Según Giuliano Amato, los italianos piden cocaína a gritos

“Es difícil frenar el fenómeno, pues mucha gente demanda esa droga. La acción de las fuerzas de seguridad no basta”, sostuvo el ministro de interior, tras el secuestro de dos toneladas en Campania (capital: Nápoles).

3 febrero, 2007

“En Italia el consumo de cocaína es impresionante y crece constantemente. Carecemos de estadísticas definitivas para 2006 –reveló-, pero la justicia calcula en trescientos kilos mensuales los secuestros de clorhidrato”. En general, se trata de mercadería detectada en la red mayorista, como sucede con el auge de “partidas en tránsito” notado en Argentina.

Según informa Amato, “es cocaína muy pura, todavía no dividida ni adulterada para venta minorista. Su auge refleja el consumo en estamentos sociales altos, medios altos y hasta medios”. En Italia y otros países de Europa occidental, la población urbana tiene ingresos suficientes para comprar cocaína o heroína, por eso no prosperan el paco, el bazuco o el opio.

Entre 2001 y 2005, efectivamente, la demanda de cocaína subió 106%, o sea de 350 a 720 toneladas anuales. En la península, el precio promedio por gramo va de € 50 a 100 (cinco veces el sudamericano), mientras 7% de la gente admite usarla o haberla usado en los últimos doce meses. Los secuestros durante 2006 han sido los mayores desde que existen registros e Italia figura tercera en la Unión Europea, luego de España y Gran Bretaña.

El segmento etario más proclive al consumo tiene de quince a 34 años y 15% de esos adictos ha buscado asistencia al servicio nacional contra la adicción. Como en aquellos dos países (y Argentina, presumiblemente), la demanda se concentra en sectores altos y medios altos, estrellas del deporte o el espectáculo y –en Italia- dirigencia política.

“En Italia el consumo de cocaína es impresionante y crece constantemente. Carecemos de estadísticas definitivas para 2006 –reveló-, pero la justicia calcula en trescientos kilos mensuales los secuestros de clorhidrato”. En general, se trata de mercadería detectada en la red mayorista, como sucede con el auge de “partidas en tránsito” notado en Argentina.

Según informa Amato, “es cocaína muy pura, todavía no dividida ni adulterada para venta minorista. Su auge refleja el consumo en estamentos sociales altos, medios altos y hasta medios”. En Italia y otros países de Europa occidental, la población urbana tiene ingresos suficientes para comprar cocaína o heroína, por eso no prosperan el paco, el bazuco o el opio.

Entre 2001 y 2005, efectivamente, la demanda de cocaína subió 106%, o sea de 350 a 720 toneladas anuales. En la península, el precio promedio por gramo va de € 50 a 100 (cinco veces el sudamericano), mientras 7% de la gente admite usarla o haberla usado en los últimos doce meses. Los secuestros durante 2006 han sido los mayores desde que existen registros e Italia figura tercera en la Unión Europea, luego de España y Gran Bretaña.

El segmento etario más proclive al consumo tiene de quince a 34 años y 15% de esos adictos ha buscado asistencia al servicio nacional contra la adicción. Como en aquellos dos países (y Argentina, presumiblemente), la demanda se concentra en sectores altos y medios altos, estrellas del deporte o el espectáculo y –en Italia- dirigencia política.

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