lunes, 23 de diciembre de 2024

Se puede entrenar al cerebro para no marearse en movimiento

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Con ejercicio de entrenamiento viso-espaciales se puede enseñar al cerebro a reducir los mareos, lo que constituiría un posible remedio para los futuros pasajeros de vehículos autónomos.

Una herramienta para el entrenamiento cognitivo diseñada por investigadores en la Universidad de Warwick ha demostrado que es capaz de ayudar a “entrenar al cerebro” para reducir el mareo en más de 50%.

Todo el mundo puede marearse. Es más, hay cálculos según los cuales una de cada tres personas son susceptibles al mareo en movimiento. Los mareos producidos durante los viajes, generalmente ocurren cuando se viaja en auto o en barco, pero también cuando se usan cascos de realidad virtual o en un simulador.

Ahora que se está haciendo realidad el concepto de los vehículos autónomos, la necesidad de reducir los mareos es más evidente que nunca. Se calcula que debido a la propensión de mucha gente a dedicarse a otras tareas mientras viaja en un vehículo autónomo –como leer o mirar una película– el factor mareo va a adquirir una importancia nueva.

Para afrontar este problema en la actualidad y hacia el futuro, los investigadores ingleses crearon un programa de entrenamiento cognitivo que se centra en aspectos visuales y espaciales, potenciando al cerebro para lograr reducir el mareo por movimiento en más del 50%.

Las llamadas habilidades viso-espaciales, que integran las condiciones que permiten al cerebro manejar y manipular objetos en escenarios bi-dimensionales y tridimensionales, tienen un efecto causal sobre la susceptibilidad al mareo por movimiento. Sin embargo, es posible entrenar y mejorar las habilidades viso-espaciales, reduciendo de esta forma el impacto del mareo al viajar.

Para desarrollar el nuevo modelo, los especialistas realizaron pruebas y testeos tanto en un simulador de conducción como en carretera, logrando excelentes resultados en ambos contextos. Los participantes fueron sometidos a una evaluación inicial antes de comenzar los viajes, y posteriormente se les solicitó que indicaran la presencia de síntomas como nauseas, malestar general o inconvenientes estomacales a lo largo de toda su experiencia de entrenamiento.

El sistema consiste en una sencilla serie de pautas cerebrales que apuntan a reducir la susceptibilidad personal de cada individuo frente al mareo por movimiento. Si esta clase de herramientas de entrenamiento cognitivo se logran aplicar con eficacia en los ocupantes de los futuros vehículos autónomos, diferentes estudios estiman que la productividad generada por personas trabajando y estudiando en los viajes significaría ingresos extra por más de 430 mil millones de euros al año.

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