En primer término y contra lo que se hace creer al público, los celulares no mejoran la comunicación entre la gente. Por el contrario, interfieren con la vida familiar de los usuarios abusivos. Además, son un peligro para quienes manejan vehículos o atienden a niños.
Así sostiene un estudio publicado en el “Journal of marriage and family”, aunque llevado a cabo en la universidad de Wisconsin, región de los grandes lagos. En el trabajo, la socióloga Noëlle Chesley sostiene que “la mera posibilidad de estar 24 horas en comunicación compromete la estabilidad emocional y el equilibrio del grupo familiar. De hecho, desdibuja los confines entre las esferas afectiva, sexual, social, profesional o de negocios”.
Como sucede con el abuso de computadoras portátiles (muchas empresas se las regalan a los ejecutivos menores para inducir labores en casa, no rentadas), “el trabajo, la escuela o la profesión comienzan a invadir el espacio doméstico, personal”. Según el estudio, el fenómeno abarca también el “exceso de comunicaciones para decir cualquier cosa o dar noticias irrelevantes”.
El estudio de Wisconsin llevó dos años de investigaciones en varios niveles. El universo de la muestra comprendía 1.300 empleados cuya edad promedio era 48 años, por lo cual se evitó centrar datos en menores de 20 (93% de los cuales, en Estados Unidos, tienen un celular o más). Por otra parte, el área urbana elegida fue muy típica: el gran Nueva York.
Por supuesto, la adicción a Internet surgió como segundo problema, si bien predominante entre menores de 35 años y muy agudo en menores de 20. A A la inversa, el e-mail es mucho menos invasivo; en particular porque permite dejar mensajes y no exige una comunicación permanente. Las conclusiones del trabajo explican, de paso, por qué ha tenido mayor difusión en Europa occidental que en EE.UU., donde la influencia de las telefónicas es grande.
En primer término y contra lo que se hace creer al público, los celulares no mejoran la comunicación entre la gente. Por el contrario, interfieren con la vida familiar de los usuarios abusivos. Además, son un peligro para quienes manejan vehículos o atienden a niños.
Así sostiene un estudio publicado en el “Journal of marriage and family”, aunque llevado a cabo en la universidad de Wisconsin, región de los grandes lagos. En el trabajo, la socióloga Noëlle Chesley sostiene que “la mera posibilidad de estar 24 horas en comunicación compromete la estabilidad emocional y el equilibrio del grupo familiar. De hecho, desdibuja los confines entre las esferas afectiva, sexual, social, profesional o de negocios”.
Como sucede con el abuso de computadoras portátiles (muchas empresas se las regalan a los ejecutivos menores para inducir labores en casa, no rentadas), “el trabajo, la escuela o la profesión comienzan a invadir el espacio doméstico, personal”. Según el estudio, el fenómeno abarca también el “exceso de comunicaciones para decir cualquier cosa o dar noticias irrelevantes”.
El estudio de Wisconsin llevó dos años de investigaciones en varios niveles. El universo de la muestra comprendía 1.300 empleados cuya edad promedio era 48 años, por lo cual se evitó centrar datos en menores de 20 (93% de los cuales, en Estados Unidos, tienen un celular o más). Por otra parte, el área urbana elegida fue muy típica: el gran Nueva York.
Por supuesto, la adicción a Internet surgió como segundo problema, si bien predominante entre menores de 35 años y muy agudo en menores de 20. A A la inversa, el e-mail es mucho menos invasivo; en particular porque permite dejar mensajes y no exige una comunicación permanente. Las conclusiones del trabajo explican, de paso, por qué ha tenido mayor difusión en Europa occidental que en EE.UU., donde la influencia de las telefónicas es grande.