Está claro que la economía argentina está transitando días muy difíciles, a partir de las internas de gobierno, y por graves problemas que se fueron ampliando en el tiempo, según explica el último informe del IERAL de la Fundación Mediterránea..
Por un lado, las alicaídas reservas del BCRA han llevado a endurecer fuertemente el cepo para la compra de moneda extranjera, ya sea para efectuar importaciones o viajes, poniendo en riesgo la actividad económica en varias ramas productivas.
Por otra parte, se ha complicado el financiamiento en pesos del sector público nacional (SPN), que ha derivado en una mayor asistencia del BCRA al Tesoro, a través de un fuerte aumento en la emisión de dinero, luego parcialmente compensada por el incremento en los pasivos remunerados del BCRA.
Se debe recordar que, para cancelar los vencimientos de deuda en moneda extranjera, el Tesoro utiliza los dólares provistos por nuevos préstamos del FMI y otros organismos internacionales (Banco Mundial, BID, CAF, etc.), y si ellos no fueran suficientes, puede colocar bonos en dólares en el BCRA para así usar sus reservas. Pero la escasa disponibilidad de éstas le pone un techo cercano a esta posibilidad.
Por otra parte, para cancelar los vencimientos de la deuda en pesos (capital e intereses), y para financiar el déficit primario del SPN, el Tesoro utiliza los pesos que obtiene de colocar voluntariamente deuda entre agentes privados (ahorristas, bancos e inversores institucionales), y entre organismos públicos, como la ANSES. Si dichas fuentes de financiamiento en pesos no resultan suficientes, el Tesoro recurre a la asistencia del BCRA, ya sea para recibir sus utilidades en pesos y/o para recibir adelantos transitorios.
Dado que en ambos casos la asistencia del BCRA implica emitir dinero y ampliar la Base Monetaria (BM), si dicha expansión resulta excesiva (por ejemplo, por su impacto sobre la tasa de inflación), el BCRA puede luego retirar pesos del mercado a través de la venta de LELIQs y otros pasivos remunerados, que compran especialmente los bancos comerciales.
Estas últimas operaciones implican que una porción cada vez mayor de los depósitos bancarios van a financiar la compra de LELIQs. En los últimos días de junio y primeros de julio lo que ha ocurrido es que el sector privado se ha mostrado renuente a seguir comprándole bonos al Tesoro, aun cuando ajusten por CER, e inclusive ha desarmado fuertemente posiciones en dichos bonos, de modo que el BCRA ha salido a comprarlos y concomitantemente ha colocado LELIQs, para evitar que se produzca una suba desmesurada de la cantidad de dinero en circulación, en un ambiente inflacionario y de alta incertidumbre.
Escenarios fiscales y monetarios para el segundo semestre Dadas las nuevas perspectivas para el financiamiento del Tesoro Nacional, se presentan escenarios fiscales, de financiamiento al SPN y su concomitante impacto monetario, a los efectos de detectar posibles senderos fiscales y financieros convergentes o divergentes a futuro.
Con relación a la evolución fiscal del SPN en el segundo semestre, se supone que los recursos siguen la tendencia que exhibieron durante mayo último (suba de 18 puntos porcentuales por arriba de la inflación), y se suponen también los siguientes tres escenarios para el gasto público primario:
- Escenario Optimista (o escenario “FMI”): en el segundo semestre del año las erogaciones primarias aumentan 8 puntos porcentuales menos que la inflación, de modo de poder cumplir la meta de déficit primario pactada con FMI para todo el año (2,5% del PIB);
- Escenario Moderado: en que el gobierno nacional aumenta el gasto primario en la misma magnitud que la inflación;
- Escenario Expansivo: en el cual el gasto primario continua con la tendencia actual (21 puntos porcentuales superior a la inflación).
Así, se tienen 3 escenarios para el déficit primario del año 2022, equivalente a 2,5% del PIB en el Optimista (cumple meta FMI), 3,2% del PIB en el Moderado y 4,8% del PIB en el caso que prosiga una fuerte expansión del gasto. Dichos guarismos deberían ser comparados contra un déficit primario del 3,5% del PIB en 2021 y con un desequilibrio de sólo 0,4% del PIB en el año 2019.
Para determinar las necesidades de financiamiento en pesos para el Tesoro Nacional durante el segundo semestre de 2022, además de los posibles escenarios de déficit primario, ya descriptos, se requiere estimar el flujo de vencimientos de capital e intereses de deuda con el sector privado que se esperan para ese subperíodo. Se trata de $1.876 millones en seis meses (luego de que a fines de junio ya se habían desarmado buena parte de los bonos en manos del sector privado), con el mayor vencimiento en septiembre del corriente año ($ 623,7 mil millones).
Así las cosas, dependiendo de cuál escenario de gasto público y déficit primario ocurra en el segundo semestre de 2022, y de las obligaciones por deudas que vencen en ese lapso, se generan diferentes escenarios de necesidades de financiamiento entre julio y diciembre del corriente año.
En tal sentido debe remarcarse que, del total de vencimientos por deudas existentes para lo que resta de 2022, una determinada porción de dicha deuda está en posesión del sector público, y otra porción en manos del sector privado. Debe advertirse, además, que en junio de 2022 el BCRA compró aproximadamente 650.000 millones de pesos en el mercado secundario de deuda local, por lo que luego debió colocar montos similares de pasivos monetarios para esterilizar el aumento observado en la base monetaria.