Novartis apela a plantas autóctonas de China

Shen Jinghui, botánico del instituto médico de Shanghai, se especializa en plantas aptas para tratas desde dolores comunes hasta tumores. Sus trabajos han llamado la atención del gigante suizo, que ha invertido en algunos proyectos.

24 noviembre, 2006

Por de pronto, Novartis ya colocado varios millones, vía un acuerdo, en el propio instituto y ha firmado otro convenio, esta vez con una institución botánica de Künming, en el sur selvático del país. Ambas entidades y varias más trabajan con plantas y hierbas tradicionales (tarea común en Sudamérica, pero ignorada por las farmoquímicas).

Hace pocas semanas, la compañía suiza fue más lejos y anunció una inversión de US$ 100 millones para instalar un centro propio, cerca de Shanghai. Ante los crecientes costos de desarrollar medicamentos y a una cartera ya muy escasa de candidatos promisorios, la compañía espera que la medicina china depare una nueva generación de remedios aptos para luchar contra males tan complejos como el Alzheimer.

Si bien Novartis no es la única multinacional en pos de “secretos chinos”, ninguna ha llegado a tanto. Eso opina Boston Consulting Group, notando que también la francesa Servier anda en esos emprendimientos. La nueva tendencia admite que la farmacología oriental es muy diferente a la occidental. De hecho, se aproxima a antiguas prácticas en los vastos territorios indios que van del Orinoco al Paraná-Paraguay.

Durante siglos, los médicos chinos han venido experimentando con mezclas de remedios naturales, guiándose por la observación directa, hasta definir cuáles eran más efectivas para determinadas terapias. A partir de ese método, actúan presuponiendo que esos recursos funcionan, aunque no sepan exactamente cómo. “Nuestros galenos saben que su medicina cura, pero no por cuáles procesos químicos”, explica Shen Jingkiang, otro experto de Shanghai.

Como es obvio, Novartis y otros laboratorios occidentales buscan aislar los componentes activos analizando las plantas. “Existen tantos remedios naturales que no se sabe por dónde empezar. China –señala Paul Herrling directos de investigaciones en la empresa suiza- tiene miles de años de experiencia en medicina tradicional ¿por qué no aprovecharlos?”.

En realidad, la firma no es nueva en la materia. Su compuesto contra la malaria, Coartem, mezcla el derivado de una hierba con un tratamiento convencional. Los hélvetas no quieren decir cuánto ganan, pero el medicamento se vende a países en desarrollo a un dólar por dosis. En cuanto al convenio con el instituto de Shanghai, le ha dado acceso a casi mil productos naturales. A cambio, la empresa paga regalías en caso de producir fármacos aptos para la venta. Hasta el momento, nueve compuestos pueden actuar contra males específicos y dos han sido seleccionados para estudios más profundos. Nadie menciona la posibilidad de patentes pero, por otra parte, la inversión de Novartis es chica, comparada con las habituales en investigación y desarrollo.

Por de pronto, Novartis ya colocado varios millones, vía un acuerdo, en el propio instituto y ha firmado otro convenio, esta vez con una institución botánica de Künming, en el sur selvático del país. Ambas entidades y varias más trabajan con plantas y hierbas tradicionales (tarea común en Sudamérica, pero ignorada por las farmoquímicas).

Hace pocas semanas, la compañía suiza fue más lejos y anunció una inversión de US$ 100 millones para instalar un centro propio, cerca de Shanghai. Ante los crecientes costos de desarrollar medicamentos y a una cartera ya muy escasa de candidatos promisorios, la compañía espera que la medicina china depare una nueva generación de remedios aptos para luchar contra males tan complejos como el Alzheimer.

Si bien Novartis no es la única multinacional en pos de “secretos chinos”, ninguna ha llegado a tanto. Eso opina Boston Consulting Group, notando que también la francesa Servier anda en esos emprendimientos. La nueva tendencia admite que la farmacología oriental es muy diferente a la occidental. De hecho, se aproxima a antiguas prácticas en los vastos territorios indios que van del Orinoco al Paraná-Paraguay.

Durante siglos, los médicos chinos han venido experimentando con mezclas de remedios naturales, guiándose por la observación directa, hasta definir cuáles eran más efectivas para determinadas terapias. A partir de ese método, actúan presuponiendo que esos recursos funcionan, aunque no sepan exactamente cómo. “Nuestros galenos saben que su medicina cura, pero no por cuáles procesos químicos”, explica Shen Jingkiang, otro experto de Shanghai.

Como es obvio, Novartis y otros laboratorios occidentales buscan aislar los componentes activos analizando las plantas. “Existen tantos remedios naturales que no se sabe por dónde empezar. China –señala Paul Herrling directos de investigaciones en la empresa suiza- tiene miles de años de experiencia en medicina tradicional ¿por qué no aprovecharlos?”.

En realidad, la firma no es nueva en la materia. Su compuesto contra la malaria, Coartem, mezcla el derivado de una hierba con un tratamiento convencional. Los hélvetas no quieren decir cuánto ganan, pero el medicamento se vende a países en desarrollo a un dólar por dosis. En cuanto al convenio con el instituto de Shanghai, le ha dado acceso a casi mil productos naturales. A cambio, la empresa paga regalías en caso de producir fármacos aptos para la venta. Hasta el momento, nueve compuestos pueden actuar contra males específicos y dos han sido seleccionados para estudios más profundos. Nadie menciona la posibilidad de patentes pero, por otra parte, la inversión de Novartis es chica, comparada con las habituales en investigación y desarrollo.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades