Si está demasiado frío muy poco aromas se van a volatilizar y la bebida tendrá poco sabor. Los taninos y la acidez se acentúan a bajas temperaturas, no siempre de la mejor manera.
Se se calientan demasiado los blancos, los rosados y hasta los tintos pierden definición e interés y pueden despedir un olor avinagrado. Lo más importante: en un día muy caluroso, el vino dejará de ser refrescante y la primera misión de cualquier bebida es refrescar.
Las temperaturas ideales para servir la mayoría de los blancos van desde los 6 grados hasta los 10. El hielo suele alterar el sabor. Para los espumantes deberían estár más cerca de los 6 que de los 10 (Para retener en solución el dióxido de carbono) y también para algunos vinos dulces y livianos. Los blancos con más cuerpo, como el Chardonnay de calidad, merecen servirse a una temperatura algo más alta, entre 10 y 14 grados, para lograr que los aromas afloren. Esa es también la temperatura ideal para algunos tintos livianos y frescos, como el Beaujolais, el Pinot Noir y algunos oportos y jereces.
A los tintos de gran cuerpo, especialmente los que tienen mucho tanino, (muchos basados en Cabernet Sauvignon) les viene muy bien servirlos hasta 18 grados.
Todas estas temperaturas son mucho más bajas que las temperaturas del verano y en los interiores con temperaturas controladas. El viejo adagio que aconsejaba servir el vino tino a “temperatura ambiente” viene de una era distante, mucho más fría.
Entonces, ¿cómo mantenemos nuestro vino lo suficientemente fresco como para disfrutarlo en su mejor punto?
Con los cocteles o las bebidas espirituosas es fácil: le agregamos hielo. Pero el vino y los cubitos no se llevan bien. El hielo suele alterar el sabor y el equilibrio del vino, para no mencionar su potencia.
Cuando hace mucho calor puede ser una buena idea servir vino tinto bastante frío refrigerándolo durante media hora antes de servirlo. As, se puede calentar hasta la temperatura ideal al momento de servirlo. Pero persiste el problema que al principio sigue estando demasiado frío.
Algunos artefactos pueden ayudar. Está el cilindro término que mantiene la botella con una temperatura estable. Es muy efectivo al sol y mucho más práctico que el balde con hielo.
Los baldes con hielo funcionan mucho mejor con una mezcla de agua y cubitos que con hielo solo. Son muy buenos para enfriar el vino rápidamente. Otra opción es comprar trocitos de metal que se pueden enfriar en el freezer y luego echar a la copa de vino. Son formas de enfriar el vino sin diluirlo ni afectar su sabor.