El G-7 se propone ahora acabar con eso. Ninguna de las sanciones impuestas hasta ahora por la Comunidad Europea a Rusia afectó específicamente el negocio de los diamantes. Y es ese negocio, a través de la empresa Alrosa, lo que permite a Putin financiar la guerra a Ucrania.
Las exportaciones de diamantes de Moscú han escapado hasta ahora a las sanciones de la UE, mientras Bélgica ha advertido de que su centro de comercio de diamantes, Amberes, corre el riesgo de perder negocio en favor de Dubai.
Alrededor del 90% de los diamantes del mundo pasan por Amberes y Rusia obtuvo el año pasado unos 4.000 millones de dólares de las exportaciones de diamantes en bruto.
Los países del G7 se acercan ahora a un sistema de trazabilidad de diamantes que allanaría el camino para que las economías más ricas del mundo prohíban las gemas rusas a partir de principios del próximo año.
Bélgica ha renunciado a bloquear las sanciones a los diamantes rusos, pero presenta una propuesta para hacerlo en sus propios términos, algo que ha desatado la furia de la industria del diamante, incluido el mayor productor mundial De Beers, a pocas semanas de que se anuncie un sistema del G7.
El Gobierno belga informó a los periodistas la semana pasada sobre el plan del G7, después de que se rumoreara que el Centro Mundial del Diamante de Amberes (AWDC) había estado trabajando en una propuesta.
Pero la propuesta está causando consternación entre los 16 principales fabricantes y comerciantes internacionales de diamantes, que acusaron al lobby del diamante de Amberes de insuficiente “transparencia, responsabilidad e inclusividad”.