domingo, 22 de diciembre de 2024

Las plagas siempre torcieron la historia

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El libro de un historiador norteamericano que explica cómo las enfermedades moldearon la historia del mundo cobra nueva relevancia en este momento.

Daniel Finkelstein acaba de publicar en el diario The Times de Londres un artículo donde saca a relucir un viejo libro que hoy adquiere nueva relevancia porque recuerda la manera en que las plagas torcieron el curso de la historia cada vez que aparecieron.

 

A mediados de la década de 1950 el historiador William McNeill trabajaba en el libro que luego se llamaría “El Ascenso de Occidente” cuando de pronto tropezó con un dato incongruente que lo detuvo y lo hizo pensar.

 

McNeill estaba estudiando la conquista española de México en el siglo 16 y no terminaba de entender cómo había hecho Hernán Cortés, con menos de 600 hombres, para conquistar el imperio Azteca con sus millones de habitantes. Tampoco entendía cómo fue que desaparecieron las religiones aztecas sojuzgadas por el cristianismo. Los españoles habían sido echados de Ciudad de México. ¿Qué pasó después? ¿Por qué no fueron perseguidos? ¿Cómo fue que volvieron y conquistaron?

Ninguna de esas preguntas tenía respuesta lógica hasta que tropezó con un dato: la noche en que los aztecas expulsaron a Cortés de la ciudad, había una tremenda epidemia de viruela. Ese dato le ayudó a entender por qué los aztecas no habían perseguido a los españoles después de echarlos. También entendió por qué muchos aztecas interpretaron que los invasores tenían apoyo divino y que el cristianismo era superior.

El análisis de las consecuencias de esa circunstancia lo llevó a escribir lo que podría considerarse el mejor análisis de cómo la enfermedad cambia la historia. El libro se llamó Plagas y Pueblos (Plagues and Peoples).

 

Allí habla del enorme papel que han tenido las enfermedades en el proceso de dar forma a la civilización. Los seres humanos, dice, establecieron superioridad aprendiendo a derrotar y controlar a los animales, pero los organismos que no se ven – virus, bacterias y parásitos – demostraron ser un enemigo más poderoso. Como durante mucho tiempo no se entendieron ,gran parte de la historia se ocupa de la lucha entre seres humanos, el único animal visible que sigue siendo un gran peligro. La historia ignoró durante mucho tiempo el enorme papel que tuvieron las enfermedades en moldear la civilización.

 

Cuando los humanos se trasladaban a un territorio nuevo encontraban micro parásitos contra los que todavía no habían desarrollado resistencia. Así morían pueblos enteros. Podría interpretarse que las grandes rutas comerciales entre Asia y Europa en el medioevo tuvieron un rol importante en la feroz Peste Negra que mató a más de la mitad de la población europea.

 

¿Cómo será el mundo después del COVID-19?

 

A partir de estas reflexiones, Finkelstein destaca dos puntos que considera relevantes para la actualidad. El primero es que es correcto ver la resistencia al COVID-19 como una forma de guerra. La historia de McNeill, dice, sugiere que los macro parásitos (invasores humanos) y los micro parásitos (enfermedades) suelen actuar juntos. Son simplemente formas visibles e invisibles de ataque y suelen terminar de la misma forma, llegando a algún tipo de acuerdo con la población huésped.

 

La segunda observación es que el impacto de la enfermedad ha sido siempre devastador para las civilizaciones que lo sufren. Claro que ahora hay herramientas para combatir a los guerreros invisibles. Hoy se puede impedir la inmensa pérdida de vida que sufrieron nuestros ancestros.

 

Hay quienes dicen que este podría ser un momento de revelación y unificación. Un momento para crear un mundo mejor y ser mejores personas. Pero la solidaridad podría fácilmente transformarse en otra cosa, en un continuo espiar al vecino y verlo como vector de enfermedad.

 

La visión optimista dice que el fin de la pandemia será recibido como el triunfo de los científicos y la prueba definitiva de la victoria de los expertos. Pero ni los expertos ni los científicos podrán impedir que se alimente una nueva ola de populismo y miedo a lo foráneo.

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