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Si
bien el proceso de recuperación del sistema financiero avanza a
ritmo más veloz de lo imaginado por sus principales actores, la
oferta de créditos a mediano y largo plazo no está acompañando
este crecimiento en la misma proporción. El stock de préstamos
a empresas e individuos -que este año llegó a los $ 6.110
millones- se concentró fundamentalmente en líneas de créditos
a corto plazo destinadas al consumo y a saldar deudas.
Sobre este escenario, el Banco Central está analizando una serie
de medidas a fin de flexibilizar las normas para facilitar el acceso al
crédito, principalmente de las Pymes, uno de los sectores que encuentra
más dificultades para obtenerlos.
Además de prorrogar algunas medidas que vencen este año,
como la financiación adicional de hasta 40% de sus pasivos a los
deudores en condiciones irregulares y de mejorar las calificación
de las empresas que tuvieron una quita en sus deudas, las autoridades
del Central impulsan ahora concretamente la eliminación de los
aforos por el descuento de cheques, la rejerarquización del papel
de las Sociedades de Garantías Recíprocas (SGR), y un tratamiento
especial para la recalificación de deudores fiscales y empresas
cuyo patrimonio haya sido golpeado por la última crisis. En términos
generales se trata de evaluar a los eventuales tomadores de crédito
más por su presente y sus perspectivas, que por su pasado.
Según el director del Banco Central, Arnaldo Bocco, los bancos
quedaron detrás de la reactivación económica: "La
economía real evoluciona, gana mercado, hay más exportaciones,
las empresas invierten, hay casi 40% de crecimiento en las inversiones,
año tras año, con relación al Producto Bruto. Estamos
llegando casi al pico de 1998 y todo eso es sin crédito. La oferta
fue limitada porque los bancos se dedicaron a reestructurar carteras,
sanear balances y a recuperar liquidez. El crédito antes que crecer,
fue más escaso".
Otro de los desafíos que asume el Central es el de aumentar la
extensión de los plazos de los depósitos, que en su mayoría
ahora no pasan de los 60 días, para permitir que los bancos puedan
fondearse y hacer frente a la demanda crediticia. En este sentido, las
medidas que se impulsaron consisten en nuevas formas de captación
de capital, como la emisión de obligaciones negociables (ajustadas
por CER) y los plazos fijos de rendimiento variables (Diva) que ofrecen
un abanico amplio de posibilidades para ajustar los depósitos.
Aunque un sector importante del mercado financiero, principalmente los
bancos nucleados en Adeba, vienen reclamando que se les otorguen redescuentos
para salir a ofrecer créditos, desde el Central se descartó
esta posibilidad con el argumento de que hay suficiente ahorro en el mercado
local como para que se utilicen fondos públicos para financiar
a los bancos.
Mayor dinamismo
Para Carlos Heller, presidente de Abappra, entidad que agrupa a los bancos
que tienen mayor cantidad de Pymes en su cartera, el panorama es alentador:
"En los últimos meses se advierte un mayor dinamismo en los
préstamos a mediano plazo para las Pymes, dirigido a financiar
el proceso de inversiones. Este proceso ha sido facilitado por la reducción
significativa en las tasas de interés. Para poder seguir aumentando
este tipo de créditos y extender los plazos de colocación
es necesario que los bancos cuenten con un fondeo más estable,
de mayor plazo. Esto puede lograrse a través de una extensión
de los plazos de los depósitos y otros pasivos, o de apoyos del
Banco Central para atenuar el descalce de plazos que afrontan las entidades".
Los pasos a seguir, según se advierte desde el Central, no son
fáciles dado que no todas las entidades están interesadas
en agilizar el sistema de préstamos: hay bancos que prefieren ganar
mercado comprando a otras entidades en vez de hacerlo ofreciendo mejores
productos. "Hemos flexibilizado muchos los aspectos que antes eran
muy rígidos -dice Bocco-, aun cuando no hemos dado siquiera los
pasos más trascendentales. Son los primeros pasos, que no son fáciles
de dar, porque algunos actores locales dicen que mientras más se
flexibilice el crédito más se vuelve a experiencias que
fueron un fracaso en el pasado".
Según los datos del Central, de la masa de pequeñas empresas
que hay en la Argentina, que están en el orden de las 900.000,
hay una proporción no menor a 30% que no tiene siquiera cuenta
bancaria. Por eso argumentan que es imprescindible la flexibilización
de las condiciones de acceso al mercado y no imponer restricciones que
lo impidan. La estrategia de las autoridades es continuar con otros instrumentos
que posibiliten al mercado de capital financiar la disponibilidad de recursos
de largo plazo, apostando a que en el 2005 ese proceso sea considerablemente
más atractivo y que los bancos salgan a colocar papeles en el mercado,
empezando con plazos de un año para seguir más adelante
con plazos de dos, tres y cinco años.
"Existen bancos con vocación de asistir financieramente a
este sector y que están liderando la expansión de líneas
de préstamos a las Pymes -dice Heller- mientras que otros han sido
tradicionalmente más restrictivos. Creo que la expansión
del crédito a las Pymes es un proceso que ya ha comenzado y que
irá tomando fuerza como consecuencia de la convergencia de varios
factores positivos: la mayor disponibilidad y variedad de líneas
de crédito, la baja de las tasas de interés activas, la
extensión de los plazos y la aplicación de medidas oficiales
de estímulo para el sector. En ese sentido, creemos que resulta
auspiciosa la implementación de los regímenes de subsidio
de tasas para Pymes y la creciente actividad de las Sociedades de Garantía
Recíproca y Fondos de Inversión. También contribuirá
el desarrollo de ciertos instrumentos -como las operaciones de alquiler
(leasing) de equipos y bienes de capital- que están facilitando
el proceso de inversiones en el sector de la pequeña y mediana
empresa y que han crecido mucho en este año. Estamos atravesando
un proceso correcto de flexibilización de las normas para asistir
a las Pymes, proceso en el cual Abappra participa activamente junto a
los funcionarios del Banco Central".
Para las autoridades del BCRA, no se le puede cortar el acceso al crédito
a empresas que tienen potencial de buenos negocios pero, por las distintas
crisis, terminaron quedando como deudores fiscal o del sistema financiero.
Eso implica que si arreglaron un sistema de pagos con la Afip y con los
bancos acreedores, con la perspectiva de buenos negocios, puedan quedar
bien calificadas. Con esta iniciativa, y bajo la coordinación de
Arnaldo Bocco, el Banco Central y el grupo "Industriales" de
la UIA (sector opositor a la actual conducción) junto a representantes
de la Afip y de la Secretaría Pymes, crearon un grupo de trabajo
para analizar medidas que faciliten el acceso al crédito del sector
productivo y permitan hallar soluciones al inventario de deuda impositivas,
previsionales y financieras de las empresas.
Créditos de la industria
El programa ProPymes que lanzó la Organización Techint dos
años atrás, tiene su propia línea de crédito
destinada a profundizar el apoyo a sus clientes y proveedores Pymes. Con
esto se busca mejorar la competitividad, desarrollar el mercado interno
y potenciar la capacidad exportadora de las empresas pertenecientes a
su cadena de valor en la Argentina.
Dentro del presupuesto original aprobado para estos créditos de
US$ 5 millones, ya se comprometieron US$ 4 millones a 31 empresas. Se
trata de un programa donde se aprueban créditos para nuevos proyectos
a medida que se van presentando. En estos momentos, hay 20 créditos
que se están evaluando.
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