Protocolos de los sabios de Sion, en versión de Harvard y Chicago

“Un grupo judío opera desde 1967 para desviar la política exterior norteamericana en favor de intereses israelíes”. Así sostienen John Mearshimer y Stephen Wal, profesores en Harvard y Chicago. Parece una nueva versión de los “Protocolos”.

27 marzo, 2006

Dejando de lado que Mearshimer sea judío, el extenso trabajo de ambos –salió en la “London Review of Books”- ya ha sido rebautizado como “Protocolos de Harvard y Chicago”. Básicamente, los autores afirman que, en la actual fase, una conspiración iniciada hace casi cuarenta años fomenta la invasión a Irán. Surge aquí una diferencia entre el engendro pergeñado hace más de un siglo por la Ojrana (policía secreta del tsar Nicolás II) y el de ambos profesores. Aquél servía a los negocios de Basil Zajárov, amo del tráfico de armas; en tanto, éste trasunta una curiosa forma de antijudaísmo.

Al respecto, el diario liberal israelí “ha-Árets” (“la tierra”) no trepìda en relacionar ambos panfletos, subrayando que Mearshimer y Walt son expertos en estrategia internacional. El artículo en circulación ofrece nombres de personas y organizaciones, aclarando que “no todas ellas son judías”. En 1934-40, Alfred Rosenberg sostenía cosas similares, matizadas con delirios pseudotibetanos.

Entre los conspiradores aparecen Paul Wolfowitz (hoy presidente del Banco Mundial), Donald Rumsfeld (secretario de Defensa), Douglas Feith –ex subsecretario en esa cartera-, el “Wall Street Journal”, la institución Brookings (que los autores ubican en la izquierda liberal), los editorialistas del “New York Times”, el “Washington Post”, etcétera. El texto completo del trabajo, intitulado “El lobby israelí y la política exterior norteamericana”, está en la página web de la John F.Kennedy school of government y ostenta el logo de la universidad de Harvard.

Desde hace generaciones, las extremas derecha e izquierda son proclives a concebir y publicar este tipo de denuncias. Kark Marx las atribuía a una “concepción conspirativa de la historia”. Su abundante bibliografía abarca brulotes como los libros de Henry Ford y Roger Peyrefitte contra los judíos, las diatribas contra los hispanos de Samuel Huntington o el “Código da Vinci”.

Ahora bien ¿qué eran los protocolos originales? Un “documento secreto” que exponía imaginarias reuniones de judíos poderosos, en algunas ciudades europeas, durante los últimos años del siglo XIX. Lo hizo publicar la Ojrana en Petersburgo la Santa (1903), tomó vuelo durante la revuelta de 1905 y fue una forma de alejar la atención de la derrota rusa ante Japón. Traducido a varios idiomas, el opúsculo hablaba de una conjura para gobernar o controlar el mundo. Tuvo inesperada difusión en Occidente, hasta que el “Times” demostró en 1921 que era un fraude repleto de anacronismos.

Dejando de lado que Mearshimer sea judío, el extenso trabajo de ambos –salió en la “London Review of Books”- ya ha sido rebautizado como “Protocolos de Harvard y Chicago”. Básicamente, los autores afirman que, en la actual fase, una conspiración iniciada hace casi cuarenta años fomenta la invasión a Irán. Surge aquí una diferencia entre el engendro pergeñado hace más de un siglo por la Ojrana (policía secreta del tsar Nicolás II) y el de ambos profesores. Aquél servía a los negocios de Basil Zajárov, amo del tráfico de armas; en tanto, éste trasunta una curiosa forma de antijudaísmo.

Al respecto, el diario liberal israelí “ha-Árets” (“la tierra”) no trepìda en relacionar ambos panfletos, subrayando que Mearshimer y Walt son expertos en estrategia internacional. El artículo en circulación ofrece nombres de personas y organizaciones, aclarando que “no todas ellas son judías”. En 1934-40, Alfred Rosenberg sostenía cosas similares, matizadas con delirios pseudotibetanos.

Entre los conspiradores aparecen Paul Wolfowitz (hoy presidente del Banco Mundial), Donald Rumsfeld (secretario de Defensa), Douglas Feith –ex subsecretario en esa cartera-, el “Wall Street Journal”, la institución Brookings (que los autores ubican en la izquierda liberal), los editorialistas del “New York Times”, el “Washington Post”, etcétera. El texto completo del trabajo, intitulado “El lobby israelí y la política exterior norteamericana”, está en la página web de la John F.Kennedy school of government y ostenta el logo de la universidad de Harvard.

Desde hace generaciones, las extremas derecha e izquierda son proclives a concebir y publicar este tipo de denuncias. Kark Marx las atribuía a una “concepción conspirativa de la historia”. Su abundante bibliografía abarca brulotes como los libros de Henry Ford y Roger Peyrefitte contra los judíos, las diatribas contra los hispanos de Samuel Huntington o el “Código da Vinci”.

Ahora bien ¿qué eran los protocolos originales? Un “documento secreto” que exponía imaginarias reuniones de judíos poderosos, en algunas ciudades europeas, durante los últimos años del siglo XIX. Lo hizo publicar la Ojrana en Petersburgo la Santa (1903), tomó vuelo durante la revuelta de 1905 y fue una forma de alejar la atención de la derrota rusa ante Japón. Traducido a varios idiomas, el opúsculo hablaba de una conjura para gobernar o controlar el mundo. Tuvo inesperada difusión en Occidente, hasta que el “Times” demostró en 1921 que era un fraude repleto de anacronismos.

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