Tragos para la ciudad que nunca duerme

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Si existe una ciudad donde la gente no se va a dormir esa es Las Vegas. Los jugadores apuestan incansablemente esperando ese toque de suerte que los haga ricos. La misión de los bares, entonces, es ofrecer tragos que los mantenga despiertos. Y la misión del barman, es crear bebidas originales.

“El Maestro”  llaman en Las Vegas a Salvatore Calabrese, un italiano de la Calabria que durante muchos años presidió la barra del Playboy Club. La fama la deriva de su tratamiento poco convencional y hasta extravagante de los cóctels.  Su trago insignia, por ejemplo se llama Breakfast Martini, y viene saborizado con mermelada como tributo al acompañamiento clásico de su propio desayuno.

Cuando finalmente abrió su propio bar – Bound by Salvatore – nadie esperaba que se limitara a ofrecer Manhattans (whisky, vermut, amargo de Angostura) o los consabidos jugos de frutas que las mozas acercan a las mesas de los jugadores.

Nada de eso, Salvatore convirtió a su bar en una sala de bebedores abiertas las 24 horas del día y dedicada a tragos insólitos inspirados por la misma Ciudad del Pecado.

 

Porque Las Vegas es una ciudad diferente de todas las demás en el mundo entero.  “La única cosa que una persona no hace en Las Vegas es dormir”, dice Salvatore.  “Vienen solamente por dos o tres días y no quieren perder horas en la cama”. Por eso El Maestro pensó en un trago que los mantenga despiertos con elegancia.

 

Los tragos que conforman el menú  “Vegas Never Sleeps” son una variación cafeinada de un clásico. Son tragos que si bien incluyen café tienen un carisma propio. Está, por ejemplo, el “Negroni Svegliato” o Negroni despierto; el” Madame Moka”, un cóctel de champagne con café que incluye además cognac, amaretto y azúcar; o el “Never Say Goodnight” que combina Red Bull, espresso, ajenjo y un buen chorro de vodka vainilla.

 

Para quien dude de la eficacia de estos combinados, Calabrese garantiza su eficacia con su propia experiencia. “Cuando yo jugaba con estas recetas, y probaba, después de tres o cuatro, no pude dormir en toda la noche. 

 

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