector terciario ya se expandía en marzo a menor ritmo que en febrero. Por eso, el índice del Institute for Supply Management ­minoristas, servicios financieros, construcción y otras actividades ajenas a la manufactura­ cedió de 58,7 a 57,3 puntos. Aparte, el desempleo repuntó en marzo más de lo previsto y alcanzó a 5,7%, con horizonte sostenido en abril y mayo (habrá más despidos originados en pérdidas contables).

    El reino de la cautela


    Según el Departamento de Trabajo, las empresas prefieren añadir horas extras y no tomar más gente, pues impera la cautela. Similar actitud trasluce una encuesta entre directivos en Business Week: pocos comparten el entusiasmo del gobierno. “La economía general no está tan fría como hace cuatro meses ni tan caliente como quisiéramos”, apuntaba la revista.


    Pero hay señales inquietantes. Por ejemplo, aumentos de hasta 40% en seguros o 30% en combustibles hacen que varios econometristas pronostiquen una aceleración inflacionaria en el 2002: 3 a 3,5% ­muy encima de las estimaciones corrientes­, algo que no se veía desde 1990. El crédito barato y el alza del consumo pueden convertir la inflación en un problema, máxime con un déficit fiscal en avance.


    Hasta ahora, se preveía 1,5% de alza minorista para todo el 2002, contra 1,6% en el 2001. La volatilidad de los crudos afecta esta visión moderada, pues la crisis en Tierra Santa seguirá perturbando la oferta mundial de hidrocarburos.


    En este contexto, el proteccionismo siderúrgico amenaza con una guerra de tarifas y recargos cuyos efectos en los precios será tan inflacionario en Estados Unidos como en la Unión Europea. Otro freno a la reactivación será la crisis global que sufren grandes empresas y sus bancos acreedores en áreas como telecomunicaciones, TV, medios y redes inalámbricas.