Halcones y palomas

    Hace pocos días trascendió que, como parte de su estrategia para
    evitar una crisis, la compañía aérea estadounidense America
    West había comenzado a vender la comida a sus pasajeros durante los vuelos.

    El ejemplo ilustra la crisis que este sector atraviesa en la primera economía
    del mundo.
    En la Argentina el cuadro se agrava por la situación económica,
    la devaluación y el aumento de los seguros, producto del fatídico
    11 de septiembre.
    Según Iata (Asociación de Transporte Aéreo Internacional)
    BSP Argentina, en transporte aéreo internacional en el primer trimestre
    de 2002 se procesaron en el país 252.617 tickets. Y del 1º de enero de
    este año al 26 de marzo, estos tickets fueron 229.507, lo que representa
    una caída de 9,15%. En estos períodos, la venta neta acumulada
    en tráfico internacional cayó de US$ 99,8 millones a US$ 83,2
    millones, esto es, 16,64% menos.
    En el tráfico de cabotaje, en el primer trimestre de 2001 se procesaron
    476.862 tickets, que superan a los 321.370 vendidos desde el 1º de enero hasta
    el 26 de marzo de 2003. La baja es de 32,61%. En los primeros tres meses de
    2001 la venta neta en cabotaje fue de $ 55,45 millones. Y el mismo período
    de 2003 la suma asciende a $ 82,3 millones, debido a la inflación. “Hoy
    la premisa para algunas aerolíneas es evitar el cierre. Los costos se
    dispararon. Cada avión tiene un costo fijo. Ese costo es divisa-dependiente,
    como sucede con los repuestos. Y la tarifa del pasaje no puede subir en la medida
    que debiera”, dice el comodoro Daniel Llera, director de Líneas
    Aéreas del Estado (Lade), quien agrega: “Quizá varias empresas
    no puedan pagar los costos con 100% de las plazas vendidas”.
    Julio Scaramella, gerente de Relaciones Institucionales de Aerolíneas
    Argentinas coincide con Llera. Afirma que el “sector está mal a
    nivel mundial. Cayeron empresas como Swissair. Y hasta United Airlines está
    en crisis”.

    Distintas alturas

    Aerolíneas detenta 82% del mercado de cabotaje. Sobre ella recae con
    frecuencia la intención de monopolizar.
    “No tenemos actitud monopólica: dejaron de volar otras empresas.
    No hay monopolio porque no compramos empresas y no hicimos nada que la ley no
    prevea”, dice Scaramella.
    El vocero de Aerolíneas dijo hace algunas semanas que “si las autoridades
    nos solicitan dejar de volar a ciertos destinos, lo haremos pero eso implicará
    reprogramar vuelos y también despedir personal”.
    Sobre un caso de monopolio, el comodoro Llera dice: “En el segmento aéreo
    agregar más servicios requiere inversión y asumir riesgo. Y esto
    depende de una disposición a tomar ese riesgo”. Aclara que no se
    refiere a exclusivamente a Aerolíneas: “Se aplica en todas las empresas”.
    Más allá de los rumores sobre posibles subsidios, búsqueda
    de monopolio y temas más espinosos, Scaramella aclara que la firma crece.
    “El mercado es complejo y requiere imaginación. En 2003 transportaremos
    unos 5,6 millones de pasajeros, de los cuales 4,2 millones son de cabotaje”,
    dice. En 2002 el balance de Aerolíneas arrojó ganancias por US$
    13 millones antes de impuestos.
    En el otro extremo están las firmas en problemas. Dinar y, básicamente,
    Lapa, con un turbulento capítulo escrito el 17 de abril, en plena “Semana
    Santa”. En los corrillos del ambiente se afirma que Lapa habría
    incurrido sólo en más que desprolijidades. “Vendió
    12.000 plazas”, dicen en el sector. “La falta de combustible fue lo
    mejor que les podía pasar, ya que les permitió ocultar que no
    podían cumplir con todos los pasajeros porque tenían planes de
    vuelo de 60 horas en un solo día y con dos aviones”, explica un
    especialista en riguroso off. “El Gobierno y los sindicatos hicieron lo
    que pudieron”, dice la fuente. El Gobierno, además, radicó
    una denuncia contra sus directivos por presunta “actitud dolosa”.
    El 21 de mayo se firmó el decreto que creo la aerolínea estatal
    que absorbió a ex Lapa.
    Intercargo, empresa de servicio de rampas del Estado, asumió la operación.
    Pero el carácter estatal es transitorio, ya que debe ser privatizada
    en 180 días.
    Antonio Mata, presidente de Aerolíneas, sostuvo que el Estado no puede
    operar en el mercado aerocomercial con una nueva firma de su propiedad, según
    los pliegos firmados durante la privatización de Aerolíneas. Y
    no descartó la posibilidad de acudir a la Justicia.
    Para paliar la crisis del sector, Scaramella va más allá de cambio
    en el modelo de negocios. “Debe haber un nuevo modelo de empresario, que
    no sea un funcionario público o un oportunista. Se acabó la época
    de los hombres que hacían negocios. Es la hora de los empresarios que
    busquen rentabilidad y tengan proyectos. La hora de los Pagani”, ejemplifica
    con los líderes de Arcor.
    Sobre el corto o mediano plazo, dice: “Aerolíneas y Austral probablemente
    sean una sola empresa. Southern Winds seguirá funcionando en la medida
    que se maneje bien”. En Southern Winds no pudieron brindar su opinión
    a MERCADO.
    Un viejo conocedor del sector dice que “para saber qué es lo que
    viene hay que tener la bola de cristal. Dinar no está en buenas condiciones
    pero puede volver a volar. Con respecto a Lapa, no sé en que condiciones
    el Gobierno creará una nueva empresa”, termina. La empresa que reemplazaría
    a Lapa abre, según los analistas nuevas incógnitas sobre la rentabilidad
    que debe alcanzar para ser viable. M

    Aviones y aerolíneas
    Una misma crisis a escala mundial

    En el último
    año y medio, Boeing redujo 50% la producción y despidió
    35.000 personas. Los aviones a entregar este año ceden a 280, 26,5%
    menos que en 2002 (381 unidades) y 46,9% menos que en 2001 (527). Esto
    refleja, a su vez, la crisis de las aerolíneas. Además de
    tres grandes empresas norteamericanas en concurso, lo están Air
    Canada y la colombiana Avianca. En tanto, KLM planea despedir 3.000 personas
    y eliminar un quinto de los vuelos a Estados Unidos.

    Los problemas iniciados en 2000 y la sobrecapacidad –junto con las
    pérdidas de los transportistas– seguirán restándoles
    demanda a Boeing y Airbus, los dos grandes. La firma europea anticipó,
    a principios de mayo, que la epidemia de neumonía atípica
    no le permitiría cumplir la meta 2003: entregar 300 aviones comerciales.
    Más de 1.700 aeronaves están inmovilizadas alrededor del
    mundo. ¿Por qué? Porque, sólo en 2000-1, se entregaron
    1.556, apostando a un firme crecimiento que no se dio. En marzo último,
    el tráfico era 12% inferior al de dos años antes.
    Boeing muestra márgenes decrecientes de rentabilidad. Con ventas
    en descenso el último trimestre (US$ 5.700 millones, 33% menos
    que un año atrás), obtuvo utilidades netas por sólo
    US$ 229, 64,2% por debajo de enero-marzo de 2002 (639 millones). Airbus
    eludió apenas el rojo, aunque aumentó su porción
    del mercado internacional. Pero las propias empresas admiten que, a mediano
    plazo, no habrá ya ganancias.
    Esta impresión es compartida por UBS Warburg y Crédit Suisse
    First Boston. A juicio de sus analistas sectoriales, con pedidos globales
    por US$ 200.000 millones anuales y pérdidas por 5-10.000 millones,
    el financiamiento será cada vez más difícil para
    la industria. Básicamente, porque el servicio al que abastece (las
    aerolíneas), viene siendo golpeado por retracción de pasajeros
    –anterior al 11 de septiembre–, impacto de los ataques terroristas,
    guerra y, ahora, neumonía atípica.
    Las compañías asiáticas, afectadas por la pulmonitis,
    representan 30% de las ventas de Airbus y 20% de las de Boeing. A fin
    de abril, China Eastern Airlines –un cliente importante– redujo
    de 18 a 12 la cantidad de aviones requeridos a Airbus. Entretanto, Boeing
    parece más afectado por las arrendadoras, con exceso de unidades
    sin alquilar.
    Con limitado acceso al crédito, los transportistas tienen escasas
    opciones. Una de ellas son las agencias al estilo del Eximbank estadounidense
    (más apropiadas para las fábricas de aviones que para los
    usuarios). No obstante, son una fuente de créditos a tasas razonables
    y pueden avalar financiamientos de la industria a las aerolíneas
    compradoras.
    Pero tomar préstamos siempre implica riesgos. Por ejemplo, Boeing
    Capital acaba de descontar US$ 450 millones en el balance, por depreciación
    de aviones y menos ingresos vía arrendadoras. La consultora especializada
    JSA Research advierte que “el financiamiento absorberá gran
    parte del flujo potencial de efectivo en los próximos años,
    hasta alcanzar cerca de US$ 19.000 millones en 2007”.
    En cuanto a las aerolíneas mismas, el cuadro es complejo. La seguidilla
    de problemas determina que, como dice Bruce Allen –de la Escuela
    de Negocios Wharton– “los salvavidas que se arrojan parecen
    de cemento, pues las cosas se agravan en medio del rescate”. Según
    la Asociación de Transporte Aéreo (ATA), la reserva de pasajes
    en Estados Unidos bajó más de 20% en el primer trimestre,
    cifra que pasa a 40% en el tráfico transatlántico, cede
    a 15% en Latinoamérica y supera 30% en Asia.
    Además de tres grandes empresas norteamericanas en concurso, lo
    están Air Canada y la colombiana Avianca. En tanto, KLM planea
    despedir 3.000 personas y eliminar un quinto de los vuelos a Estados Unidos.
    Las moscas blancas –Southwest Airlines, AirTran, JetBlue y una emprendedora
    irlandesa–, son casos excepcionales por su bajo costo y su management
    no convencional.
    Para el resto, Allen aconseja no descartar liquidaciones como cirujía
    depuradora, “especialmente si la ecuación económica
    no mejora rápidamente y las compañías no atinan a
    reorientar el negocio en forma radical. Una de las mejoras sería
    que alguna de las aerolíneas principales desapareciese. La actividad
    necesita ese tipo de reestructuración”. Amén. M

     

    ¿Por qué Southwest vuela tan bien?

    Durante un debate en Wharton, Herbert Kelleherk, CEO de
    Southwest Airlines, explicaba que el secreto del éxito reside en
    “una obsesión por mantener costos bajos, tratar bien al personal
    y moverse, en épocas de auge, previendo inevitables desinfles”.
    En efecto, la compañía tiene los menores costos fijos del
    sector y, hace algunas semanas, cerró su cuadragésimo octavo
    trimestre con ganancias: US$ 24 millones, 14% sobre un año antes.
    En los últimos cinco años –abril 1998 a marzo 2003–,
    sus acciones subieron 67%, mientras el índice aerocomercial Dow
    Jones cedía 61%. La empresa ha sido rentable durante 30 años.

    Los costos bajos han creado un nicho propio y sus tarifas han generado
    el “efecto Southwest”: en los aeropuertos donde sus aviones
    hacen escala, la competencia baja precios para no perder pasajeros. Por
    otro lado, la aerolínea mantiene la relación deuda/capital
    en 25% (40% incluyendo arriendos), el mínimo de su actividad en
    Estados Unidos.

     

    MERCADO On
    Line le amplía la información:

    • “Aviación comercial. Nuevo modelo, se precisa”.
    MERCADO, marzo de 2003.
    http://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1022&id_nota=19
    • “Las aerolíneas podrían perder US$ 4.000 millones
    por la guerra”. MERCADO, MERCADO Plus, abril de 2003.
    http://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_nota=6&id_producto=19&id_edicion=1023
    • “Daños colaterales del conflicto en Irak y el brote de
    neumonía atípica en Asia. Tormenta en las aerolíneas”.
    Clarín, 6 de abril de 2003.
    http://old.clarin.com/suplementos/economico/2003/04/06/n-00901.htm
    • “Ayuda del gobierno de los EE.UU. mejoraría la liquidez
    de aerolíneas”. La Nación, 15 de mayo de 2003.
    http://www.lanacion.com.ar/03/05/15/de_496484.asp
    • “Sector aerocomercial argentino. La turbulencia está
    aquí”. MERCADO, julio de 2002.
    http://mercado.com.ar/mercado/vernota.asp?id_producto=1&id_edicion=1015&id_nota=21