domingo, 22 de diciembre de 2024

La población china multiplica sus ingresos

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Se redujo en 2020, pero sus ingresos se multiplicaron y al concluir ese año el PBI per cápita de su población superaría los U$S 12.000 anuales.

Esto implica que la República Popular se incorporará en 2022 al grupo de países con “ingresos elevados” en la terminología del Banco Mundial.

 Esto sucede cuando China duplica cada 10 años los ingresos per cápita de su población, que por eso treparían a U$S 20.000 anuales en 2030.

La población china alcanzó a 1.412 millones en 2020, desde un piso de 1.400 millones a finales del año previo. Significa que aumentó +5.38% entre 2010 y 2020, mientras que en la década anterior (2000/2010) se elevó de 1.260 millones a 1.340 millones (+5.84%).

A este ritmo, el pico de la población china se alcanzaría en 2027, y a partir de allí comenzaría a declinar con una disminución significativa de su fuerza de trabajo. La reciente decisión gubernamental de ampliar a tres la autorización para tener hijos por familia apunta a revertir esa tendencia decreciente.

Pero el dato estratégico central no es éste – el aumento o declinación de la tasa de crecimiento poblacional -, sino la mejora cualitativa de sus capacidades y de su nivel de educación, que es verdaderamente extraordinario.

El censo del 2021 revela que la extensión de la educación formal de la población de 15 años o más trepó a 9.91 años, lo que equivale a que se expande más de 1 punto porcentual cada 12 meses.

Esto sucede con una población que es crecientemente urbana, ya que la población de las ciudades alcanza a 63.89% del total en 2020 y sería más de 80% en 2030.

El fenómeno de la urbanización china no tiene paralelo en la historia del mundo: el 80% de la población era campesina en 1950 (la República Popular fue fundada el 1° de octubre de 1949 al proclamarla Mao TseTung en la plaza Tiananmén). 80 años después sería urbana en más de 80% y alcanzaría a 90% o más en los siguientes 10 años.

Su fuerza de trabajo (entre 15 y 59 años de edad) ascendió a 894 millones en 2020, lo que equivale a una disminución de 6.79% respecto al censo de 2010, en tanto que el segmento de 60 años o más trepó a 264 millones el año pasado, mientras que fueron sólo 177.6 millones en 2010. Aumentó en más de 90 millones en una década.

En ese mismo periodo, los jóvenes y niños de 14 años o menos ascendieron a 253 millones, lo que significa que esta es la primera vez en la historia china en que los adultos mayores superan a la población infantil/juvenil. Es el fenómeno del envejecimiento de la población, que es una característica central del mundo contemporáneo.

Lo decisivo no son los datos demográficos, sino el factor cualitativo de que más de 440 millones de personas poseen ya niveles de ingreso comparables a los norteamericanos (U$S 35.000/U$S 45.000 anuales).

En esta población altamente afluente lo fundamental es que sus “ingresos disponibles” – los que restan después de satisfacer las necesidades básicas de alimentación, vivienda y salud – ascienden ya a 35% del total y crecen sostenidamente año a año.

Esto es lo que ha desatado una excepcional capacidad de gasto, y la consecuencia es un “boom” de consumo superior al de EE.UU (U$S 6.9 billones vs U$S 5.9 billones), que se ha convertido en el eje de la demanda mundial.

Lo que está ocurriendo en China es que ahora crece sobre la base de la demanda doméstica, y ante todo del consumo individual, y ya no más a través del aumento de las exportaciones y el alza sistemática de la tasa de inversión, como sucedió hasta 2008, cuando la crisis financiera internacional desatada en EE.UU (LehmanBross./15-09-2008) cambió la forma de acumular en la República Popular y en el mundo.

El resultado fue que giró 180° el eje de la demanda global, y se trasladó irreversiblemente al Asia Pacífico y específicamente a China.

Todo en la República Popular gira ahora sobre la base de la capacidad de consumo de la nueva clase media de 440 millones de personas con ingresos comparables a los norteamericanos, que serían 780 millones en 2025, y más de 1.000 millones en 2030.

Esta clase media orienta sus ingresos libremente “disponibles” hacia productos cada vez más sofisticados vinculados con el conocimiento y el alto valor agregado, como la educación, la salud (incluyendo la alimentación), y los viajes (el turismo al mundo avanzado).

En el año 2019 fueron más de 150 millones los turistas chinos que salieron al exterior, y la mitad se dirigió a Europa y EE.UU. Cada uno de ellos gastó un promedio por viaje de U$S 8.970, más que los turistas norteamericanos o alemanes en su caso.

Esto implica un aumento significativo – directo o indirecto – del “capital humano” y, por lo tanto, contribuye al auge sistemático de la productividad de todos los factores (PTF), que es la línea directriz del crecimiento propio del capitalismo avanzado.

Todos los años se gradúan 13 millones de estudiantes chinos, universitarios o de educación terciaria, lo que significa que la fuerza de trabajo que tiene este grado de conocimiento ya asciende a 280 millones de integrantes, casi igual que la población norteamericana.

La población china se reduce, pero sus condiciones de vida, no solo económicas, sino también culturales e incluso espirituales, se multiplican. Esto es lo que se denomina un salto cualitativo en la historia del mundo.

(*) Centro de reflexión Segundo Centenario.

 

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