La IEA advierte que el mundo podría quedar más dependiente todavía de combustibles baratos y sucios, lo que perjudicará todavía más el cumplimiento de las metas climáticas.
El gasto va a caer en todos los grandes sectores, desde el petróleo, el gas y el carbón hasta los renovables, anuncia la organización con sede en París en su última publicación.
A principios de año se calculaba que la inversión en energía global crecería 2%. Pero como los gobiernos del mundo se vieron obligados a cerrar sus economías e interrumpir los viajes para controlar la pandemia, el gasto va a caer 20% comparado con 2019.
Las finanzas de los países con abundancia de hidrocarburos sufren el colapso de la demanda. Con los precios del crudo en su nivel más bajo de los últimos 18 años las petroleras redujeron sus inversiones de capital. Se calcula que la inversión en petróleo y en gas caerá un tercio en 2020 y el shale norteamericano sufrirá un colapso.
El panorama es preocupante porque el dinero destinado a eficiencia energética caerá 12% pero en el primer trimestre del año se aprobaron el doble de plantas alimentadas a carbón que en el mismo periodo de 2019. La razón es que el carbón está barato.
Según IEA, la crisis representa la oportunidad de reacomodar la combinación energética pero también de exacerbar esos desequilibrios y alejar al mundo de la posibilidad de lograr las metas de desarrollo sustentable.