Luego de las sucesivas devaluaciones del peso y marchas y contramarchas con el esquema de retenciones al sector exportador, vale preguntarse en qué estadio se encuentra la competitividad externa de la economía argentina, indaga el último informe de la consultora Ecolatina.
Principalmente, porque la economía argentina tiene la necesidad de generar dólares genuinos para hacer frente a los compromisos de deuda pública en moneda dura. En este sentido, el Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral Efectivo (ITCRME), que incluye derechos y reintegros a la exportación, es el indicador más usado para medir la competitividad precio de una economía frente a sus países socios.
Después de la salida del cepo cambiario a fines de 2015 y la eliminación de los derechos de exportación– con excepción del complejo sojero para el cual se diagramó una reducción gradual- el ITCRME mejoró significativamente. En el promedio 2016-2017, fue 15% mayor al de 2015.
En 2018, dos corridas cambiarias (abril y agosto-septiembre) más que duplicaron la cotización del dólar en el año, incrementando notoriamente la competitividad precio del sector exportador. Por caso, tras el salto devaluatorio y en el marco de un segundo acuerdo con el FMI con metas fiscales más exigentes, en agosto de ese año, se redujeron los reintegros sobre gran parte de los productos de exportación y en septiembre se impusieron nuevamente los derechos (alícuota de 12% a las exportaciones de bienes y servicios, con un tope máximo de $ 3 y $ 4 por dólar exportado según el producto).
De esta forma, parte de la mejora en la competitividad cambiaria se redujo con las medidas impositivas aplicadas y luego con la aceleración de la inflación tras el salto del dólar. No obstante, en el acumulado del 2018 el ITCRME trepó 22% y alcanzó el pico más alto desde 2010.
En el último año de gestión de Cambiemos, nuevamente la inestabilidad cambiaria modificó bruscamente la competitividad precio del sector exportador. Los resultados electorales de las PASO resultaron en una nueva corrida que cerró agosto con un tipo de cambio nominal 35% mayor al de fines de julio. Esto quitó peso de las retenciones sobre las exportaciones, dado que eran un monto fijo (las retenciones iniciaron en 12% y 9% en septiembre de 2018 y finalizaron en 7% y 5% en noviembre 2019, por el tope de $ 3 y $ 4 por dólar facturado al exterior, respectivamente). Sin embargo, a esto hay que sumarle que la inflación se aceleró como consecuencia del salto cambiario, por lo que en los primeros once meses de 2019 el ITCRME trepó 9%.
Nuevo esquema de retenciones
Con el cambio de gobierno se modificó nuevamente el esquema de retenciones (Dec. 37/ 2019) vigente a partir de diciembre de 2019. Así se dejó sin efecto los montos fijos y se pasó a un régimen porcentual en un nivel más alto al que regía hasta el momento: pasó de 25% a 30% para la soja y de 7% y 5% a 12% y 9%, respectivamente, para el resto de los bienes.
Teniendo en cuenta este cambio en el esquema impositivo, si bien la competitividad precio del sector exportador en diciembre mejoró 2% i.a. implicó una pérdida neta del 6 p.p respecto al esquema anterior (noviembre 2019).
Por caso, cuando analizamos por grandes rubros, según la vigencia del decreto 37/2019, las mayores cargas recaen sobre la Manufactura de Origen Agropecuaria al pasar de promediar (dada su canasta de exportación) una alícuota de 16% a una de 21%. Este rubro es el de mayor exportación: US$ 24.000 millones al año, 30% de las ventas externas del país. Le sigue en el orden de importancia, Productos Primarios (la alícuota pasó de 10% a 14%), Manufactura de Origen Industrial (de 5% a 12%) y Combustibles (de 7% a 12%).
En cambio, con la Resolución General (Res. Gral 4666/2020), los servicios, que concentran cerca de 20% del total exportado, mejoraron su posición respecto al régimen vigente hasta noviembre de 2019, pasando de una alícuota de casi 7% a una del 5% en la actualidad. Es importante esta reducción sobre los servicios, dado que hasta septiembre de 2018 nunca habían sido gravados con derechos de exportación. En este sentido, el pago del impuesto compromete los incentivos de producción sobre uno de los sectores que concentra más trabajos de alta calificación y que a su vez, consume menos divisas.
Si continuase el esquema impositivo actual, con una lenta desaceleración de la inflación y con un tipo de cambio moviéndose a un ritmo levemente inferior que los precios, la competitividad cambiaria se ubicaría la mayor parte de 2020 en torno al promedio de los últimos 20 años. En este sentido, posibles aumentos de la alícuota podrían ubicar la competitividad del sector exportador por debajo de dicho promedio.
Con el cierre del registro de exportaciones, el cambio en las alícuotas es inminente. La Ley Solidaria aprobada en diciembre, faculta al ejecutivo a aumentar los derechos de exportación al 33% para el poroto soja y al 15% para el maíz, trigo, girasol, cebada y sorgo (hoy en 30% y 12%, respectivamente). Si el gobierno hace uso de dicha facultad, aplicando el máximo de alícuotas, la competitividad/precio del rubro Productos Primarios experimentaría un recorte adicional de casi 3 puntos porcentuales, dado que dichos productos representan más del 70% del rubro.
El destino de la competitividad externa del sector exportador estará fuertemente determinado por la resolución de la negociación de la deuda. Particularmente, la evolución de la inflación y las presiones futuras sobre el mercado cambiario dependerán de qué tan exitosa resulte dicha negociación.
Al mismo tiempo, en el plano internacional, las magnitudes de los movimientos de la moneda de los países compradores – principalmente de Brasil, Estados Unidos y China-, afectados por el coronavirus, también será un factor que influirá en el nivel de competitividad/precio de Argentina y de la posibilidad de incrementar las ventas a dichos mercados.