Durante varias décadas, un principio central en cardiología fue
la teoría de que el colesterol malo (LDL) debe bajar para evitar riesgos
cardíacos y cerebrales. Dos pruebas recientes, sin embargo, cuestionan
esa teoría… y la importancia de dos remedios ampliamente usados para
bajar el nivel de colesterol en sangre: Zetia y Vytorin. Otras drogas parecidas,
incluyendo una que Merck espera comenzar a vender este año, también
puede requerir un estudio más exhaustivo, dicen.
“La idea de que simplemente bajando el LDL la gente va a estar mejor es muy
simplista, demasiado simplista, dijo al New York Times Eric J. Topol, cardiólogo
y director del Scripps Translational Science Institute en La Jolla, California.
El LDL, o lipoproteina de baja densidad (low-density lipoprotein), es el llamado
colesterol malo, en contraste con el HDL o lipoproteína de alta densidad
(high-density lipoprotein).
Para pacientes y laboratorios farmacéuticos, lo que está en juego
es enorme. Las drogas más populares para bajar el colesterol malo – como
Lipitor de Pfizer – que son consumidas por millones y millones de personas diariamente,
son la categoría farmacéutica más grande, con ventas anuales
de US$ 40.000 millones.
A pesar de la difusión del uso de estas drogas, las afecciones cardíacas
siguen siendo las que más gente matan en Estados Unidos y otras naciones
industrializadas, y mucha gente sigue teniendo los niveles de colesterol más
altos de lo que los médicos recomiendan.
Por eso los laboratorios siguen invirtiendo millones en nuevas drogas experimentales
que eventualmente podrían usarse en combinación con las que ya existen.
Pero si las dudas que surgen ahora sobre su eficiencia para impedir infartos cardíacos
y cerebrales llevan a que FDA tarde más tiempo en aprobar una droga nueva,
eso significaría un gran inconveniente adicional para las farmacéuticas.
¿Qué cambió? Como la conexión entre alto colesterol
LDL (malo) y enfermedades cardiovasculares era tan ampliamente aceptada, la Food
and Drug Administration no exigía a los laboratorios, como condición
necesaria para aprobar la droga respectiva, que demuestren que su fórmula
reduce el número de ataques cardíacos. Por lo tanto, las farmoquímicas
no tenían que realizar, de antemano, las llamadas pruebas de resultados,
que son estudios costosos que implican el seguimiento de miles de pacientes para
comprobar si los ataques al corazón efectivamente se reducen.
Hasta ahora, la simple demostración que una droga baja el LDL era considerada
suficiente para la aprobación. Sólo entonces el fabricante de la
droga comienza una prueba de resultados. Y hasta que no estén disponibles
los resultados de la prueba, un proceso que puede demandar varios años,
médicos y pacientes deben aceptar los beneficios del medicamento como un
artículo de fe.
Este proceso funcionó bastante bien con varias drogas que atacan el colesterol
malo – incluidas Lipitor y Zocor, que pertenecen a una clase conocida como statinas.
En esos casos, las pruebas post aprobación confirmaron que reducían
ataques al corazón y accidentes cerebro vasculares, lo cual aumentó
la confianza sobre la conexión entre colesterol y cardiopatías.
Los médicos por lo general creen que lo que importa es cuánto baja
el colesterol, no el método que se emplea para bajarlo.
Ése sigue siendo el razonamiento de Scott M. Grundy, profesor de medicina
en el Centro Médico de la universidad Southwestern de Texas, quien presidió
en 2001 un panel que fijó lineamiento nacionales para el tratamiento del
colesterol.
“El descenso del LDL, como quiera que se produzca, demora el desarrollo de
arteroesclerosis coronaria y reduce el riesgo de un ataque cardíaco,”
dijo Grundy al periódico norteamericano. En la arteroesclerosis, se acumula
placa en las arterias, lo cual en última instancia conduce a la formación
de coágulos sanguíneos y otros problemas que provocan infartos cardíacos
y accidentes cerebro-vasculares (ACV).
Dos pruebas que desmienten la teoría
En los últimos 13 meses, sin embargo, esta hipótesis quedó
cuestionada por el fracaso de dos importantes pruebas clínicas.
Primero, Pfizer interrumpió en diciembre 2006 el desarrollo de una droga
experimental para bajar el colesterol — torcetrapib –, cuando descubrió
que, a pesar de bajar el colesterol malo y subir el bueno, el medicamento provocaba
infartos cardíacos y ACV. La prueba fue algo inusual porque fue realizada
antes de que Pfizer solicitara la aprobación de la FDA. El fracaso de Torcetrapib
muestra, según el cardiólogo allen J. Taylor, que bajar el colesterol
no es condición suficiente para que un medicamento sea bueno para los pacientes.
El segundo caso se conoció la semana pasada, cuando Merck y Schering-Plough
anunciaron que Vytorin, que combina Zetia con Zocor, no había logrado reducir
el crecimiento de la placa arterial en una prueba que involucró a 720 pacientes.
En realidad, los pacientes que tomaron Vytorin tenían más crecimiento
de placa (grasa) que los que tomaron solamente Zocor.
Por segunda vez en algo más de un año, un ensayo clínico
descubrió que la reducción de LDL no se traducía en un beneficio
médico mensurable.
Sin datos provenientes de ensayos con Zetia and Vytorin, nadie puede estar seguro
si las drogas ayudan o dañan a los pacientes. Pero Merck y Schering no
comenzaron un ensayo de resultados para sus drogas hasta 2006, casi cuatro años
después de que la FDA aprobara Zetia. Ese ensayo no estará completo
hasta 2011.
Robert M. Califf, jefe de investigaición clínica en la Duke University
y colaborador en el ensayo Zetia en curso, dice que las empresas deberían
haber comenzado antes con esas pruebas. “La prueba de resultados debe comenzar
cuando uno va a salir al mercado”, dice. El martes la American Heart Association
pidió que la prueba de resultados de Zetia sea completada lo antes posible.
Merck pidió a la FDA que apruebe su droga Cordaptive, que eleva el colesterol
bueno (HDSL) y baja el malo (LDL) sin esperar los resultados de una prueba. Merck
ha comenzado la prueba de Cordaptive, pero la información no estará
lista hasta 2013. Ya presentó los papeles (de Cordaptive) y dice que espera
una respuesta de la FDA antes de julio. Médicos, pacientes y la industria
farmacéutica están antiosos por ver si los reguladores siguen dispuestos
a aceptar la teoría que afirma que bajar el colesterol siempre es algo
bueno.
Durante varias décadas, un principio central en cardiología fue
la teoría de que el colesterol malo (LDL) debe bajar para evitar riesgos
cardíacos y cerebrales. Dos pruebas recientes, sin embargo, cuestionan
esa teoría… y la importancia de dos remedios ampliamente usados para
bajar el nivel de colesterol en sangre: Zetia y Vytorin. Otras drogas parecidas,
incluyendo una que Merck espera comenzar a vender este año, también
puede requerir un estudio más exhaustivo, dicen.
“La idea de que simplemente bajando el LDL la gente va a estar mejor es muy
simplista, demasiado simplista, dijo al New York Times Eric J. Topol, cardiólogo
y director del Scripps Translational Science Institute en La Jolla, California.
El LDL, o lipoproteina de baja densidad (low-density lipoprotein), es el llamado
colesterol malo, en contraste con el HDL o lipoproteína de alta densidad
(high-density lipoprotein).
Para pacientes y laboratorios farmacéuticos, lo que está en juego
es enorme. Las drogas más populares para bajar el colesterol malo – como
Lipitor de Pfizer – que son consumidas por millones y millones de personas diariamente,
son la categoría farmacéutica más grande, con ventas anuales
de US$ 40.000 millones.
A pesar de la difusión del uso de estas drogas, las afecciones cardíacas
siguen siendo las que más gente matan en Estados Unidos y otras naciones
industrializadas, y mucha gente sigue teniendo los niveles de colesterol más
altos de lo que los médicos recomiendan.
Por eso los laboratorios siguen invirtiendo millones en nuevas drogas experimentales
que eventualmente podrían usarse en combinación con las que ya existen.
Pero si las dudas que surgen ahora sobre su eficiencia para impedir infartos cardíacos
y cerebrales llevan a que FDA tarde más tiempo en aprobar una droga nueva,
eso significaría un gran inconveniente adicional para las farmacéuticas.
¿Qué cambió? Como la conexión entre alto colesterol
LDL (malo) y enfermedades cardiovasculares era tan ampliamente aceptada, la Food
and Drug Administration no exigía a los laboratorios, como condición
necesaria para aprobar la droga respectiva, que demuestren que su fórmula
reduce el número de ataques cardíacos. Por lo tanto, las farmoquímicas
no tenían que realizar, de antemano, las llamadas pruebas de resultados,
que son estudios costosos que implican el seguimiento de miles de pacientes para
comprobar si los ataques al corazón efectivamente se reducen.
Hasta ahora, la simple demostración que una droga baja el LDL era considerada
suficiente para la aprobación. Sólo entonces el fabricante de la
droga comienza una prueba de resultados. Y hasta que no estén disponibles
los resultados de la prueba, un proceso que puede demandar varios años,
médicos y pacientes deben aceptar los beneficios del medicamento como un
artículo de fe.
Este proceso funcionó bastante bien con varias drogas que atacan el colesterol
malo – incluidas Lipitor y Zocor, que pertenecen a una clase conocida como statinas.
En esos casos, las pruebas post aprobación confirmaron que reducían
ataques al corazón y accidentes cerebro vasculares, lo cual aumentó
la confianza sobre la conexión entre colesterol y cardiopatías.
Los médicos por lo general creen que lo que importa es cuánto baja
el colesterol, no el método que se emplea para bajarlo.
Ése sigue siendo el razonamiento de Scott M. Grundy, profesor de medicina
en el Centro Médico de la universidad Southwestern de Texas, quien presidió
en 2001 un panel que fijó lineamiento nacionales para el tratamiento del
colesterol.
“El descenso del LDL, como quiera que se produzca, demora el desarrollo de
arteroesclerosis coronaria y reduce el riesgo de un ataque cardíaco,”
dijo Grundy al periódico norteamericano. En la arteroesclerosis, se acumula
placa en las arterias, lo cual en última instancia conduce a la formación
de coágulos sanguíneos y otros problemas que provocan infartos cardíacos
y accidentes cerebro-vasculares (ACV).
Dos pruebas que desmienten la teoría
En los últimos 13 meses, sin embargo, esta hipótesis quedó
cuestionada por el fracaso de dos importantes pruebas clínicas.
Primero, Pfizer interrumpió en diciembre 2006 el desarrollo de una droga
experimental para bajar el colesterol — torcetrapib –, cuando descubrió
que, a pesar de bajar el colesterol malo y subir el bueno, el medicamento provocaba
infartos cardíacos y ACV. La prueba fue algo inusual porque fue realizada
antes de que Pfizer solicitara la aprobación de la FDA. El fracaso de Torcetrapib
muestra, según el cardiólogo allen J. Taylor, que bajar el colesterol
no es condición suficiente para que un medicamento sea bueno para los pacientes.
El segundo caso se conoció la semana pasada, cuando Merck y Schering-Plough
anunciaron que Vytorin, que combina Zetia con Zocor, no había logrado reducir
el crecimiento de la placa arterial en una prueba que involucró a 720 pacientes.
En realidad, los pacientes que tomaron Vytorin tenían más crecimiento
de placa (grasa) que los que tomaron solamente Zocor.
Por segunda vez en algo más de un año, un ensayo clínico
descubrió que la reducción de LDL no se traducía en un beneficio
médico mensurable.
Sin datos provenientes de ensayos con Zetia and Vytorin, nadie puede estar seguro
si las drogas ayudan o dañan a los pacientes. Pero Merck y Schering no
comenzaron un ensayo de resultados para sus drogas hasta 2006, casi cuatro años
después de que la FDA aprobara Zetia. Ese ensayo no estará completo
hasta 2011.
Robert M. Califf, jefe de investigaición clínica en la Duke University
y colaborador en el ensayo Zetia en curso, dice que las empresas deberían
haber comenzado antes con esas pruebas. “La prueba de resultados debe comenzar
cuando uno va a salir al mercado”, dice. El martes la American Heart Association
pidió que la prueba de resultados de Zetia sea completada lo antes posible.
Merck pidió a la FDA que apruebe su droga Cordaptive, que eleva el colesterol
bueno (HDSL) y baja el malo (LDL) sin esperar los resultados de una prueba. Merck
ha comenzado la prueba de Cordaptive, pero la información no estará
lista hasta 2013. Ya presentó los papeles (de Cordaptive) y dice que espera
una respuesta de la FDA antes de julio. Médicos, pacientes y la industria
farmacéutica están antiosos por ver si los reguladores siguen dispuestos
a aceptar la teoría que afirma que bajar el colesterol siempre es algo
bueno.