sábado, 23 de noviembre de 2024

Qué hacer con la tecnología: vuelven las clases presenciales

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El gran desafío que tiene el ecosistema educativo por delante es ¿cómo aprovechar las tecnologías adquiridas para trabajar en la presencialidad?

La emergencia sanitaria puso en evidencia la carencia y déficit del sistema educativo en todos los países de la región, profundizando las problemáticas y acentuando la brecha educativa entre niños, niñas y adolescentes.

Las cifras prepandemia anticipaban un escenario preocupante en materia de conectividad en la región, sólo el 67% de la población de América Latina contaba con acceso a internet en 2018; y menos del 30 % de los hogares vulnerables de la región tenían una computadora o dispositivo para realizar las tareas de la escuela.

Fue así, que ante la irrupción de un escenario educativo inimaginable y sin precedentes, las instituciones educativas y gobiernos, rápidamente redoblaron los esfuerzos incorporando recursos, soluciones, plataformas y herramientas digitales con el objetivo de garantizar la continuidad pedagógica en un contexto de gran incertidumbre.

El proceso de adopción de soluciones tecnológicas y digitales en el ámbito educativo, en muchos casos, ya estaba en marcha antes de la pandemia. Hasta ese momento dependía de la elección y la capacidad de cada una las instituciones educativas o de los Estados de turno. Con la inesperada coyuntura sanitaria, la digitalización de la educación pasó a ser de primera necesidad.

Los gobiernos de Argentina y del resto de América Latina, se lanzaron a la carrera por la digitalización, mediante el desarrollo de plataformas públicas, pero también a través de acuerdos con el sector privado.

El 2022 comenzó con la premisa de garantizar la mayor presencialidad posible, pero este regreso a las aulas supone garantizar el aprendizaje a todos los niños, niñas y adolescentes del país: seguir trabajando en la reducción de la brecha digital; buscar alternativas de nivelación; adaptar a la presencialidad los desarrollos digitales y las herramientas tecnológicas implementadas durante la pandemia; y continuar invirtiendo en educación híbrida.

Con relación a este último punto, uno de los principales desafíos que tiene el ecosistema educativo por delante es ¿cómo aprovechar las tecnologías adquiridas para trabajar en la presencialidad?

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