Por Horacio Cuervo (*)
El talento y el capital humano se convirtieron en factores críticos al momento de generar innovación y valor, porque de ellos depende la capacidad de adaptación y la consolidación de una ventaja competitiva de la compañía.
Los avances tecnológicos a los que arribó la humanidad en los últimos tiempos fueron fundamentales para que esto suceda.
Las tecnologías informáticas habilitaron infinitas posibilidades tanto para la comunicación y la colaboración en la creación de valor, cómo para el acceso a la innovación. Ya sólo resta descansar en las habilidades cognitivas, afectivas y sociales del ser humano para innovar en conjunto.
Para ello se necesita, definitivamente, un fuerte enfoque interdisciplinario; y establecer una comunicación fluida entre cada uno de las disciplinas que unamos con el fin de innovar.
Esa comunicación fluida e interdisciplinaria ya no depende de la tecnología, la tecnología está. Ahora, cada sujeto en este sistema debe llegar, comprender y ser comprendido por el resto de los actores que participan en este sistema de innovación.
Sólo como un ejemplo, si se quisiera impulsar la innovación en el mundo del agro o la alimentación, tanto los ingenieros agrónomos, cómo los biotecnólogos, los expertos digitales, los granjeros o criadores, y cualquier otro actor que participe del proceso, deberán no sólo entender de su materia, sino que deben establecer un nivel fluido de conversación con las demás disciplinas, y para esto, deben mantener un lenguaje común que trasvase terminologías y conceptos.
¿El desafío? Lograr un lenguaje común para todos ellos. Superar las divisiones naturales o culturales que puedan surgir entre cada disciplina involucrada. Ya no es suficiente conocer cómo utilizar cada nueva herramienta. Hoy es necesario desarrollar habilidades humanas que permitan colaborar y co-crear con equipos globales, interculturales y diversos. Y es aquí donde las tecnologías de la información y comunicación toman un papel fundamental creando los puentes necesarios para que el proceso de innovación haga su parte.
En los últimos tiempos surgieron empresas que estudian la experiencia de usuario, el desarrollo de productos digitales, marketing digital, comunicación y diseño digital, análisis de comportamiento y muchas otras que se basan principalmente en el análisis de grandes conjuntos de datos.
Hoy no solo se requieren profesionales que conozcan de tecnología y sepan programar, sino que, también, sepan entender las reglas del mercado y que conozcan la visión del negocio en el cual participan.
El talento es global
Surgieron, también, compañías de innovación que, basadas en el conocimiento, combinan herramientas analíticas para ayudar a sus clientes a optimizar la relación con sus usuarios.
Si damos por hecho que la tecnología está dada, y que los talentos necesarios existen o están siendo formados en estos momentos; el siguiente desafío es comprender que el talento se mueve.
La conectividad y la infraestructura están evidenciando una escasez de talentos importante y esto hace que las empresas salgan a buscar ese talento a dónde esté; sin importar límites ni fronteras. Estamos viendo cómo se difuminan conceptos cómo ciudades, polos, regiones cuando se trata de reclutar a los mejores talentos.
Sumado a esto, nos encontramos que, hoy en día, el talento se mueve; ya no es local ni regional, se traslada y las empresas siguen al talento sin importar en dónde esté.
El talento es global. Ya no son los recursos naturales, ni la infraestructura los que posicionan a una ciudad o país como una región pujante e innovadora; sino la capacidad de generar y atraer estos talentos.
Para los gobiernos, el desafío hoy es generar condiciones para que el talento quiera establecerse en sus ciudades a sabiendas de que muy probablemente no vaya a trabajar directamente para empresas de estas ciudades sino para el mundo.
Las empresas deberán adoptar nuevas estrategias de atracción y retención de talentos. Para diferenciarse, buscan profesionales que hayan sido capaces de ir un paso más allá de su profesión y que hayan podido sumar habilidades que les permitan manejar y obtener valor de las nuevas tecnologías.
Para estos profesionales adquirir conocimientos digitales no es un desafío, es una obligación; pero también lo es adquirir y desarrollar habilidades sociales que les permitan colaborar y co-crear con equipos globales, interculturales y diversos.
En definitiva, estamos frente a un panorama donde todos, científicos, gobernantes, educadores, empresarios y la sociedad en general; deberán lograr generar los espacios y lenguajes que habiliten la conversación y la colaboración en un entorno culturalmente diverso y, hoy más que nunca, global.
(*) Alianzas Estratégicas y Crecimiento en Le Wagon Hispanoamérica.