¿Quién, cuándo y cómo acabará con el último periódico?

Así plantea la última edición de “The economist”, resabio del mercantilismo decimonónico hoy adepto al fundamentalismo globalizante y la tecnología. En todo caso, replica el ”Financial times”, no será Internet el presunto asesino.

28 agosto, 2006

A criterio del semanario, los medios gráficos ya están en vías de extinción y su fin es apenas cuestión de tiempo. En realidad, la revista asume ideas de Rupert Murdoch, el magnate australiano de la prensa amarilla que controla la red televisual Fox, vía News Corporation. Años antes, Murdoch calificaba la gráfica como “mina de oro”. Ahora sostiene que la veta se agota.

“No tanto –señala el “Washington post”- como George W.Bush y su entorno ultraconservador, defendido a muerte por los medios del australiano. Otros pendolistas empero le fijan fecha al deceso del papel. Por ejemplo, 2043, como pronostica Philip Meyer en ”The vanishing newspaper”, editado en julio.

Durante el primer trimestre de ese “annus mirabilis”, el último, exhausto diario cesará de imprimirse, decreta el profeta. “No causará preocupación ni pánico, porque casi nadie se dará cuenta”, señala el semanario inglés. Por supuesto, existen muchos síntomas nada favorables a la gráfica. En el decenio 1996-2005, su difusión cedió en la América anglosajona, la Uniòn Europea, Latinoamérica y la Oceanía “blanca”.

Los jóvenes británicos de 15 a 24 años declaran, en un sondeo, que el uso de Internet entre ellos ha reducido 30% la lectura de periódicos. En otro plano, según la Newspaper association norteamericana, entre1990 y 2004 la gente empleada en la actividad se ha reducido 18%. A principios de 2005, un grupo de accionistas obligó al grupo Knight Ridder (dueño de una galaxia de periódicos locales en EE.UU.) a ponerse en venta y cerrar 114 años de historia.

Por ende, la prensa está enferma. Pero ¿quién la liquidará? ¿La televisión? ni pensarlo. El “Economist” no tiene duda (en realidad, nunca las tiene) y apunta a Internet o, más exactamente, la información vía web. Aunque, por ahora, apenas 5% de la población mundial tenga acceso al ciberespacio.

Siempre en Catón, el semanario acusa a “muchos editores de haber pasado por alto durante años los síntomas de la decadencia, centrándose en recortar costos y gastos o en atraer lectores dedicando más espacios al entretenimiento. Creían que eso interesa más que la economía, la política, las cuestiones sociales e internacionales”.

En la perspectiva de la revista, de pronto limitada al mundo anglosajón, un pequeño grupo de periódicos como el “Wall street journal” o el “New York times” podrá sobrevivir un tiempo mejorando la calidad de información y aumentando el precio. También le quedará espacio a cierta prensa local.

Estas tesis parecen ser convalidadas por el “Financial times”, aunque con menor pesimismo. Días atrás, en un comentario titulado “OldTube, NewTube” (juego de palabras basado en el sitio web “YouTube”), el periódico londinense sostenía que ”Internet no acabará con los medios convencionales. Pero éstos deben preservar y mejorar la calidad de sus servicios”.

Cuando incursionen en la Red, “han de tener la sensatez de adaptarse a sus características. No obstante, la web no ha cambiado ni cambiará la economía de Hollywood, donde para filmar algo como ‘Misión imposible’ se precisan US$ 200 millones y no alcanza con juntar clips ni blogs”. Mientras, faltan 36 años y cuatro meses para el fatídico primer trimestre de 2043.

A criterio del semanario, los medios gráficos ya están en vías de extinción y su fin es apenas cuestión de tiempo. En realidad, la revista asume ideas de Rupert Murdoch, el magnate australiano de la prensa amarilla que controla la red televisual Fox, vía News Corporation. Años antes, Murdoch calificaba la gráfica como “mina de oro”. Ahora sostiene que la veta se agota.

“No tanto –señala el “Washington post”- como George W.Bush y su entorno ultraconservador, defendido a muerte por los medios del australiano. Otros pendolistas empero le fijan fecha al deceso del papel. Por ejemplo, 2043, como pronostica Philip Meyer en ”The vanishing newspaper”, editado en julio.

Durante el primer trimestre de ese “annus mirabilis”, el último, exhausto diario cesará de imprimirse, decreta el profeta. “No causará preocupación ni pánico, porque casi nadie se dará cuenta”, señala el semanario inglés. Por supuesto, existen muchos síntomas nada favorables a la gráfica. En el decenio 1996-2005, su difusión cedió en la América anglosajona, la Uniòn Europea, Latinoamérica y la Oceanía “blanca”.

Los jóvenes británicos de 15 a 24 años declaran, en un sondeo, que el uso de Internet entre ellos ha reducido 30% la lectura de periódicos. En otro plano, según la Newspaper association norteamericana, entre1990 y 2004 la gente empleada en la actividad se ha reducido 18%. A principios de 2005, un grupo de accionistas obligó al grupo Knight Ridder (dueño de una galaxia de periódicos locales en EE.UU.) a ponerse en venta y cerrar 114 años de historia.

Por ende, la prensa está enferma. Pero ¿quién la liquidará? ¿La televisión? ni pensarlo. El “Economist” no tiene duda (en realidad, nunca las tiene) y apunta a Internet o, más exactamente, la información vía web. Aunque, por ahora, apenas 5% de la población mundial tenga acceso al ciberespacio.

Siempre en Catón, el semanario acusa a “muchos editores de haber pasado por alto durante años los síntomas de la decadencia, centrándose en recortar costos y gastos o en atraer lectores dedicando más espacios al entretenimiento. Creían que eso interesa más que la economía, la política, las cuestiones sociales e internacionales”.

En la perspectiva de la revista, de pronto limitada al mundo anglosajón, un pequeño grupo de periódicos como el “Wall street journal” o el “New York times” podrá sobrevivir un tiempo mejorando la calidad de información y aumentando el precio. También le quedará espacio a cierta prensa local.

Estas tesis parecen ser convalidadas por el “Financial times”, aunque con menor pesimismo. Días atrás, en un comentario titulado “OldTube, NewTube” (juego de palabras basado en el sitio web “YouTube”), el periódico londinense sostenía que ”Internet no acabará con los medios convencionales. Pero éstos deben preservar y mejorar la calidad de sus servicios”.

Cuando incursionen en la Red, “han de tener la sensatez de adaptarse a sus características. No obstante, la web no ha cambiado ni cambiará la economía de Hollywood, donde para filmar algo como ‘Misión imposible’ se precisan US$ 200 millones y no alcanza con juntar clips ni blogs”. Mientras, faltan 36 años y cuatro meses para el fatídico primer trimestre de 2043.

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