En abril de 2001, Junichiro Koizumi llegó a primer ministro prometiendo reformas y crecimiento, no sin sacrificios. Acaba de ganar la presidencia del Partido Demoliberal, perpetuo oficialismo. En diciembre probablemente logre la reelección.. con cartas económicas.
A dos años y medio de asumir, sus críticos (especialmente anglosajones) le reprochan falta de acción y tendencia a mantener el sistema socialdemócrata tradicional. Políticamente, eso parece en realidad una virtud. Por otra parte, la gente y los mercados no quisieran volver a los años 90, cuando hubo siete jefes de Gobierno en nueve años. En verdad, desde 1948 sólo dos premiers (Shigeru Yoshida, Eisaku Sato) estuvieron más de seis años en el cargo.
Ahora bien ¿qué resultados económicos ofrece Koizumi? Hace seis semanas, los operadores de Tokio se enteraron de que la economía había crecido en el segundo trimestre a 2,3% de ritmo anual. Tres veces más rápido de lo previsto. Además, los motores eran el consumo personal y las inversiones de capital privado (dos novedades en la escena nipona).
En respuesta, el índice bursátil Nikkei 225 inició un avance que lo llevaría de 7.608 puntos mínimo en 20 años, registrado a fin de abril a más de 11.000 a mediados de septiembre. A su vez, los analistas elevaron hasta 2% la proyección de alza en el producto bruto interno (PBI) para los años calendario 2003 y 2004.
¿Hasta qué punto tiene sustento tanto optimismo? Después de todo, desde 1991-2 (cuando la economía entró en la recesión más tenaz de la posguerra), hubo varias burbujas. Pero, en esta oportunidad, el gobierno cree que las reformas estructurales iniciadas tienen ya la masa crítica necesaria para prolongar la reactivación. No todos coinciden, claro.
Por ejemplo, varias empresas se han embarcado en ajustes laborales al estilo norteamericano; es decir, trasladando al exterior plantas y líneas de producción para abaratar mano de obra. Esto no tiene los efectos negativos en el empleo que se ven en Estados Unidos, porque la población japonesa está diminuyendo, su edad media sube y la oferta laboral baja.
Demografía y recursos
Precisamente, la deflación demográfica es un rasgo estructural en Japón, donde la población baja a razón de 0,5% anual, por lo que a fin de siglo se habrá reducido de 120 a 60 millones. Ello implica una notable contracción en la oferta de mano de obra. Dado que este factor, en Estados Unidos, aumenta 1% anual, la brecha combinada (1,5%) neutraliza la mayor productividad japonesa.
En el plano positivo, se percibe una lenta pero sostenida reasignación de recursos. Bancos, siderúrgicas y constructoras han empezado a fusionarse, en tanto surgen nuevos negocios estilo NTT DoCoMo (la mayor firma de telefonía móvil en el país). Estos sectores, sin dejar de exportar, estimulan la demanda interna, por lo cual al terminar el año fiscal 2002, en marzo las utilidades operativas de las 1.000 compañías más grandes subieron casi 25%, en tanto las de las exportadoras principales avanzaban 70%.
Otro factor es que, a diferencia de repuntes anteriores (basados en la exportación de valor agregado), ahora el gobierno trata de mantener un dólar lo bastante alto como para competir. De paso, una paridad no inferior a 115-117 yenes ayuda a neutralizar tendencias deflacionarias. En tercer lugar, parece resurgir la demanda interna entre el público más ahorrativo del mundo, que representa 60% del PBI y avanza a razón de 1,3% anual. En cuanto a la inversión de capital, se elevó 1,3% sólo en el segundo trimestre. De hecho, algunas firmas grandes proyectan gastar este año 5% más que el anterior.
Activismo monetario
Es común que los analistas occidentales critiquen a Japón por poner límites a las fuerzas del mercado. Como contrapartida, esta actitud, típica de modelos proactivos como el nipón o el alemán, hace que los consumidores se sientan ahora más seguros y vuelvan a gastar (sin endeudarse como las familias norteamericanas).
En síntesis, la economía ha ingresado en una especie de ciclo virtuoso. Aun conversos al neoclasicismo como Shuji Shirota (Dresdner Kleinwort Wasserstein) admiten que el salario real aumenta al compás de los precios, hay más confianza en el sistema y mejora la actitud de los consumidores.
Pero subsisten dudas, particularmente en torno a los números del segundo trimestre: las exportaciones siguen aportando 10% del PBI, por lo cual el menor sacudón exógeno podría frenar esta incipiente recuperación. Por otra parte, el PBI nominal es inferior al promedio 1995-9 y, aplicándole el índice deflactor de precios, el PBI real marca un retroceso. No obstante, éste ha sido menor en abril-junio respecto de enero-marzo y parece prolongar la tendencia en julio-septiembre.
En un horizonte a mucho menor plazo, el problema clave es el déficit fiscal, que no baja de 8% del PBI y explica que la deuda bruta represente 150% del PBI (como la deuda externa en la Argentina). Esto ha forzado un cambio de rumbo, no sólo de caras, tras la asunción de Zembei Mizoguchi viceministro a cargo de la política cambiaria y Toshihiko Fukui, presidente del Banco de Japón (BdeJ, o sea el central).
Hoy, la activa intervención hasta septiembre, se compraron casi US$ 80.000 millones en esa moneda y euros ha mantenido el yen estable (y barato), algo que no ocurría desde que se dispuso la flotación cambiaria (1973). El dólar permanece por encima de los pisos críticos para la exportación y una política monetaria expansiva parece el preludio de medidas más radicales contra la deflación.
Normalmente, semejante política habría cargado sobre Tokio el mismo sambenito (manipulación cambiaria) que los mercados de riesgo le endilgan a Beijing. Pero Washington dio luz verde en junio… porque los japoneses son los mayores tomadores extranjeros de bonos de deuda norteamericanos.M
Signos de declinación económica en Canadá
Ejemplo entre economías industriales, Canadá empezó a perder ritmo durante el segundo trimestre. Reapreciación de la moneda, tasas activas altas y menos exportaciones se proyectaban también sobre el lapso julio-septiembre. |