Hildebrand Gurlitt era un hombre con un cuarto de sangre judía y fervoroso amante del arte moderno. Llegó a tener una colección de 1.400 obras de ese arte que los nazis de la época llamaban “arte degenerado”. Pero ese hobby se le volvió ventaja, porque se convirtió en “marchand” del régimen nazi. Gurlitt compraba a precio vil obras robadas de las casas de los judíos perseguidos por el régimen y así llegó a reunir 1.406 obras. Esa colección fue confiscada en 2012 del departamento de su hijo Cornelius Gurlitt.
Ahora se ha nombrado una comisión con el encargo especial de encontrar a sus legítimos dueños. En total hasta la fecha han encontrado cinco familias. El resto es lo que se mostrará en Bonn y Berna. Es una colección sumamente controversial puesto que, evidentemente, se trata de obras de origen dudoso, probablemente robadas. Pero los organizadores del museo dicen que las mostrarán en un contexto explicativo explicando cómo fueron obtenidas. Una segunda comisión seguirá con la tarea de determinar dónde a quién pertenecen.
Rembrandt remasterizado
“De las 700 obras que pintó Rembrandt hoy existen 3.000. ¿Qué pasó en el medio?” bromeó Wilheim von Bode curador y historiador de arte, Usan algoritmos para hacer imitaciones aun más fieles
El gran maestro hizo muchos autorretratos, tal vez como una forma de evitar pagarle a los modelos. Un equipo formado por expertos en Rembrandt, cientistas de datos e ingenieros alimentó una computadora con 346 obras del famoso pintor. La computadora aplicó “algoritmos de aprendizaje profundo” para extraer conocimiento, patrones geométricos que caracterizaban sus pinturas. El cuadro se llama “El próximo Rembrandt” y muestra a un hombre vestido a la moda del siglo 17 pero está hecho con datos. Esos datos fueron sintetizados para crear un nuevo retrato único que luego fue puesto sobre tela por una impresora 3D, que aplicó capas múltiples de tinta para imitar la textura y la profundidad de la pinceladas de Rembrandt..