Sustentabilidad es un buen negocio


    Los informes periódicos sobre RSE ya no son tan elementales como una década atrás. Hoy avanzan sobre temas sensibles como las relaciones con los accionistas y otros stakeholders, la concepción sobre la innovación estratégica y la comunicación con el cliente.
    En los últimos meses ha aparecido –con perspectiva de tendencia en vías de afianzarse– otra visión que promete conseguir adhesiones: la inversión verde que genera rentabilidad, buenos negocios, y además respetabilidad dentro de la comunidad en la que está inserta una empresa. Este es el eje central de la habitual edición de noviembre de cada año, dedicada a “El Libro Blanco de la RSE y la Sustentabilidad”.
    Pero también hay demanda de inversión ética. Eso quiere decir apoyar solamente a empresas que muestran responsabilidad social. Pero como RSE es un concepto intangible y no es fácil separar a las firmas responsables de las irresponsables, la decisión se vuelve harto complicada. Cada inversor deberá entonces actuar según su criterio personal para definir lo correcto.
    El negocio central de toda empresa, ya no es más simplemente hacer negocios. Hasta hace poco tiempo atrás, las empresas evitaban cuidadosamente tomar posiciones públicas en temas políticos y sociales. Pero esa actitud ya no es tan factible. Muchas empresas, grandes y pequeñas, se sienten obligadas a levantar la voz en defensa de los intereses de sus empleados y de las comunidades en las que operan.
    Lo que implica, a veces, sostener un punto de vista en temas controvertidos (igualdad de género y raza, inmigrantes y, obviamente, políticas ambientales).
    Sobre todo esto, y también sobre el impacto decisivo de estas actividades en torno a la reputación de las empresas, como sobre la atracción y retención de talento, se extiende este producto anual de Mercado, donde se pasa revista a temas como: ¿de qué manera pueden articular las compañías su negocio diario –que requiere de buenos resultados en el corto plazo– con la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que supone una mirada amplia hacia el futuro?
    O también: el pedido de transparencia es una de las demandas sociales que surge con fuerza. No se limita a la transparencia financiera, sino también a la forma en que la compañía gestiona su negocio, el vínculo con los empleados, la manera de llevar adelante su actividad, etc. ¿Considera que las empresas están preparadas para avanzar en una política “de puertas abiertas”, para alinearse con esta demanda?

    Otro enfoque
    Hay también un informe especial en esta misma edición, donde el foco se pone en la RSE y su impacto en el desarrollo local. Este dossier –producto del esfuerzo conjunto de Mercado y de Pan American Energy, se concentra en un aspecto muy preciso –importante, pero no tan universal como los otros tópicos posibles– que es “El impacto, la incidencia de las acciones de las empresas en el plano del desarrollo económico local”.
    Es un enfoque transversal que tiene un especial atractivo para los empresarios.
    Algunas de las dimensiones y enfoques posibles se detallan, a partir de la página 22.
    En síntesis, el eje pasa por: “hay empresas que buscan convertirse en un promotor activo del desarrollo, en comunidades cercanas a donde están sus operaciones”.
    En otro orden de cosas, también hay en esta entrega, un análisis de para qué sirven las escuelas de negocios, si están actualizadas, si enseñan lo que ya no sirve en las empresas, o si tienen la capacidad de auscultar el futuro y proporcionan las habilidades adecuadas para cada momento de este proceso de cambio vertiginoso en el que estamos inmersos (en página 46).

    El escenario global
    Entender los procesos y fenómenos que ocurren globalmente es todavía más importante que conocer simples datos. Así ocurre al abordar lo que dicen “los olvidados de EE.UU.”.
    Sus voces no son representativas de todo ese país y la interpretación va a ser necesariamente subjetiva. En general revelan un profundo descreimiento en lo que los funcionarios elegidos pueden hacer por el ciudadano de a pie. La gente que busque ayuda no la va a recibir de los funcionarios elegidos, que se preocupan más por sí mismos que por los simples ciudadanos.
    Ante esta realidad surgió esta investigación que pasó dos años estudiando a los “olvidados” del país, aquellos a los que la evolución de la economía fue dejando atrás, muchos de los cuales votaron por Donald Trump (a partir de la página 14).