lunes, 23 de diciembre de 2024

Sin cambios en la agenda política

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Cualquiera sea el ganador de las presidenciales en EE.UU., el eje de la relación política en el mundo continuará siendo la rivalidad entre EE.UU. y China.

Para la región el resultado tampoco tornará negociable el problema que para la Casa Blanca representa el caso Venezuela, y la necesidad de que haya un cambio.

Las elecciones presidenciales del 3 de noviembre próximo están planteadas como una ratificación o un rechazo a Trump. La estrategia del mandatario pasa por reunir y mantener una masa crítica de votantes a los efectos de seguir utilizando el poder presidencial como lo ha venido intentando, para impulsar un profundo accionar en el sistema internacional.

Definió que el orden internacional generado en el siglo XX, básicamente con EE.UU. como protagonista, cumplió su ciclo y dejó de reportar beneficios a su país y a su gente.

De modo que lo que estará en juego será ese cambio fuerte en el sistema internacional y en su estructura de organismos internacionales que le eran funcionales. La oposición se manejaría de la manera que conocíamos antes de la Administración Trump.

En contraposición a todas las decisiones sorpresivas del estilo de Trump, volverían al enfoque basado en el accionar de los organismos internacionales con los aliados y enemigos ya conocidos.

Durante el mandato que expira, Trump dosificó el comercio mediante la aplicación de aranceles y sanciones como mecanismo para definir una nueva red de alianzas, un nuevo sistema de aliados y enemigos. El nuevo orden que ha estado impulsando para acotar la gran libertad que tuvo China para seguir expandiéndose, apunta a mejorar la posición de los trabajadores de su país, base de su electorado.

Esta situación, apalancada en el crecimiento de la economía y la baja del desempleo, cambió a partir de la pandemia. La actual oposición en el gobierno incentivaría la liberación del comercio internacional, poniendo fin a tarifas, barreras e intromisiones.

La Argentina no debería confundirse porque en las dos cuestiones centrales – del mundo y de la región- si bien el triunfo de unos u otros cambiará el enfoque, no determinará modificaciones en la agenda política.

(*) Presidente del Centro de Estudios Americanos (CEA)

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