En
sus oficinas de la calle Paseo Colón, y a un año de haber
asumido la presidencia del Correo Argentino, Eduardo Di Cola, destaca diversos
puntos de la gestión que, dice, empezó con el desafío
de mostrar que no iba a ser igual a las de otras épocas en las que
el Estado tomó empresas a su cargo. Destaca el mantenimiento del
servicio postal básico, el haber ganado nuevos clientes corporativos,
la incursión en nuevos negocios y un crecimiento de la empresa mayor
al registrado por sus competidores privados.
"Un 19 de noviembre vinimos a este edificio y notificamos a los ejecutivos
de la ex concesionaria del decreto del Poder Ejecutivo que establecía
la rescisión de la concesión y que, desde ese momento, el
servicio postal quedaba en manos del Estado. En ese preciso instante nos
hicimos cargo del servicio postal", comenta Di Cola. "Eso implicó
que en ese segundo pasamos a ser responsables y debíamos garantizar
la continuidad del servicio público y las fuentes de trabajo y la
protección de los bienes del Estado. Prestar el servicio de una empresa
con 12.000 empleados, 1.500 sucursales propias, más de 5.500 sucursales
franquiciadas, la red de mayor capilaridad del país, y garantizar
la continuidad sin herramientas como, por ejemplo, cuentas bancarias, era
difícil".
El correo tiene dos grandes fuentes de ingresos, una diaria, del negocio
minorista -que desde el momento de la rescisión se transformó
en recursos propios de la administración estatal-, y la corporativa,
para la cual la nueva gestión debía prestar un servicio que
cobraría dos, tres y hasta cuatro meses después. "Por
eso el decreto preveía la posibilidad de que nos auxiliara el Tesoro
Nacional, pero tomamos como desafío no pedir recursos, porque la
incertidumbre que se había creado en la sociedad sobre qué
iba a pasar con una empresa nuevamente en manos del Estado iba a transformarse
en dura crítica si el proceso iba acompañado de pedidos de
fondos que implicaran fortalecer el discurso de que nuevamente una empresa
pública empieza a generar pérdidas", explica el funcionario.
Por eso, afirma: "Armamos una ingeniería financiera, recortamos
los gastos, le dimos confianza a nuestros clientes corporativos, transmitimos
el mensaje de que no veníamos con la filosofía del Estado
viejo que, al tomar a su cargo una empresa de servicios públicos,
la cargaba de colaboradores propios. Más allá de los desplazamientos
lógicos en la máxima conducción, confiamos en la gente
de línea y apostamos a que, con una nueva dirección, se prestara
el servicio adecuadamente. Nuestros clientes lo comprendieron y nos respaldaron.
No perdimos ni uno solo y hemos ganado mayor porción de mercado".
"Asumimos y el mismo fin de semana siguiente teníamos que garantizar
el escrutinio en elecciones provinciales, además de competir en varias
licitaciones. Pudimos sobrellevar la coyuntura y, al cabo de un año,
mostramos crecimiento en el mercado minorista y el corporativo, fortalecimiento
de nuevos nichos de negocios en lo que es finishing postal y call center,
y uso de otras potencialidades de la gran capilaridad de la empresa",
resume Di Cola.
Porciones de un mercado competitivo
Según el funcionario, Correo Argentino tiene alrededor de 85% del
mercado minorista, 20% del corporativo, y 45% del global. "En este
semestre crecimos más que el sector privado, quebrando una tendencia",
señala al respecto. Y agrega: "Los resultados económicos
y financieros son buenos. Cumplimos adecuadamente el rol de empresa del
Estado como empresa testigo: nuestra carta simple cuesta $ 0,75, frente
a $ 2 y 2,20 de la competencia, y aun con ese precio tenemos rentabilidad.
Y mantuvimos la planta de personal: cuando asumimos había 12.062
empleados y a fines de septiembre teníamos 12.063".
Ante la pregunta de cómo se comparan las ganancias actuales con el
canon que debía pagar el ex concesionario, Di Cola responde: "La
obligación de pagar canon y el monto respectivo los ofreció
el ex concesionario. Cuál fue el cálculo no es una variable
que me interese analizar; sí tengo certeza de que tuvo todos los
elementos y recursos para hacer las evaluaciones correspondientes. De las
utilidades que la ex concesionaria tuvo como empresa en otros rubros, los
argentinos no participaron, y no tienen por qué participar de las
pérdidas, si es que las tuvo. Lo cierto es que hubo obligaciones
que asumieron libre y voluntariamente en una licitación internacional
y que luego no cumplieron".
Acto seguido aclara: "Estamos desarrollando [el negocio] en el mismo
marco normativo que se desarrollaba la concesionaria, con el mismo mercado
postal, los mismos competidores y las mismas regulaciones. Y los resultados
son muy positivos, pese al trauma de la rescisión, y con las mismas
tarifas".
Sobre el rol del Estado, opina: "El Estado omnipotente, omnipresente,
evidentemente fracasó -con acta de defunción- en la hiperinflación;
y el extremo opuesto, del Estado ausente tampoco nos sirvió ni es
lo que llevan adelante los países más desarrollados. La generación
de un Estado eficiente, transparente, capaz de cumplir los roles que son
leit motiv de su existencia es una de las cosas que tenemos que lograr en
la Argentina y uno de los andariveles en los que el Presidente [Néstor
Kirchner] está empeñado en avanzar".
Inmediatamente, reitera: "Está prevista la nueva concesión
del correo; el momento y otras cuestiones de Estado las definirán
el Presidente y los ministros del área. Mientras, nuestra responsabilidad
es gestionar con eficiencia, hacer crecer al correo, lograr mayor penetración,
competir con reglas de transparencia. Debemos imaginar [la nueva concesión]
de una manera totalmente distinta a cómo se hizo en el pasado. Estamos
hablando de cuestiones ampliamente superadoras en donde, como común
denominador, el Estado tiene una presencia en los servicios públicos.
De qué manera, en qué forma y con qué instrumentos,
serán cuestiones que se definirán".
"Con una facturación de más de $ 500 millones, la empresa
duplica a su inmediata competidora", señala Di Cola. Y destaca
que, desde esa ubicación, de cara al futuro, uno de los objetivos
"es crecer en el mercado. Si en una porción importante de nuestro
negocio (la minorista) trabajamos con rentabilidad negativa, tenemos que
ser muy eficientes en la porción rentable. No nos queda alternativa:
ser muy eficientes donde ganamos plata, y esto implica ser muy estrictos
en los costos, a pesar de ser la única empresa del sector con 100%
del personal en blanco y con los mejores sueldos del
mercado postal".
Competencia y nuevos negocios
Destaca que mientras nuevos medios sustituyen parte de los servicios postales,
agregan también nuevos negocios, como el reparto de productos de
venta directa o de aparatos y facturas de telefonía celular. Entre
los pocos anuncios que se permite hacer, anticipa que el correo oficial
ampliará en el 2005 en 60 o 70 el número de sucursales automatizadas
que, sumadas a las 200 actuales representarán más de 80% de
la facturación de la empresa, y que estudian negocios que aprovechen
la capilaridad de la compañía.
"Estamos trabajando en el presupuesto del año que viene, analizando
algunos nichos de negocios", comenta Di Cola. Y detalla: "En el
pasado el correo tercerizó algunas cosas en el proceso electoral
que tenemos que recuperar, ya que los valores son muy distintos en logística
y en inteligencia; en una elección movemos 35.000 personas en un
movimiento rentable, pero en sistemas se movilizan 500 personas con una
tajada mayor. Nos planteamos crecer en logística -donde lo estamos
haciendo- y en rubros como call center o finishing, que nos dan un valor
agregado extra a lo meramente postal. Hemos crecido en servicios como el
clearing bancario y pagamos jubilaciones y pensiones en lugares en los que
no hay bancos".
Finalmente, destaca: "Si uno, como argentino, quiere que una empresa
como ésta preste el servicio con ciertos niveles de eficiencia, en
cierta medida tiene que apoyarlo. Si tenemos que traer una carta de lugares
remotos, es razonable que la gente nos ayude a compensar ese esfuerzo trabajando
con el Correo". |