Por Romina Bracco (*)
Hay un mayor conocimiento y mejor entendimiento por parte de los grupos de interés acerca de la existencia de los riesgos y oportunidades referidos a, entre otros, cambio climático, derechos humanos, gobernanza, y con ello, la necesidad imperiosa de gestionarlos. No obstante esto, en algunas organizaciones o mercados se ha desacelerado el avance en ciertas medidas debido al contexto social, económico y político actual.
Lo que vemos es que en el contexto actual, el pulso y velocidad del cambio se verá afectado por la agenda política local como así también internacional. Según la última publicación de “Cambios Regulatorios previstos para 2025 de KPMG US”, el resultado de las próximas elecciones estadounidenses influirá fuertemente en el entorno regulatorio en todos los países e industrias. Se espera que se mantengan las exigencias actuales a las empresas cotizantes en la SEC (Securities and Exchange Commission) en lo que respecta a informar sobre sus capacidades financieras y la adopción de un enfoque basado en riesgos que contemple operaciones críticas, tolerancia/recuperación de interrupciones, eventos meteorológicos/climáticos, supervisión de terceros y respuesta ante incidentes.
Si bien ambos posibles gobiernos (demócrata o republicano) tendrán como objetivo garantizar la estabilidad financiera y un mercado operativamente resiliente, uno demócrata posiblemente resultará en una continuación de las políticas y presiones actuales: alta actividad regulatoria con enfoque en la gobernanza y controles de riesgos. En cambio, un gobierno republicano probablemente resulte en una disminución de esta clase de actividades.
Repensar los negocios
Volviendo a las empresas y por encima de lo coyuntural, hoy la cultura corporativa promueve la incorporación de aspectos de sostenibilidad de manera transversal, ya que es un tema que impacta en la organización como un todo y lleva a repensar ciertos productos e incluso negocios. La tecnología juega un rol fundamental para lograr que la información que proviene de métricas e indicadores de gestión sea trazable, confiable y transparente. Un gran número de organizaciones se encuentra evaluando e implementando herramientas o plataformas que permiten gestionar de manera integrada la información proveniente de distintos sistemas de gestión (ERP, métricas operativas, ambientales, otros) para luego elaborar reportes o memorias de sustentabilidad de forma más centralizada y eficiente, incluso a través de estas.
También existen instrumentos que permiten evaluar y monitorear la alineación y aplicación de ciertos aspectos referidos a derechos humanos, DEI (diversidad, equidad e inclusión), emisiones de gases de efecto invernadero u otros en la cadena de suministros, a fin de identificar posibles planes de acción con terceros.
Por último, la incorporación de principios ESG en la estrategia de inversión y en los procesos de evaluación de “potenciales inversiones”, usualmente denominados procedimientos de ESG Due Diligence, hoy resultan fundamentales tanto para la identificación de los riesgos, los pasivos y las oportunidades materiales de aspectos ambientales, sociales y de gobernanza de un objetivo de inversión. Los inversores pueden considerar estos factores con distintos enfoques dentro de sus carteras, por ejemplo, invirtiendo en iniciativas que impacten en sostenibilidad o en proyectos considerados de impacto ambiental y social positivo.
Alineado con esto, las organizaciones que incluyen en su estrategia de negocio cuestiones ESG y logran administrar mejor sus riesgos y oportunidades tienen un mejor desempeño a largo plazo. Eso puede verse reflejado en un aumento de ingresos, disminución de costos o reducción de riesgos. Como si esto fuera poco, en el sector financiero, ya resulta un requisito contar con un sistema que permita analizar y evaluar los riesgos ambientales y sociales en sus carteras, como complementarios a los riesgos operacionales.
(*) Socia líder de Sostenibilidad & Servicios ESG de KPMG Argentina