Como la soledad por lo general acompaña a la depresión y algunos otros problemas psicológicos y fisiológicos, es un tema de interés para la investigación que la ha caracterizado como un síntoma de algo peor. Pero un nuevo estudio liderado por el experto en este tema John Cacioppo, llega a la conclusión de que la soledad no es síntoma sino enfermedad en sí misma. Cacioppo es pionero en neurociencia social que hace años viene explicando lo que significa ser una persona solitaria. Su investigación demuestra que la soledad existe independientemente de la cantidad de contactos sociales tenga una persona. Alguien con 3.000 contactos en Facebook puede sentirse tan solo, o más, que una persona que evita las redes sociales. Es posible estar solo en una multitud, virtual o física porque la soledad es un intenso sentimiento de aislamiento social que persiste a pesar del número de personas en la vida de una persona.
El trabajo de Cacioppo demostró también que la soledad puede tener un componente hereditario que funciona paralelamente a otros factores sociales. “La soledad puede ser hereditaria en 5’0% pero eso no significa que esté determinada por los genes. El otro 50% está determinado por factores situacionales. Lo que parece ser hereditario es la intensidad del dolor que se siente cuando alguien se siente aislado socialmente”.