jueves, 26 de diciembre de 2024

Paridad total hombre-mujer: ¿recién en el siglo XXIII?

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Según una entidad independiente británica, las mujeres alcanzarán paridad absoluta en el Parlamento recién en dos siglos. Y se trata de uno de los países del mundo mejor situados en la materia.

El síntoma llama la atención porque Westminster tiene una de las cuotas femeninas más altas en esa actividad: 19,7%. En tanto, el poder ejecutivo mejora ese nivel a 27,3%, sin contar con un precedente tan relevante como el liderazgo de Margaret Thatcher en los años 80.

Pero hay un punto oscuro, bastante común a Occidente: en economía y finanzas, las mujeres ocupan apenas 7,5% de cargos directivos. Por otra parte, en algunos sectores –hidrocarburos, siderurgia, automotores, tecnología informática-, casi no hay damas y sólo una, Carleton Fiorina, llegó a manejar un gigante como Hewlett-Packard (pero duró poco).

En el otro extremo, el panorama italiano es muy negativo. La presencia femenina va de 9,8% (parlamento) a 8,3% (gobierno) y un magro 2,6% en directorios empresarios. España no se ve mejor, aunque haya una mujer dirigiendo Banesto, del grupo Banco Santander Central Hispano (BSCH). Pero se trata de Ana Patricia Botín, miembro de la familia que controla el holding.

Siguiendo con el sector privado, la participación de mujeres en directorios refleja el avance femenino en el resto de actividades. Por ende, Noruega marcha cómoda al frente (26,2%). La siguen Suecia (20%), Estados Unidos (12,7%), Canadá (11%), Dinamarca, Australia (9,3% cada una), Alemania (8%), Gran Bretaña (7,5%), Francia (6,4%), Holanda (6%). Austria, Bélgica (5,5% cada una), España (3,9%), Italia (2,6%) y Japòn (0,6%).

Hasta cierto punto, eso contrasta con la presencia de mujeres en los máximos cargos de gobierno. Es un fenómeno, inicialmente típico de Europa occidental y el subcontinente indio, que ha llegado a Latinoamérica y África.

Sea como fuere, la comisión británica por igualdad de oportunidades estima que, al actual ritmo del progreso femenino, recién a principios del siglo XXIII habrá paridad total en el mundo. Es probable que algunas áreas la alcancen un siglo antes; por ejemplo, Europa occidental, América del norte (EE.UU., Canadá) y Asia meridional.

Por el contrario, gran parte del mundo musulmán tardará bastante más de dos siglos, si no se producen cambios inesperados. Sólo hay dos sectores mucho más promisorio que el resto: administración pública (en 20 años logrará paridad) y justicia (40 años). Una proyección calcula 50 años para los directorios del sector privado cotizante en bolsa, pero con una salvedad: las mujeres dedicadas a finanzas y especulación muestran grados de ludopatía similares a los masculinos.

El síntoma llama la atención porque Westminster tiene una de las cuotas femeninas más altas en esa actividad: 19,7%. En tanto, el poder ejecutivo mejora ese nivel a 27,3%, sin contar con un precedente tan relevante como el liderazgo de Margaret Thatcher en los años 80.

Pero hay un punto oscuro, bastante común a Occidente: en economía y finanzas, las mujeres ocupan apenas 7,5% de cargos directivos. Por otra parte, en algunos sectores –hidrocarburos, siderurgia, automotores, tecnología informática-, casi no hay damas y sólo una, Carleton Fiorina, llegó a manejar un gigante como Hewlett-Packard (pero duró poco).

En el otro extremo, el panorama italiano es muy negativo. La presencia femenina va de 9,8% (parlamento) a 8,3% (gobierno) y un magro 2,6% en directorios empresarios. España no se ve mejor, aunque haya una mujer dirigiendo Banesto, del grupo Banco Santander Central Hispano (BSCH). Pero se trata de Ana Patricia Botín, miembro de la familia que controla el holding.

Siguiendo con el sector privado, la participación de mujeres en directorios refleja el avance femenino en el resto de actividades. Por ende, Noruega marcha cómoda al frente (26,2%). La siguen Suecia (20%), Estados Unidos (12,7%), Canadá (11%), Dinamarca, Australia (9,3% cada una), Alemania (8%), Gran Bretaña (7,5%), Francia (6,4%), Holanda (6%). Austria, Bélgica (5,5% cada una), España (3,9%), Italia (2,6%) y Japòn (0,6%).

Hasta cierto punto, eso contrasta con la presencia de mujeres en los máximos cargos de gobierno. Es un fenómeno, inicialmente típico de Europa occidental y el subcontinente indio, que ha llegado a Latinoamérica y África.

Sea como fuere, la comisión británica por igualdad de oportunidades estima que, al actual ritmo del progreso femenino, recién a principios del siglo XXIII habrá paridad total en el mundo. Es probable que algunas áreas la alcancen un siglo antes; por ejemplo, Europa occidental, América del norte (EE.UU., Canadá) y Asia meridional.

Por el contrario, gran parte del mundo musulmán tardará bastante más de dos siglos, si no se producen cambios inesperados. Sólo hay dos sectores mucho más promisorio que el resto: administración pública (en 20 años logrará paridad) y justicia (40 años). Una proyección calcula 50 años para los directorios del sector privado cotizante en bolsa, pero con una salvedad: las mujeres dedicadas a finanzas y especulación muestran grados de ludopatía similares a los masculinos.

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