Las grandes instituciones están creando y administrando internamente entornos de nube privada (y en algunos casos procurando acceso a nubes públicas externas) para servicios de infraestructura básica, plataformas de desarrollo y aplicaciones enteras. Las empresas medianas, en cambio, optan por comprar ofertas de nube pública pues por lo general carecen de escala para instalar sus propias nubes.
Pero si bien son atractivos, los entornos cloud vienen con nuevos tipos de riesgos. Muchos ejecutivos se preguntan si los proveedores externos pueden proteger los datos sensibles y asegurar que van a acatar regulaciones en cuanto a dónde se pueden almacenar ciertos datos y quién accede a ellos. Por su parte, los gerentes de riesgo se preguntan si no es peor crear nubes privadas que generan un solo punto de vulnerabilidad al englobar muchos tipos diferentes de datos sensibles en una sola plataforma (así consta en un reciente informe de la consultora McKinsey que se condensa aquí).
Sin embargo, lo cierto es que las empresas que se niegan a usar capacidades de nube pública o privada no aprovechan ni los ahorros ni la flexibilidad que permiten. Las grandes instituciones, que tienen muchos tipos de información sensible que proteger y muchas soluciones cloud para elegir, deben poner en la balanza los posibles beneficios y los riesgos a la confidencialidad de los datos, identidad y honestidad de acceso.
Negarse a usar capacidades cloud no es una opción viable para muchas instituciones. La combinación de mayor agilidad y menores costos está incitando a las grandes empresas a lanzar programas coordinados para usar entornos cloud.
El gasto empresarial en entornos de nube pública manejados por terceros crecerá de US$ 28.000 millones en 2011 a más de US$ 70.000 millones en 2015, según el IDC. Sin embargo, el gasto total es mucho mayor de lo que esos estimados indican porque las cifras no reflejan lo que gastan las empresas en sus entornos de nube privada. 80% de las grandes instituciones encuestadas por McKinsey en Estados Unidos proyectan o están ejecutando programas para usar entornos cloud para alojar aplicaciones críticas, casi siempre creando entornos de nube privada.
La utilización de ofertas de nube externa puede significar más ahorros. Algunos ejecutivos citan ejemplos de economías de hasta 60 y 70% reemplazando aplicaciones internas desarrolladas a medida con alternativas de software-como-servicio, en una nube pública. Además, según la investigación de McKinsey, 63% de los líderes empresariales que respondieron coincidieron en que la nube puede agilizar toda la operación de la empresa.
Adopción de abajo arriba
Las organizaciones que no hacen absolutamente nada en la nube son raras, y tal vez no haya ninguna. Quien piense que es la excepción, probablemente se equivoque. Más allá de que haya una política explícita de “no cloud”, la naturaleza democratizada de la nube reduce el papel de intermediario que tradicionalmente jugaban los departamentos de IT y hace más difícil el control central.
Los usuarios se están suscribiendo directamente a los servicios de cloud, desde almacenamiento online y backup a servicios de medios y soluciones de relaciones con los clientes o pagos por tarjeta de crédito. Los desarrolladores están usando infraestructura-como-servicio y plataforma-como-servicio para testeo de códigos y a veces alojar aplicaciones.
Si una empresa prohíbe las ofertas de nube podría provocar que los usuarios se suscriban a soluciones menos seguras. Un empleado que usa una tarjeta de crédito puede no estar demasiado interesado en la seguridad o enterado de las ventajas de comprar la versión empresarial del software cloud. Ese mismo individuo podría estar perfectamente dispuesto a usar proveedores de servicios cloud respaldados por su organización si estuvieran a disposición.
Riesgos y oportunidades
Usar la nube crea peligros de protección de datos en servicios de nube pública y también en entornos de nube privada. Sin embargo, las plataformas tradicionales, en la mayoría de las organizaciones, tienen también importantes riesgos de información que podrían ser mitigados mudando a un entorno más automatizado.
Décadas de experiencia maduraron la práctica de redactar contratos para servicios de telecomunicaciones y acuerdos tradicionales de tercerización. Los términos y condiciones existen para asignar responsabilidades en caso de incumplimientos. Los contratos para la nube son diferentes de muchas maneras. Las plataformas de IT muy compartidas y automatizadas pueden oscurecer la ubicación geográfica de los datos del proveedor y del cliente.
Esto es un problema para las instituciones que manejan información de identificación de personas porque deben mantener algunos datos de clientes en ciertas jurisdicciones y afrontar acción regulatoria si no lo hacen. En este punto, los ejecutivos bancarios entrevistados no creen que los proveedores de nube pública puedan darles las garantías que necesitan para proteger a sus instituciones de este tipo de acción regulatoria. Otro desafío nuevo que presenta la nube es cómo ajustarse a los estándares regulatorios y del sector que todavía no han sido actualizados para reflejar arquitecturas de nube.
Fragmentación o consolidación
El actual estado de fragmentación de los datos que manejan muchas empresas brinda un especial tipo de beneficio en manejo de riesgos. El dispersar datos sensibles del cliente en muchas plataformas significa que un problema en una plataforma solo va a afectar a un subconjunto de la información de la compañía. La fragmentación puede también limitar el impacto de una violación de seguridad, porque plataformas diferentes suelen tener diferentes protocolos de seguridad.
En cambio, las aplicaciones y los datos consolidados en entornos compartidos de nube privada aumentan el atractivo para los actores malintencionados. Hay muchos más datos valiosos en un solo lugar, lo cual hace mucho más urgente la necesidad de protegerlos.
Ventajas del manejo de riesgos
Ambas soluciones, de nube pública y privada, pueden ofrecer ventajas en cuanto a protección de datos si se las compara con los entornos tradicionales. Las soluciones de nube mejoran la transparencia porque la naturaleza virtual de la nube simplifica el registro de la información, lo cual permite a los técnicos ver los problemas mucho antes de lo que podrían hacerlo en entornos tradicionales.
Además, en ambientes de nube los operadores pueden resolver problemas una vez y aplicar las soluciones universalmente usando poderosas herramientas de automatización. Tal vez lo más importante sea que las organizaciones de IT pueden concentrar sus inversiones en capacidades de seguridad en un pequeño número de ambientes altamente escalados.
Las organizaciones IT deben adoptar un método de manejo de riesgos que en el que los líderes empresariales hagan una especie de compensación entre las ganancias económicas que prometen las soluciones cloud y los riesgos que implican. Cloud computing está todavía en sus principios, y las decisiones sobre riesgos dependen mucho de las características especiales de la situación; por eso no hay reglas fijas.
La gama de modelos de contratación
“Nube pública” y “nube privada” son simplificaciones útiles, pero hay otros modelos que pueden ofrecer combinaciones atractivas de control y oportunidades para aprovechar:
• Una opción es servicios de nube privada manejada en las instalaciones de la empresa, donde un tercero brinda un servicio que opera como nube externa pero que está ubicado en las propias instalaciones de la empresa y está dedicado a la organización.
• Se pueden usar ciertos aspectos de las nubes privadas virtuales: son parecidas a las nubes públicas en que la solución se maneja en forma externa, pero, como las nubes privadas, ofrecen capacidad dedicada, como bancos de recursos que están reservados para cada cliente.
• Nubes comunitarias con infraestructura compartida por varias organizaciones y satisfacen las necesidades de una comunidad específica de usuarios. Las nubes comunitarias, por ejemplo, brindan soluciones específicas que aseguran acatamiento a las regulaciones imperantes.
Una estrategia de nube mixta
Diferentes trabajos y conjuntos de datos tienen riesgos muy diferentes en cuanto a su protección, según sea la naturaleza de la aplicación. La nube pública puede ser una buena opción para desarrollar y testear software, porque eso generalmente no implica datos sensibles. Cualquier trabajo que incluya información de cliente personalmente identificable requerirá una consideracion cuidadosa antes de poder hostearla en un entorno de nube pública. El acceso al control de datos también es importante para proteger información comercial confidencial y propiedad intelectual. Esencialmente, cualquier dato que tenga valor comercial o esté sujeto a regulación necesita la debida protección.
Además, los beneficios de migrar hacia la nube varían según los trabajos. Por ejemplo, a los sitios de comercio al consumidor, donde la capacidad de la demanda tiene picos durante las grandes promociones o en determinados meses del año, les conviene aprovechar los precios variables que ofrecen las nubes públicas altamente escalables.
Ya se están desarrollando herramientas para mapear trabajos y opciones de hosteo en la nube usando criterios como criticidad de misión, sensibilidad de los datos, complejidad de la misión y requerimientos de procesamiento pico.
Un método enfocado en el negocio
Las organizaciones que tienen funciones de manejo de riesgo bastante desarrolladas, por ejemplo, las grandes empresas en negocios muy regulados como la banca, deberían establecer un método amplio para manejar los riesgos en la nube que vaya más allá de las soluciones tecnológicas. El diseño debería cubrir políticas, habilidades, capacidades y mentalidad requeridas.
La transparencia sobre los riesgos de violación de confidencialidad en información comercial y la regulación de la información es esencial para proteger los datos sensibles. Afortunadamente, las plataformas centralizadas de nube y los datos operativos a disposición en esas plataformas permiten a los gerentes evaluar los riesgos, descubrir violaciones, diseñar lineamientos para compensar riesgo con valor y en muchos casos automatizar la imposición de estos lineamientos.
Para las organizaciones que deben hacer grandes migraciones a la nube, los roles y responsabilidades requerirán grandes cambios –pasar de roles especializados, como gerentes de servidores o de redes, a roles más amplios como gerentes de servicios integrados. Esos gerentes de servicios estarán bien posicionados para administrar los riesgos de la empresa porque su perspectiva es más amplia que la de los gerentes especializados.
No obstante, la naturaleza democratizada de la compra y el uso de la nube constituye riesgos que los lineamientos automatizados no pueden resolver. La proliferación de dispositivos inalámbricos que pueden acceder a la computación en la nube en cualquier momento y lugar, por ejemplo, amplía el alcance de la infraestructura informativa de la compañía pero al hacerlo, la información también se vuelve más vulnerable a las violaciones.
Entre los riesgos figura la pérdida o robo de dispositivos con datos sensibles alojados en ellos. Eso significa que la mentalidad y comportamiento del personal de línea y de los gerentes tiene gran impacto en la ciberseguridad. Como resultado, las empresas deben generar conciencia de los riesgos en toda la organización, especialmente al personal nuevo. Este cambio de cultura puede reforzarse ligando el acatamiento a la remuneración con una métrica clara que fortalezca el cambio cultural.
La nube es desde muchos aspectos un desarrollo interesante para el departamento de IT, pero también crea nuevos tipos de desafíos en la protección de los activos informativos críticos. Un método de manejo de riesgos enfocado en el negocio permite a las grandes instituciones encontrar el equilibrio adecuado entre proteger datos y aprovechar los más eficientes y flexibles entornos de tecnología.
El rol singular de los dispositivos
La nube móvil patea el tablero
El cambio de las PC a los dispositivos móviles es la raíz de los problemas de empresas como Microsoft, Intel y Google. Aparece ahora una generación de startups que desarrolla software para móviles y genera una revolución en la forma de elegir programas de computación aptos para el consumo empresario.
Poco después de que Apple lanzara la última versión de su iPad, la compañía TaylorMade-Adidas Golf Company compró unas 80 tabletas para sus departamentos de Marketing y Ventas. A las pocas semanas, casi todos los empleados comenzaron a usar una herramienta para compartir contenido llamada Box.net con la que recomendaban y comentaban artículos sobre liderazgo y crecimiento personal, aunque el departamento de IT nunca autorizó el software.
Jim Vaughn, jefe de Ventas de la compañía, dijo que ni siquiera sabe con seguridad cómo o cuándo Box entró a circular por TaylorMade. Sin embargo, cientos de empleados usan ahora el software en sus tabletas y smartphones. Esta rapidez en la adopción fue posible porque el software no está alojado en los servidores de la casa matriz, en California, sino en computadoras remotas en la nube.
Esto es un ejemplo de lo que pasa en muchas otras grandes organizaciones. Los dispositivos móviles están cambiando totalmente la forma en que las empresas compran y usan software, en un proceso que saca las decisiones de los departamentos de IT para depositarlas en los mismos usuarios (así lo revela Chris Dannen en un breve ensayo en MIT Technology Review, que se sintetiza aquí).
Refleja también el patrón de anteriores olas de cambio en la tecnología, como la de la misma PC, que al principio fue muy resistida por los departamentos de IT. De hecho, Microsoft se hizo gigante cuando las computadoras personales reemplazaron a las microcomputadoras, que a su vez habían superado a las computadoras centrales.
Algunas compañías evitaron quedar atrás cambiando su enfoque, como IBM, pero muchos nombres de la vieja escuela como Univac y Control Data se convirtieron en materia de historia tecnológica.
Avance de los dispositivos móviles
Ahora, los dispositivos móviles erosionan el terreno ganado por las computadoras personales.
Box.net –junto con otras startups que nacen gracias al respaldo de capitalistas de riesgo- está aprovechando el momento, ahora que es evidente que los chiches electrónicos no son un fenómeno pasajero sino el futuro del trabajo en colaboración.
Una porción cada vez más grande del mercado del software empresario global se está trasladando a la nube móvil. Estos servicios de nube móvil, que además son muy baratos, están listos para crecer hasta convertirse en un sector valuado en US$ 5.200 millones con 240 millones de usuarios para 2015, según ABI Research.
Microsoft, el mayor de los proveedores de software empresario, no reaccionó con rapidez, en gran medida porque la mayoría de sus clientes, esos que compran sus lucrativos paquetes como el Office o el SharePoint, por ejemplo, están usando servidores instalados en sus propias oficinas y no almacenamiento en la nube. Por lo general, esos programas se venden a grandes empresas con licencias multimillonarias.
Los nuevos servicios para nube móvil se conectan unos con otros, trabajan juntos, y así se convierten en aliados contra Microsoft.
Por ejemplo, Box.net y Yammer se conectan con Google Apps –un conjunto de herramientas en la nube diseñadas para crear y administrar documentos que Google vende como suscripción anual a US$ 50 por usuario. Para Google, la aparición de estas startups de nube móvil es conveniente para reforzar su estrategia, según Chris Vander Mey, gerente Senior de Google Apps. La idea es ofrecer una alternativa en la nube al Microsoft Office mientras se facilita la posibilidad de compartir datos entre programas que hacen otras tareas.
Recién con la introducción de su Windows Phone 7 fue que Microsoft comenzó a responder con toda su fuerza, con nuevas herramientas de desarrollo para la nube móvil. La compañía está sacando versiones de SharePoint y de Office 365 basadas en la nube para sus dispositivos móviles.
La compañía ve ahora su nuevo teléfono y su nuevo software Windows Azure como plataformas para crear cualquier tipo de aplicación para móviles. Pero las startups comenzaron a desarrollar esos nuevos servicios hace más de tres años, cuando el lanzamiento del iPhone se convertía en presagio de cambio.
Millones de empleados comenzaron a llevar consigo dos dispositivos, uno personal y otro para el trabajo. Esa duplicación hizo reflexionar a los capitalistas de riesgo y los instó a poner dinero en Box.net, dice Aaron Levie, cofundador de la compañía, ahora basada en Silicon Valley. Él vislumbró entonces que el dispositivo personal podía convertirse en también en dispositivo comercial, lo cual llevaría a la necesidad de nuevos tipos de software.
Más y mejor innovación
Para sacar provecho a la nube
Según la BSA (The Software Alliance), la Argentina ocupa el puesto número 16 entre los 24 países de una lista con una nueva clasificación de políticas gubernamentales relevantes para el crecimiento de la computación en la nube. Las políticas proteccionistas nacionales generan dificultades para el comercio internacional y la transmisión de datos entre países.
La BSA Global Cloud Computing Scorecard brinda un mapa de ruta para las iniciativas y políticas que pueden, y deben, adoptar los países para asegurar que aprovechan todas las ventajas económicas y de crecimiento. Se sabe que cada uno de los elementos individuales de la clasificación es crítico para la creación de empleo y el crecimiento.
Son especialmente fundamentales en el contexto de la computación en la nube (cloud computing) porque la nube brinda una oportunidad multiplicadora. Actuar sobre esas políticas fomentará la innovación, dice la BSA, porque la computación en la nube asegura que la innovación sea mejor aprovechada y mejor ejecutada.
La Clasificación Global sobre la Nube establece la primera clasificación del tipo y determina el grado de preparación de los países para la promoción del crecimiento del mercado global integrado en la nube. Para ello, la clasificación evalúa leyes y reglamentaciones vigentes. Los países estudiados representan 80% de la infotecnología y comunicación mundial. Los aspectos analizados son: privacidad de datos, seguridad digital, crimen digital, propiedad intelectual, interoperabilidad tecnológica, armonía legal, libertad de comercio e infraestructura de TI.
Una de las conclusiones del estudio es que si bien no hay grandes cambios entre los resultados de 2012 y 2013, el ranking de este año ubica a nuestro país un puesto por debajo del anterior.
Hay que señalar que el país, a pesar de su descenso en el ranking, está comprometido con el desarrollo del sector de informática y telecomunicación y con la actualización de leyes que fomentan cloud computing. Ya se están aplicando leyes efectivas contra delito digital, firmas digitales y protección de datos, aunque con implementación y fiscalización limitadas.
En cuanto a propiedad intelectual, las leyes argentinas no han acompañado el avance de la tecnología. No existe cobertura directa para asuntos como la “disponibilidad” online no autorizada de material protegido por propiedad intelectual. La Argentina tiene también un historial no muy sólido en aplicación de leyes de propiedad intelectual, con pocos procesos y retrasos judiciales.
El plan argentino de banda ancha, “Argentina Conectada,” busca garantizar a toda la población el acceso de alta velocidad a Internet. Una de las metas es brindar esa posibilidad a 10 millones de hogares para 2015.
Lo que preocupa del estudio es que el laberinto de leyes y reglamentaciones en conflicto con las de otros países amenaza las posibilidades que se abren en el mercado global. Esta medición se mantiene igual que el año anterior.
El país que más subió en la clasificación entre 2012 y 2013 fue Singapur, hoy en el 5º puesto, que saltó cinco posiciones al adoptar una nueva ley de privacidad que inspira confianza entre los usuarios y promueve la innovación comercial. Japón sigue líder en la clasificación global, con gran cantidad de leyes que favorecen el comercio digital. Australia sigue en segundo puesto y Estados Unidos subió a tercer puesto dejando a Alemania en el cuarto lugar.
El Gobierno atiende en la nube
Government Cloud Computing es un programa británico de Gobierno para fomentar la adopción de cloud computing. La iniciativa se propone perseguir crecimiento económico capitalizando los ahorros de costos que permite y la flexibilidad para crear medios más eficientes y accesibles para brindar servicios públicos.
El entorno G-cloud incluye:
CloudStore: un mercado online para servicios de IT que incluye infraestructura-como-servicio, plataforma-como-servicio, software-como-servicio y servicios de consultoría de los vendedores que ofertan para participar en el programa. Los organismos de Gobierno pueden comprar servicios cloud con el método de pagar a medida que consumen o mediante contratos anuales con CloudStore, una compañía fundada en febrero de 2012.
Delegación G-Cloud: supervisa y hace cumplir estándares y certificaciones para los servicios del sector público.
Consolidación de centros de datos: un esfuerzo en curso para cerrar centros de datos subutilizados en los organismos oficiales. Esta parte de la iniciativa G-cloud busca mudar los servicios oficiales a una arquitectura común que comprende entornos de nube pública, nube privada y nube híbrida.
Las empresas y el uso de cloud
Mayor aceptación, aunque con cautela
Con dificultades en la implementación y relegada a sectores considerados más “soft”, son muchas las organizaciones que se animan a utilizar tecnología en la nube. Desde redes sociales internas a plataformas completas que permiten una mejor atención al cliente o habilitan el teletrabajo, pueden sentir en carne propia los beneficios de invertir y actualizar sus sistemas.
Por Florencia Pulla
Cuando aparece una nueva tecnología hay, en general, una resistencia inicial. Inclusive después de la aparición de la Generación Y en el escenario laboral no es fácil tomar la decisión de invertir en innovar sistemas o actualizar plataformas para estar en la vanguardia de la tecnología. Los beneficios pueden ser muchos –flexibilidad en el uso, reducción de costos, mejores políticas de recursos humanos y de atención al cliente– pero el miedo a una implementación a medias, a los costos de proyectos faraónicos o la preocupación por la seguridad, juega en contra de la innovación.
El crecimiento económico que experimentaron los países emergentes durante los últimos años –entre los que debe considerarse a la Argentina– les ha dado más margen a las empresas multinacionales con operaciones locales y a las Pyme nacionales para dejar de percibir a cloud como un experimento y meterse, de cabeza, en proyectos más ambiciosos. Aunque desde hace mucho tiempo son mayoría los que utilizan servicios en la nube, como el correo electrónico, de a poco se van animando usarlo, también, en áreas operativas, con excelentes resultados.
Pero tal vez esta resistencia inicial, estas dudas que rodean siempre a cloud, esta necesidad de los gerentes de Sistemas de evangelizar y convencer, sea la razón por la que pocas empresas quieran comunicar sus casos de éxito. Off de record son varios los ejecutivos de empresas de IT que reconocen que retail es un sector clave para el crecimiento de esta tecnología en el país; consultados por Mercado explicaron que los proyectos estaban en fases iniciales.
Sin embargo, existen otras ramas de la economía que se sienten más cómodas contando lo que han hecho hasta ahora, tal vez porque han sido adoptantes tempranos de la tecnología; supieron que invertir en la nube significaba una ventaja competitiva. Hoy explican cómo han cosechado aquello sembrado en años anteriores.
A la vanguardia del teletrabajo
De un proyecto piloto de 50 personas en 2008 a uno, más grande, de casi 1.000 empleados, en la actualidad, la modalidad del teletrabajo utilizando servicios de nube en Telecom ha ganado terreno.
Dos de sus voceros, Mariano Muñoz, gerente de Relaciones Industriales, y Patricio Cassain, gerente de Marketing de Grandes Clientes y Pyme, reconocen que el teletrabajo llegó para quedarse puertas adentro de la organización: estiman que en el mediano plazo podrían trepar a 4.000 los empleados que trabajen a distancia. Aunque con una particularidad: además de ser usuarios de cloud en Telecom desarrollan la tecnología, la prueban, y después la venden a otras empresas con necesidades comunicacionales parecidas a las suyas.
Lo explica Cassain: “Lanzamos ´La Nube Argentina´ a clientes en general hace más de un año. Pero nosotros tenemos como idiosincrasia vender en el mercado lo que probamos y utilizamos internamente. Hoy dentro del porfolio end-to-end de nube tenemos productos que utilizamos aquí todos los días; tratamos de predicar con el ejemplo”.
A lo que se refiere Cassain es que, además de la posibilidad de hacer home office –con una plataforma montada por Telecom que permite acceder al mismo entorno que en sus oficinas de Puerto Madero y también a sus teléfonos internos– también ofrecen hosting, servicios de disaster recovery y back-up, herramientas colaborativas como las de videoconferencias de alta definición y de seguridad.
Hoy 15% de sus grandes clientes utilizan sus servicios de nube, nada mal a un año de haberlos lanzado. Y agrega: “40% de las empresas argentinas están pensando en utilizar o utilizan algún servicio de cloud, que no es una tecnología sino una modalidad de adquirirla con mucha flexibilidad. Para dar un ejemplo: si alguien viaja a Madrid, compra un boleto de avión, no alquila un Boeing 747. Esto es similar porque lleva la tecnología a un modelo de utility y es más eficiente en términos de costos”.
Evidentemente desde Capital Humano coinciden porque Muñoz explica cómo algo de todo este paquete de soluciones redundó en mejoras concretas para los empleados que hoy califican al teletrabajo, de acuerdo a encuestas internas de engagement que se hacen cada dos años, como el beneficio no económico más importante de la empresa.
Esto es especialmente importante para las multinacionales que se precian de su capacidad en retención de talento. Para Muñoz el esfuerzo vale doble porque, al momento de iniciar el proyecto piloto, eran muchos los tabúes alrededor del teletrabajo y de la fiabilidad de la plataforma cloud.
“Estos proyectos no son nuevos pero han tomado diferentes formas a lo largo del tiempo. Esta práctica fue muy utilizada para precarizar y no dar cumplimiento a cuestiones laborales. Nosotros quisimos incorporarlo como un beneficio, para darle una mejora a nuestro público interno. Antes se lo pensaba como herramienta enfocada al público equivocado, más cerca del retiro que de la edad laboral más activa. El éxito viene porque se repensó la herramienta”.
¿Cómo funciona? ¿Cuál es la condición de acceso? “Primero, que la tarea sea teletrabajable –hace hincapié Muñoz– porque no todas lo son. Las cuadrillas que arreglan postes tienen, por ejemplo, una modalidad presencial. Segundo, que la persona sea confiable; que tenga capacidad de autogestión y de ser dirigido por un sistema de administración por objetivos. No queremos medirle el agua y el aceite todos los días”. El miedo inicial de los sindicatos, de que se utilice al teletrabajo como siempre se lo ha utilizado, como herramienta de precarización, resultó infundado. “Convivimos con 20 entidades gremiales y obviamente toda innovación genera resistencia. Las que comenzaron denunciando entendieron, por el mismo testimonio de sus bases, que es algo bueno”.
La idea, desarrolla Cassain, es que la experiencia en casa sea la más parecida a la de la oficina. “Para eso es fundamental la nube que permite acceder al escritorio con Windows desde cualquier sistema operativo. Quien teletrabaja vuelve al otro día a la oficina y tiene todos los cambios guardados; la virtualización es total. La barrera tecnológica entonces es mínima porque es poco lo que tiene que reaprender”.
Invertir en agilizar procesos
Unilever es uno de los grandes en el consumo masivo y, por las dimensiones de su negocio –operaciones en más de 100 países, 2.000 millones de consumidores, plantas con más de 4.800 empleados como el caso argentino– está llamado a beneficiarse con las ventajas de la nube. Tal vez por eso han decidido usarlo desde hace tanto tiempo en diferentes áreas del negocio: no se quedan con Recursos Humanos solamente sino que han aplicado la tecnología a Ventas y Cadena de Distribución.
Pablo Maidana, es gerente de IT de Unilever Argentina. Desde allí surgen las propuestas de optimizar utilizando cloud atendiendo a demandas del negocio o anticipándose a tendencias que faciliten este concepto tan de moda, el del “Agile Working”: se busca, en palabras de Maidana, que un empleado pueda trabajar en cualquier lugar y en cualquier momento con acceso a toda la información y aplicaciones que en su trabajo normal, de todos los días.
En Unilever “principalmente se implementó el concepto de cloud privada. La propuesta fue gestionar servicios ofrecidos a escala global de forma centralizada, como el correo electrónico, Intranet, servicios de chat y voz y accesos a aplicaciones de negocios corporativas. Pero además contamos con servicios que incluyen aplicaciones que viabilizan el acceso a los procesos de información en nubes externas. También usamos funcionalidades de la nube externa para servicios que agreguen valor a este concepto de agilidad en el trabajo, como Skype, Drive o YouTube”.
Aunque tiene diferentes implementaciones, para Maidana la clave está en lubricar la comunicación hacia dentro y hacia fuera de la compañía. Y apuesta a más: “En un futuro cercano la oferta de estos servicios va a aumentar y van a ser, claramente, más eficientes y accesibles. Nuestra compañía está evolucionando constantemente y las tecnologías pueden considerarse drivers, facilitadores de los cambios que el negocio necesita”.
“Energía compartida”, una red social
Se piensa a las empresas que prestan servicios públicos como grandes elefantes, con poco espacio para maniobrar con la innovación. Sin embargo Gas Natural Fenosa, multinacional presente en 25 países con presencia en la Argentina desde 1992, vino a probar lo contrario. Con un modelo de negocios que intenta hacer equilibrio entre los negocios regulados y los no regulados de los mercados gasista y eléctrico, deben proveer de energía a 20 millones de personas en el mundo, seis de los cuales se encuentra en nuestro país. No es poca cosa.
Como explica Bettina Llapur, directora de Comunicación y Relaciones Institucionales de la empresa, es ese compromiso el que los lleva a ingeniar mejoras en gestión y comunicación, agilizando los flujos de comunicación e información. En este contexto es que nació “Energía Compartida”.
“Empezamos a aplicar cloud hace dos años con ´Energía Compartida´, un proyecto de red social que surgió de una necesidad de la empresa de adaptarse a la comunicación, una práctica que estaba aflorando en la misma comunidad interna pero también en todo el mundo empresarial, y que permite un intercambio mayor, veloz y global entre los empleados de los países en los que opera la empresa”.
Aunque ya tiene algunos años, el proyecto tuvo modificaciones: este año se rediseñó la red interna a partir de Yammer.com, con un diseño más moderno y teniendo en cuenta, según Llapur, el feedback de los empleados. “Este diseño, similar al de Facebook, permite editar online, intercambiar archivos pesados, chatear con otros empleados y generar grupos por países, áreas o disciplinas”.
Sobre los beneficios, aclara: “El intercambio online trajo un plus económico porque permite ahorrar costos de reuniones, viajes y llamadas internacionales. Pero, más importante, generó una mejor relación entre los empleados”. Insta, por lo tanto, a que otras empresas sigan su ejemplo. “Teniendo en cuenta el auge de las redes sociales una empresa que no adapte su comunicación a los métodos actuales de cloud quedará estancada y estará perdiendo una parte importante de las actividades del negocio”.
Mejor atención al cliente logístico
No es fácil la tarea que tiene el gigante Gefco: mejorar la logística; hacer los procesos más razonables y eficientes para las empresas que trabajan en países emergentes como el nuestro, en el que operan desde 1999 cuando se ubicaron en el tercer puesto de operadores logísticos del país para no irse nunca más. La tecnología, naturalmente, los habilita a prestar un mejor servicio en los 150 países en los que está presente la firma y que la llevaron a facturar, al menos en 2012, € 3.600 millones a escala global, con números menos ambiciosos en el país pero de peso, sin dudas.
Julián González es director de Sistemas de Información de la compañía y hace hincapié en los beneficios específicos al sector que trae cloud. “Desde el principio hemos evaluado la posibilidad de utilizar la nube por un motivo fundamental: la necesidad de crecimiento del negocio. En la logística es indispensable la planificación y la anticipación pero no menos importante la respuesta rápida al cambio. A través de cloud hemos encontrado una herramienta fenomenal para dar respuesta a estas condiciones. Porque teníamos 90% de nuestra plataforma virtualizada desde hace cinco años, pudimos implementar rápidamente la nube enfocándonos en el proyecto Business Intelligence que habilita a nuestras direcciones a acceder a información de gestión en línea, se encuentren donde se encuentren, y a nuestros clientes de contar con la información requerida”.
Buenas noticias de inversión para este proyecto de corte regional: para la segunda etapa Gefco planea desembolsar US$ 600.000 en América latina. Evidentemente la primera implementación no trajo resistencias de mayor calibre y, de acuerdo a González, buenos resultados. “El principal beneficio que trajo aparejado fue un cambio radical en la estimación de los tiempos de los proyectos. Trabajamos con nuevos clientes para relevar, analizar y proponer soluciones. La celeridad en poder poner en marcha una solución propuesta es la variable más valorada por el cliente. En nuestro caso, cloud nos dio la posibilidad de implementar nuevos proyectos con más rapidez y mejor performance”.
Consultores
Más expansión, más confianza
El crecimiento económico en los últimos años de los llamados “emergentes”, de los que Latinoamérica forma parte, ha impulsado la adopción de cloud para actualizar infraestructuras y abaratar costos a escala global. Inevitablemente, esto elevó la confianza en la “nube”, acelerando el proceso y auspiciando la innovación, tarde pero seguro.
Por Florencia Pulla
Jorge Seoane
Sin embargo, es todavía responsabilidad de las empresas de IT convencer sobre la fiabilidad del sistema que sigue generando dudas.
Empujados por la idea de acelerar los procesos y de acceder a mayores herramientas computacionales a escala y, por lo tanto, a menor precio, las empresas de todo el mundo han comenzado a abrazar cloud computing ya no como un experimento sino como una verdadera apuesta a mediano y largo plazo.
En línea con lo que la tecnología ha hecho suyo de ese dicho atribuido al filósofo griego Heráclito, que dice que lo único constante es el cambio, parece que las tendencias que se avistan en el universo del consumo masivo y las empresas tienen mucho que ver con la nube. De hecho, las otras dos grandes corrientes de innovación hoy, movilidad y big data, dependen de la capacidad de almacenamiento, virtualización y de escala que les posibilita la nube, lo que permite inferir, sin mucho riesgo de equivocarse, que el techo es el cielo.
Por eso recientemente grandes empresas han invertido en construir infraestructura para acceder a una nube privada y otras, más pequeñas, las Pyme, han apostado a cambiar sus procesos pero accediendo a una nube mixta. Las empresas de IT hoy les proveen esas chances porque cloud es, más que cualquier otra tecnología, una que permite adaptación y flexibilidad: de alguna manera, se paga lo que se usa, sin importar el tamaño de las organizaciones. Una tecnología democratizadora, accesible, “para todos”.
Pero a pesar de los obvios beneficios –de costos estructurales, de espacio– todavía existen mitos sobre la nube que parecen difíciles de erradicar. Confiarle datos a un tercero, de mayor o menor sensibilidad, siempre es un riesgo, y las regulaciones pueden actuar como un verdadero chaleco de fuerzas que impide la promoción de la herramienta.
El concepto económico de costo de oportunidad, el valor de la mejor opción, aparece más claro que nunca en el caso de cloud: ¿es más lo que se pierde, competitivamente, por no adoptar la tecnología, que adoptándola asumiendo los riesgos? ¿Representa un verdadero salto cualitativo que puede ayudar a las empresas a asignar mejor sus recursos y promover mejores prácticas internas?
Diego Taich
Latinoamérica: un mercado gigante
Desde el lado de la oferta, este argumento sirve para vender soluciones que, según un informe de la consultora IDC, representaban un mercado de US$ 28.000 millones en 2011 y que, en solo dos años, podría crecer hasta US$ 70.000 millones. Otro dato vale oro: 70% de las empresas estadounidenses relevadas por McKinsey para su informe sobre cloud el año pasado confesaron que están ejecutando o planean ejecutar en el corto plazo una estrategia de nube para agilizar sus operaciones y reducir costos de hasta 40% con respecto a sus plataformas actuales. Visto desde esa perspectiva se entiende por qué empresas de diferentes backgrounds –telcos, datacenters, aquellas que entienden IT como servicio– se apresuran a ofrecer soluciones para tentar a sus clientes y animarse con la adopción.
Esta tendencia, que es global, permite identificar también que Latinoamérica no está demasiado atrasada con respecto a sus pares de otras regiones. Para Jorge Seoane, socio responsable de los sectores de Tecnología, Telecomunicaciones, Medios y Servicios de la consultora Paradigma, el mercado regional vale unos US$ 300 millones, con una tasa de crecimiento anual muy agresiva y potencial de crecimiento de hasta 60% cada año.
“Entendidas estas cifras, y por otro lado el creciente interés de las empresas en resolver la adopción de componentes de tecnología informática que tradicionalmente representaban importantes inversiones, se puede concluir que estamos frente a una oportunidad que en un mercado emergente como Latinoamérica tiene tasas de crecimiento importantes. Además, la oferta de soluciones de cloud computing cuenta en este momento con certificaciones de seguridad, calidad y privacidad que superan las condiciones de servicios de datacenter tradicionales de las empresas, resolviendo de esta forma la preocupación sobre la integridad y privacidad de los datos en la “nube”. Este tipo de soluciones orientadas a las Pyme dan una respuesta más flexible y competitiva”.
“Se estima que los servicios en la nube generarán cerca de 14 millones de empleos a escala mundial para el año 2015. En Latinoamérica lideran el proceso de incorporación de esta tecnología países como la Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México. Por ejemplo, se estima un crecimiento de más de 700.000 nuevos empleos relacionados con la nube proyectados para 2015 en el conjunto de México, Brasil y la Argentina. Este alto crecimiento proyectado debe considerarse en que parte de un momento en que esta tecnología se encuentra en etapa de inducción”, completa Seoane.
Bruno Tasco
Adopción más veloz
Diego Taich, director de IT Consulting de PwC Argentina, coincide con las apreciaciones de Seoane sobre el mercado pero agrega que en la región todavía hay “mucho espacio para ampliar la adopción”. “En Estados Unidos o Europa la elección hacia cloud es más constante e intensiva. No es que Latinoamérica está retrasada en un par de meses, eso sería verlo de manera optimista. Aunque hay una adopción paulatina de la tecnología a escala regional no digo nada nuevo cuando apunto a que hay mayor velocidad de adopción en otros países económicamente más estables”.
Tal vez la razón se encuentre en las pocas políticas públicas adoptadas en la región para promover esta tecnología, desde el lado de la oferta y la demanda. De hecho, para Bruno Tasco, analista de Industria de Frost & Sullivan, “pocos Gobiernos están realmente incentivando la implementación de computación en la nube. Estados Unidos tiene un programa llamado Cloud First Policy que proporciona a las empresas información sobre el concepto y la forma de invertir en cloud computing pero en Latinoamérica estamos todavía en una etapa muy emergente y no existen propuestas de este tipo para fomentar la adopción”.
Nadie se puede quedar afuera
Aunque se sienta todavía el atraso comparativo de la región, las empresas –muchas de ellas grandes, multinacionales, que exportan modelos de casas matrices y que actúan “por derrame” sobre las empresas locales que siguen tendencias y las reciclan a sus necesidades– se han decidido a zambullirse y comenzar a adoptar cloud aunque sea de manera tímida y sobre datos que no se consideren sensibles.
Inclusive las mismas instituciones financieras, uno de los grupos más dinámicos en cuanto a inversiones en IT, solo se arriesgan a probar modelos de cloud en áreas consideradas “blandas”, como recursos humanos o comercio exterior.
Así lo dice Taich: “El sector financiero está invirtiendo mucho pero no en soluciones que manejan datos críticos porque existen muchas regulaciones al respecto. Eso no significa, claro, que no se pueda operar, pero, por ejemplo, ese tercero tiene que poder hacerlo en el país”.
Pero al ser cloud una solución tan transversal, tan flexible, no existen grupos privilegiados. En este sentido, quienes ofertan cloud lo tienen claro: hay que atacar todos los frentes. Como lo explica Taich: “Las empresas de servicios saben que la adopción se da bastante pareja por industria. Es decir, los servicios que estamos brindando son adaptables a cualquier tipo de industria, no específicos. Algunas áreas están sometidas a más o menos regulaciones y eso limita un poco la innovación. Pero si se abocan a soluciones de software como servicio, presentan procesos que son soluciones de negocio no para el front end de la compañía sino para áreas como recursos humanos o compras, que permiten procesos más estandarizados y no son muy distintos de una compañía a otra”.
Esta flexibilidad, que es parte de la esencia misma de la herramienta y del modelo de negocios de las empresas que ofrecen plataformas y servicios en la nube, es la misma que permite un abaratamiento tal de los costos que no es impensado que las Pyme recurran a grandes adopciones. “Gracias a la nube las empresas pueden acceder a tecnologías a las que antes no tenían llegada. Tienen, por ejemplo, la posibilidad de profesionalizar su estructura operativa y de negocios, contratando servicios específicos y pagando exclusivamente por lo que utilizan. Enterprise Resource Planning (ERP), Customer Relationship Management (CRM), colaboración, seguridad son todas funciones que las compañías pueden manejar a través de la nube”, apunta Tasco.
Privacidad y regulación
No todas son, sin embargo, buenas noticias. Como en cualquier relación en la que exista dependencia –entre un service provider y una empresa, por ejemplo, pero también podría ser en un matrimonio, para que la analogía pegue cerca de casa– existen problemas de confianza. Más si lo que se le está confiando son datos críticos para la organización. La barrera más importante para el éxito de cloud no está en sus beneficios sino en los mitos que rodean su adopción: ¿es tan seguro como prometen las empresas?
Una historia vale más que mil cifras: en la navidad del año pasado los usuarios del servicio de películas en streaming Netflix se despertaron sin poder ver el capítulo que habían dejado pendiente de alguna serie popular, como podrían ser Mad Men o Breaking Bad. ¿La razón? Una falla en los servidores de Amazon, en donde tienen hosteado el material, afectó a usuarios por dos días. Otras plataformas como Pinterest, Instagram y Foursquare ya habían sido afectadas por problemas en los servidores de Amazon. No hubo bajas en las suscripciones pero indudablemente afectó su negocio probando que cuando cloud falla, falla estrepitosamente.
“Aunque la mayoría de las empresas empieza a asimilar los beneficios de la computación en la nube, todavía vemos una gran preocupación con relación a la seguridad de los datos, sobre todo cuando se trata de la nube pública. Además, las últimas noticias sobre la red de espionaje estadounidense crearon una alerta y aumentaron la inquietud por la privacidad de la información”, confiesa Tasco.
“Inclusive en los países desarrollados hay reticencias de poner los datos en manos de un tercero. Pero el concepto de cloud va más allá. La clave para evitar problemas es tener una adecuada estrategia de migración: no es sacar de un lado para poner en el otro”, explica Taich.
A pesar de todo, Seoane es optimista. “La confianza en cloud como alternativa es creciente y tiene que ver con las experiencias positivas de adopción y en la aplicación de los service providers de estándares de certificación internacional que vienen para responder sobre las dudas que generaba cloud para seguridad de acceso, conectividad, y almacenamiento. Pero lo más importante es los resultados: al momento de evaluar la recuperación de la inversión seguir la línea de outsourcing de infraestructura y aplicaciones tradicionales es una buena idea”.
Red Hat
Un actor moral en la nube
Por sus raíces en el software libre la empresa se ha mantenido alejada del tradicional modelo de negocios basado en licencias y optado, por el contrario, en liberar el código para ofrecer al cliente, mediante suscripciones, soluciones innovadoras a medida, soporte y actualizaciones.
Por Florencia Pulla
Juan Noceda
Su modelo de negocios está indefectiblemente atado a una comunidad de desarrolladores independientes que trabajan codo a codo con ingenieros propios para brindar estabilidad y seguridad a una nube híbrida.
El software libre es aquel que respeta la libertad del usuario y la solidaridad social de su comunidad. O como prefieren expresarlo los activistas open source, quizás para darle un poco más de punch: “aquel que libera a los usuarios de la dictadura de los desarrolladores”. Categórico, pero así suelen ser los activistas.
Red Hat aparece en escena en los tormentosos años 90, en los que el modelo cerrado de licencias imperaba. Su modelo de negocios, que le permitió operar en Wall Street rápidamente, se basaba en ofrecer soluciones a medida, soporte y actualizaciones basados en código abierto mediante suscripciones. Luchaban contra ese mito de que “software libre” no significa siempre “gratuito”: se puede hacer dinero respetando la libertad del usuario para ejecutar, copiar, distribuir y estudiar el código e incluso modificar el software y distribuirlo de esa manera.
Juan Noceda es Global Senior Product Manager de Red Hat en su división PaaS Cloud, OpenShift. Argentino de nacimiento, es un ejecutivo internacional de la marca que en su paso por Buenos Aires dialogó con Mercado de manera exclusiva sobre la estrategia de cloud de la compañía que, según sus propias palabras, “considera un paso natural” por las raíces Open Source de la empresa.
Lo explica mejor: “En vez de brindar software y licencias, lo que adquiere nuestro cliente es una suscripción a un servicio. Cloud básicamente se basa en servicios entonces fue una conexión perfecta con nuestro modelo. A otras compañías quizás les costó más, en nuestro caso fue una transición natural”.