Un sistema que ofrece talles para todos los cuerpos

La empresa norteamericana Fit Technologies ha diseñado un sistema de talles para ropa basado en tres tipos de cuerpos. El sistema es celebrado por las usuarias, pero los fabricantes y vendedores de ropa no terminan de entusiasmarse.

31 marzo, 2006

El ideal de contar con un sistema estandarizado de talles que asegure, por ejemplo, que un 42 de cualquier marca le va a andar a una persona que normalmente usa 42, no termina de convencer a fabricantes y vendedores de ropa. Hay quienes afirman que a ambos les conviene la confusión, porque quien descubre que el 42 de una marca determinada le va, se mantiene fiel a la marca en lugar de ir a cualquier parte a buscar el mismo talle. Las marcas se enorgullecen de sus cortes y dicen que la estandarización anula la innovación.

Pero actualmente en Estados Unidos hay un experimento en marcha – observado con mucha atención por el mundo de la ropa de confección – que pone de manifiesto cuál difícil será imponer la estandarización.

Fit Technologies, una empresa creada por un emprendedor de Dallas, ha desarrollado un sistema de talles basado en tres tipos de cuerpos que representan las figuras femeninas más comunes. Según los creadores del sistema, más de 90% de las mujeres mayores de 35 años encajan dentro de tres tipos de cuerpo: silueta rectilínea, curvilínea o con forma de pera, que la compañía clasifica en 1,2 y 3. Así, para cada talle – 8, 10, 12, etc — Fitlogic produce tres variantes: 8.1, 8.2, 8.3, y así.

Fabricantes como Jones Apparel y Garfield & Marks aplicaron calladamente el sistema a algunas de sus líneas; y tres cadenas minoristas: Macy´s, Nordstrom y Q.V.C., esta última una cadena de compras por televisión, aceptaron ofrecer una cantidad limitada de los productos.

A pesar del respaldo (reservado) de cadenas de gran nombre, al sistema le esperan enormes desafíos. Por lo mismo que el sistema es atractivo para las clientas – múltiples versiones del mismo talle – es fastidioso para minoristas y fabricantes. Para ofrecer tres versiones del mismo artículo hace falta mucho espacio y también correr el riesgo de quedarse con mercadería sin vender. “Una pequeña boutique no puede aguantar un programa como éste,” dice Nancy Jones, vicepresidenta de Garfield & Marks.

Los minoristas que se adhieran a él deberán encontrar espacio para más mercadería, capacitar a los empleados para que conozcan los nuevos talles y explicar el nuevo sistema a las clientes. Todo eso es un problema ahora que las tiendas se manejan con autoservicio y disponen de cada vez menos empleados para atender al público.

Además está la realidad de que a los comerciantes y fabricantes les conviene la confusión en los talles. Con un sistema estandarizado de talles, la gente puede encontrar ropa que le vaya bien en cualquier parte, cualquiera sea la marca. Por estas cuestiones no sorprende que el sistema de talles, llamado Fitlogic, esté tropezando con algunos obstáculos. Macy´s, que tuvo a la venta un solo modelo de pantalones Jones New York hechos con sistema Fitlogic, ya dijo que no lo seguirá ofreciendo. Y Nordstrom, que ofrece un solo modelo de pantalones de Garfield & Marks, dijo que no tiene planes de expandir el uso del sistema de talles.

Jones afirma que la reacción de las clientas al sistema Fitlogic ha sido positiva, pero que todavía no saben cómo hacer para transmitir el concepto a las tiendas para que lo acepten financieramente y comprometan el espacio necesario. Nadie duda que las clientas se beneficiarían si Fitlogic o cualquier otro sistema estandarizado, fuera adoptado ampliamente. El concepto talle se ha vuelto sumamente flexible en los últimos años y, según una encuesta realizada entre 84.000 mujeres, 12% de todas las compras termina en devolución.

En consecuencia, ejecutivos del sector dicen que las mujeres compran en menos lugares y menos ropa de la que comprarían si el sistema de medidas fuera más transparente.

Fitlogic no es la primera compañía que trata de resolver el laberinto de los talles. En los ’90 Levi Strauss creó un sistema que permitía a los consumidores encargar sus jeans cortados según sus medidas personales. Con un enfoque diferente, una compañía llamada Intellefit diseñó máquinas scanners que tomaban las medidas de los clientes en la misma tienda. Pero nunca hubo una solución adoptada masivamente por todo el sector.

El ideal de contar con un sistema estandarizado de talles que asegure, por ejemplo, que un 42 de cualquier marca le va a andar a una persona que normalmente usa 42, no termina de convencer a fabricantes y vendedores de ropa. Hay quienes afirman que a ambos les conviene la confusión, porque quien descubre que el 42 de una marca determinada le va, se mantiene fiel a la marca en lugar de ir a cualquier parte a buscar el mismo talle. Las marcas se enorgullecen de sus cortes y dicen que la estandarización anula la innovación.

Pero actualmente en Estados Unidos hay un experimento en marcha – observado con mucha atención por el mundo de la ropa de confección – que pone de manifiesto cuál difícil será imponer la estandarización.

Fit Technologies, una empresa creada por un emprendedor de Dallas, ha desarrollado un sistema de talles basado en tres tipos de cuerpos que representan las figuras femeninas más comunes. Según los creadores del sistema, más de 90% de las mujeres mayores de 35 años encajan dentro de tres tipos de cuerpo: silueta rectilínea, curvilínea o con forma de pera, que la compañía clasifica en 1,2 y 3. Así, para cada talle – 8, 10, 12, etc — Fitlogic produce tres variantes: 8.1, 8.2, 8.3, y así.

Fabricantes como Jones Apparel y Garfield & Marks aplicaron calladamente el sistema a algunas de sus líneas; y tres cadenas minoristas: Macy´s, Nordstrom y Q.V.C., esta última una cadena de compras por televisión, aceptaron ofrecer una cantidad limitada de los productos.

A pesar del respaldo (reservado) de cadenas de gran nombre, al sistema le esperan enormes desafíos. Por lo mismo que el sistema es atractivo para las clientas – múltiples versiones del mismo talle – es fastidioso para minoristas y fabricantes. Para ofrecer tres versiones del mismo artículo hace falta mucho espacio y también correr el riesgo de quedarse con mercadería sin vender. “Una pequeña boutique no puede aguantar un programa como éste,” dice Nancy Jones, vicepresidenta de Garfield & Marks.

Los minoristas que se adhieran a él deberán encontrar espacio para más mercadería, capacitar a los empleados para que conozcan los nuevos talles y explicar el nuevo sistema a las clientes. Todo eso es un problema ahora que las tiendas se manejan con autoservicio y disponen de cada vez menos empleados para atender al público.

Además está la realidad de que a los comerciantes y fabricantes les conviene la confusión en los talles. Con un sistema estandarizado de talles, la gente puede encontrar ropa que le vaya bien en cualquier parte, cualquiera sea la marca. Por estas cuestiones no sorprende que el sistema de talles, llamado Fitlogic, esté tropezando con algunos obstáculos. Macy´s, que tuvo a la venta un solo modelo de pantalones Jones New York hechos con sistema Fitlogic, ya dijo que no lo seguirá ofreciendo. Y Nordstrom, que ofrece un solo modelo de pantalones de Garfield & Marks, dijo que no tiene planes de expandir el uso del sistema de talles.

Jones afirma que la reacción de las clientas al sistema Fitlogic ha sido positiva, pero que todavía no saben cómo hacer para transmitir el concepto a las tiendas para que lo acepten financieramente y comprometan el espacio necesario. Nadie duda que las clientas se beneficiarían si Fitlogic o cualquier otro sistema estandarizado, fuera adoptado ampliamente. El concepto talle se ha vuelto sumamente flexible en los últimos años y, según una encuesta realizada entre 84.000 mujeres, 12% de todas las compras termina en devolución.

En consecuencia, ejecutivos del sector dicen que las mujeres compran en menos lugares y menos ropa de la que comprarían si el sistema de medidas fuera más transparente.

Fitlogic no es la primera compañía que trata de resolver el laberinto de los talles. En los ’90 Levi Strauss creó un sistema que permitía a los consumidores encargar sus jeans cortados según sus medidas personales. Con un enfoque diferente, una compañía llamada Intellefit diseñó máquinas scanners que tomaban las medidas de los clientes en la misma tienda. Pero nunca hubo una solución adoptada masivamente por todo el sector.

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