Que los vinos espumantes se han adueñado de bares, boliches y fiestas no es una novedad. Pero los datos que avalan esta sensación sí lo son: según un informe del Instituto Nacional de Vitivinicultura en Argentina se consumen más de 2,5 millones de litros de espumantes por mes, un verdadero récord.
Según la investigación, en junio de 2013 de comercializaron 2.776.816 litros y en los primeros seis meses experimentó un crecimiento de 10% comparado con el mismo periodo del año anterior.
Básicamente la popularidad creciente de la bebida se debe a dos factores: al abaratamiento en los precios y a la estrategia comercial de despegarse de su estacionalidad. Fernando Tedín Uriburu, presidente de la Bodega Premier Wines, que provee de servicios de fasón en Argentina, explicó que “tal como ocurrió hace un tiempo con el consumo de helados, los fabricantes de vinos espumantes están detrás del objetivo de desestacionalizar su consumo y hacer que los clientes puedan disfrutar de ellos en cualquier época del año. Además, si bien es cierto que existen distintas categorías, las botellas más económicas permiten que un producto de lujo llegue a las manos de un público muy amplio y variado, sin que esto implique un dolor para el bolsillo”.
Una breve mirada al mercado indica que el 75% corresponde a espumantes secos, como el Extra Brut y que “el mayor crecimiento se produce respecto a espumantes como Brut Nature o dulces, que son los más pedidos hoy”, comentó el presidente de Bodegas Premiere Wines. Quizás porque dos de los segmentos de mayor demanda sea el de las mujeres y jóvenes. Al respecto, Pablo de Corral, director de Cumbras Andinas, comentó: “Si bien el boom se produce en diciembre, su consumo se amplió a todas las épocas del año, lo cual se debe a las nuevas tendencias de consumo y a la incorporación de jóvenes y mujeres al mundo vitivinícola, ellos son los principales consumidores en la actualidad. Buscan bebidas alcohólicas frescas y livianas, ideales para compartir con amigos”.