“Enfrentamos tasas de inflación no vistas en los últimos cuarenta años, como resultado de la liquidez que inyectaron los distintos gobiernos durante la pandemia, más las consecuencias de la invasión de Rusia a Ucrania sobre el precio de los cereales y la energía”, precisa Víctor Beker, director del CENE.
“La Reserva Federal de los Estados Unidos y el Banco Central Europeo anunciaron subas en las tasas de interés, con el consiguiente impacto depresivo en el nivel de actividad. Esa suba de tasas estimula una salida de capitales de los mercados emergentes hacia los países centrales, generando serias dificultades para las naciones fuertemente endeudadas”, analiza.
“Por lo tanto, no es descabellado imaginar un futuro en el que la suba de tasas de interés no logre aplacar significativamente la suba de precios, pero sí deprima los niveles de actividad económica. Dicho en una sola palabra: estanflación, ya no localizada en determinado país sino a escala global”, completa el director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano.
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