Las primeras semanas de la cuarentena parecieron acentuar tendencias hacia la vuelta de lo simple. De hecho, en la investigación de Trendsity, 70% admitió darse cuenta que “pueden vivir con menos” -vale aclarar que puede influir la falta de opciones que existieron al principio del aislamiento-.
También quedó claro un regreso fuerte del reciclaje y el DIY (do it yourself): según nuestro informe un tercio de los ciudadanos aprovechó este tiempo para hacer mejoras o arreglos en su casa, así es como un 14% dice haber comenzado a teñirse y cortarse el pelo en su hogar, nuevos aprendizajes ganados por el mayor tiempo en casa que probablemente quedarán sedimentados y capitalizados para el futuro.
Sin embargo, las expectativas de consumo post pandemia aún no pueden predecirse: ¿estábamos consumiendo en exceso? ¿la modestia de la vida en cuarentena llegó para quedarse?
Ya estamos viendo que en España conviven las llamadas “colas del hambre” con las colas interminables en las re-aperturas de las tiendas de Zara. Al mismo tiempo, las ventas de la industria del lujo estiman contracciones de hasta 35% en 2020, lo que contrasta con las largas filas en las tiendas de Chanel de Corea del Sur tras el fin del confinamiento, un fenómeno que en China ya denominan “compra por revancha”.
Probablemente debamos esperar un poco para hacer conjeturas, tenemos que tener en cuenta que si bien el driver fundamental en la compra es el deseo también hay estudios que señalan que por miedo, las personas aún no comprarán en tiendas, lo que probablemente favorezca la consolidación aún mayor del ecommerce.