La docencia es una de Un empleo que requiere inteligencia emocional y flexibilidad para adaptar los planes de estudio a un determinado grupo de niños, por ejemplo, no es algo que se adapte mucho a los robots. Sin embargo, la inteligencia artificial igualmente merece tener un rol en el aula. No para reemplazar a maestros y profesores sino como una herramienta o un asistente que les ayude para cerrar la brecha de resultados entre los alumnos ricos y pobres y para recuperar el tiempo perdido durante la pandemia.
Durante la pandemia se implementaron, por ejemplo en Inglaterra, plataformas de aprendizaje basadas en IA para mantener interesados a los alumnos y monitorear sus progresos. Esos nuevos métodos continuarán cuando toda la educación retome los carriles normales en todas partes.
La manera correcta de aproximarse a esas tecnologías es verlas no como sustitutos del trabajo humano sino como una forma de mejorar la calidad y la productividad. Machine learning podría ser mucho más que una pala pero el principio es el mismo: las herramientas aumentan las capacidades humanas existentes. Las mejores aplicaciones de IA prometen mejorar y acelerar el conocimiento que tienen los maestros de lo que necesitan los alumnos, aprovechar la mejor manera de enseñar y descubrir cuáles alumnos necesitan más ayuda del maestro para mantenerse al día con los demás.
Esto no es algo exclusivo de la educación. En el campo de la medicina, por ejemplo, IA promete mejorar los diagnósticos, ahorrarle tiempo a los médicos, un tiempo que se puede emplear mejor en tratamientos y contactos con l paciente. El mismo potencial debería buscarse para aprovechar en toda la economía. Eliminar tareas, no empleos, puede hacer que el rol de los seres humanos se vuelva más productivo y satisfactorio.
