Por:
Lic. Micaela Milanesi,
Gerente comercial y marketing de Lisicki Litvin & Asociados
En mayor o menor medida –sin ahondar demasiado en la especialidad profesional– lo vivimos en carne propia y entendimos que las maneras de trabajar empezaban un proceso profundo, y acaso podrá ser definitivo, de cambio.
El 43º aniversario del Día Nacional de las Relaciones Públicas, que se celebra el 6 de septiembre, nos inspira a analizar los cambios en esta materia tan dinámica, como en los vínculos humanos y tan versátil como el ritmo en la evolución de los instrumentos que van recalculando el camino.
¿En qué cambiaron las relaciones públicas, caracterizadas por el contacto personal, a partir del aislamiento impuesto por la pandemia? ¿De qué herramientas se valieron para seguir construyendo lazos sólidos?
Aunque la crisis que provocó la pandemia fue gigante, en la medida que va ocupando cada vez menos centímetros en los diarios y menos minutos en la televisión surge el espacio para reflexionar y se desprenden enseñanzas que probablemente perduren en el tiempo.
Mariano Bronenberg, licenciado en Relaciones Públicas y asesor en estrategias de comunicación, afirma que “en la historia de la humanidad ninguna pandemia fue igual a otra. Las crisis son únicas. En general, en la comunicación uno se maneja por analogías, es decir, por estrategias que nos dieron resultados ante situaciones similares, o todo lo contrario. Cada gestión de la comunicación requiere un aprendizaje porque cada situación es distinta. Todos aprendimos algo, especialmente los gobiernos”.
La pandemia planteó desafíos para valientes y creativos. Desde el Consejo Profesional de Relaciones Públicas, su vicepresidenta Eugenia Fernicola, explica que “el mayor desafío durante la crisis sanitaria fue la imposibilidad de tener contacto presencial. Tuvimos que pensar ideas y herramientas nuevas y creativas para que la pandemia no fuera un obstáculo”.
Y amplía sobre la “nueva cocina” del trabajo de los especialistas en relaciones públicas: “la herramienta que llegó para quedarse es el teletrabajo, la posibilidad de trabajar a distancia y construir las relaciones a partir de la virtualidad. Esto nos permitió explorar en mayor profundidad la herramienta de hacer eventos virtuales”.
Una de esas herramientas tiene que ver con las Olimpíadas Nacionales de Relaciones Públicas, que se realizan de manera online y dan la posibilidad de que participen universidades de todo el país. En igual sentido, otra novedad que se desprendió de la pandemia dentro del Consejo fue la implementación de los podcast: “presentamos nuestro canal como una manera de seguir acompañando y conectando con nuestra audiencia”, cuenta Fernicola.
Bronenberg, docente universitario y ex vicepresidente de la Confederación Interamericana de Relaciones Públicas (CONFIARP), explica que en términos de comunicación gubernamental “hubo que atender una en 360 grados, es decir, en términos holísticos. Los gobiernos tuvieron que atender todos los frentes y aunque cada crisis solo es igual a sí misma, en la mayoría se desarrollan las mismas agendas. Lo que sí cambió fueron los instrumentos. Cambió la necesidad de plantear un escenario de acelerar los procedimientos, hubo poco espacio para la reflexión, mucha necesidad de dar respuestas permanentemente y pocos expertos en el tema por lo novedoso y único. Lo que sí vino en auxilio esta vez fue la tecnología, como siempre un arma de doble filo. Nunca antes la humanidad había visto el desarrollo de una crisis en tiempo real. No hubo tiempo para preparar estrategias, todo fue el aquí y el ahora. Hubo cámaras, micrófonos y ojos siguiendo cada cosa”.
En definitiva, mientras que la pandemia en su peor momento requirió 100% de atención a nivel de la comunicación gubernamental, simultáneamente explotó el trabajo híbrido y remoto, la comunicación digital y el trabajo en la nube puertas adentro de las oficinas -¡Y casas!- de los RR.PP. Esta fue una de las grandes herramientas que permitió surfear la pandemia y seguramente siga aun cuando las olas más grandes ya no estén.